Freddy Tadeo y Los Iracundos, buena música cerrando 1968

Mario Minervino

mminervino@lanueva.com

Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.

   Hace 54 años, en diciembre de 1968, se presentaron, en el estadio del club Estudiantes de nuestra ciudad, el conjunto Los Iracundos y el exitoso cantante Freddy Tadeo.

   Con la entrada a precios populares y la posibilidad de reservar mesa, esta propuesta artística era una de las varias que se ofrecían en distintos escenarios locales para despedir el año.

   Los Iracundos cumplían diez años de su formación en Paysandú, Uruguay, de la mano de seis adolescentes de entre 13 y 17 años, inicialmente con el nombre de Los Blue Kings, según la moda de la época, para luego pasar a ser Los Iracundos.

   Eduardo Franco era el vocalista, y lo acompañaban: su hermano Leonardo, Juan Carlos Velázquez, Juan Bosco Zabalo, Hugo Burgueño y Jesús María Febrero. La carrera del grupo comenzó haciendo covers y temas románticos como Calla, Y la Ciudad Duerme, Todo terminó, El triunfador y Es la lluvia que cae. Aquel 1968 que actuaron en nuestra ciudad habían grabado la canción Puerto Montt, que se convertiría en su tema emblema y cuyo nombre lo tomaron de un folleto que estaba en el hotel donde paraban, sin haber conocido esa ciudad del sur de Chile.

    Freddy Tadeo, por su parte, había comenzado su carrera dentro de la denominada nueva ola y su nombre verdadero era Raúl Ortega, hermano, claro, del popularísimo Palito. Uno de sus éxitos fue La Banda Dominguera. Ese año 1968 se había casado con la actriz Cristina Lemercier, que se haría famosa al interpretar el personaje de Jacinta Pichimahuida.

   Aquel mismo mes, Olimpo contrató a Nito Mores y Claudia, presentados como “la pareja de la juventud”. Port otra parte, decenas de grupos locales amenizaban los bailes barriales y en Rondeau 224 abría Somers, “una discoteca para exigentes”.

   Los últimos años de los 60, una década que marcó a fuego la historia del siglo XX.