Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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“Ninguna especie de árbol puede sobrevivir sin daño cuando el viento supera los 100 km/h”

Lo asegura un informe de la UNS-Conicet que estudió el impacto de las tormentas en Bahía Blanca entre los años 2010 y 2015. Tener un relevamiento detallado del arbolado urbano es clave para reducir los riesgos.

Fotos: La Nueva.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Los más de 800 árboles caídos o dañados durante el temporal de miércoles y jueves pasados se equiparan a la suma total de ejemplares afectados por tormentas entre los años 2010 y 2015 en Bahía Blanca. La cifra revela la magnitud del reciente fenómeno climático que azotó a la ciudad.

   La comparación puede hacerse a partir de un estudio realizado por docentes del Departamento de Geografía y Turismo de la UNS e investigadores del CONICET para el período mencionado (2010-2015), durante el cual registraron 71 tormentas con vientos y precipitaciones considerados suficientemente fuertes como para derribar árboles.

   “A partir de los 50 km/h, los vientos ya afectan a los árboles, que son los primeros dañados en el espacio urbano. Si superan los 60 km/h las ramas comienzan a desprenderse. Por encima de los 82 km/h se comienzan a registrar caídas”, asegura el informe.

   Pero hay un dato más delicado todavía: “Ninguna especie de árbol puede sobrevivir sin ningún tipo de daño cuando la velocidad media del viento, durante un periodo de 10 minutos, supera los 100 km/h”.

    "Esto ocurre porque el árbol actúa como amortiguador de la acción de los vientos y es además un elemento frágil que sirve como indicador de su intensidad”, indican.

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   De todas maneras, es interesante señalar que entre 2010 y 2015 el servicio de emergencias 911 recibió 3.269 llamadas por caídas de árboles, de las cuales sólo el 25% de las mismas (817 ejemplares) ocurrió durante estos eventos climáticos.

La resistencia

   El informe indica que nuestra ciudad posee un clima templado de transición, influenciado por distintas masas de aire. Sobre estas condiciones se destacan las tormentas de fuertes vientos y lluvias que afectan al arbolado.

   Si bien reconocen que el arbolado urbano cumple una función estética y genera beneficios ambientales, sociales y económicos, también presenta inconvenientes “si su gestión y mantenimiento no son los adecuados”.

   “Antes de plantar un árbol se debe seleccionar la especie considerando el espacio en el cual se la va a colocar y sus características. Tres problemáticas pueden afectarlo: las cuestiones físicas, las enfermedades o pestes y las interferencias en su desarrollo. Es por eso que se lo puede analizar desde la teoría social del riesgo, de la peligrosidad o amenaza de caída o de rotura, por ejemplo, ante fuertes vientos y tormentas que son los que les generan el mayor daño, desde rotura de tallos, ramas, raíces y caída", se explica en el texto.

   Y agrega: “Cuando los árboles están enfermos, tienen copas muy desarrolladas o su diámetro es muy grande son más vulnerables y su resistencia es menor. La resistencia al viento es la capacidad que tiene de no caer y mantener el equilibrio entre la fuerza gravitacional y su copa. Al aumentar la velocidad del viento, el tallo, las ramas y las hojas son desviados, de modo que el árbol se convierte en más aerodinámico. Como resultado, el área proyectada del dosel disminuye al igual que el coeficiente de resistencia. Además, el balanceo del tronco disipa toda la energía”.

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Las pérdidas

    De acuerdo con los datos recogidos en su informe por los investigadores, en Bahía Blanca se registraron 71 tormentas durante el período 2010-2015, caracterizadas por precipitaciones abundantes en un lapso corto y vientos que superaron los 60 km/h.

   En 2010 se contabilizaron 918 llamadas al 911 por caída de árboles, de las cuales 233 se correspondieron con los días de tormenta. Una de las tormentas más severas de ese año provocó la caída de alrededor de 50 árboles.

   En 2011 se produjeron 12 tormentas. De 346 llamadas al 911 por caída de árboles, 37 (10,69%) se vincularon con esos días.

   En 2012 se registraron 7 tormentas y 140 llamadas al 911 por caída de árboles, 35 (25%) coincidiendo con esos días.

   En 2013 hubo 14 episodios de tormenta. Los árboles caídos en esas jornadas fueron 85 (22%) sobre 381 llamadas al 911.

   El 2014 tuvo 18 días de tormenta. De 868 llamadas al 911 por caída de árboles, 251 (29%) se asocian con las tormentas.

   En marzo de ese año ocurrió un luctuoso episodio que modificó la conducta de la Municipalidad en el tratamiento del arbolado. Fue cuando se produjo el fallecimiento de Daiana Herlein, de 15 años, como consecuencia de la caída de un árbol en deficientes condiciones sanitarias en el parque de Mayo. Ese acontecimiento fue un punto de inflexión: la comuna comenzó a realizar relevamientos y mejoras sanitarias en los espacios verdes y los ciudadanos tomaron mayor conciencia de la situación.

   Finalmente, en 2015 hubo 13 episodios de tormentas, con 616 llamadas al 911 por caídas de árboles, dentro de las cuales 198 (32%) se produjeron en días de tormenta.

   En el período 2010-2015 se contabilizaron entonces 839 ejemplares caídos en 71 jornadas de tormenta con vientos superiores a los 60 km/h y más de 30 mm de lluvia, sobre un total de 3.269 llamados recibidos en el 911 por caídas. La distribución geográfica de los ejemplares afectados fue muy variada, aunque muchas veces se concentró en el centro y macrocentro, donde existen los ejemplares más añosos o ubicados en veredas que les han impedido desarrollar buenas raíces.

Datos, el gran componente

   No existe en nuestra ciudad una base de datos certeros sobre las características de los árboles caídos. Por eso los profesionales del CONICET señalan la importancia de disponer de relevamientos e informes sobre el arbolado, “única manera de poder mejorar las precauciones para evitar situaciones de riesgo”.

   “Los inventarios, registros fitosanitarios y estadísticas climáticas son fundamentales para la gestión del arbolado. Conocer las probabilidades de caída de árboles y roturas de ramas es un hecho a considerar por los organismos de gestión para poder tomar medidas adecuadas ante estos eventos naturales. Es importante además, para que el grado de incertidumbre disminuya, que el árbol siga cumpliendo su función de equilibrio entre el medio natural y social y que no se convierta en un elemento de riesgo”.

   La comuna en conjunto con la UNS llevan adelante por estos días un censo de arbolado, aunque todavía no se tienen valores finales. Fuentes confiables indicaron, por caso, en el centro y macrocentro hay al menos 35 mil ejemplares. La cantidad total en la ciudad, de acuerdo a especialistas consultados, podría ubicarse en los 100 mil.

Nota: Los datos consignados en esta nota fueron tomados del informe “El efecto de las tormentas en el arbolado urbano de Bahía Blanca”, realizado por Graciela Benedetti, María Ortuño, Katherine Baudis, Valeria Duval y Alicia Campo, docentes del Departamento de Geografía y Turismo de la Universidad Nacional del Sur (UNS) e investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). El mismo fue presentado en octubre de 2017 en el VI CONGRESO NACIONAL DE GEOGRAFÍA DEUNIVERSIDADES PÚBLICAS REPÚBLICA ARGENTINA realizado en la ciudad de Resistencia, Chaco.