Bahía Blanca | Martes, 07 de mayo

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Esos locos bajitos que vieron como Lautaro pasó del álbum al balcón

Miles de nenas y nenas observaron con fascinación a su ídolo en casa. "Disfruten, somos campeones del mundo", les pidió el Toro.

Fotos: Tomas Bernabé y Archivo La Nueva.

   Desde la esquina de Alsina y Dorrego un pibe a caballito de alguien grita con toda la fuerza de su voz y junta las manos en forma de corazón: ¡Lautaaaaro!

   "Toro te amamos" dice un cartel de fondo azul y letras negras, sostenido por una nena más al centro de calle Alsina.

   "Bienvenido a casa", levanta bien alto otro nene abajo del balcón donde Lautaro Martínez saluda, mira, agradece y disfruta del reconocimiento de su pueblo bahiense, así como lo hizo en Capital pero esta vez a unas cuadras de su amado Liniers.

   Familias enteras volvieron a llenar las primeras cuadras de Alem, con las mismas vibras que se acercaron a celebrar cada triunfo de la Selección en Qatar.

   Pero algo es distinto esta vez, en el primer golpe de vista sobresale: la gran cantidad de chicos y chicas que copan la escena. Todos comparten algo, miran hacia arriba con ojos de fascinación, con un brillo con chispas de admiración y de sueños en camino. De ilusión.

   Lo miran a él, al pibe que salió de Liniers, que se llenó de goles en Racing y en el Inter y festejó con Messi hasta llegar a tocar el cielo con las manos juntos.

   En pleno festejo, mientras Lautaro le y nos pide que nos levantemos todos los días y disfrutemos porque somos campeones del mundo, un pibe muestra algo en lo alto. No es una bandera, ni una camiseta, tampoco una pancarta. Es el álbum de figuritas del Mundial.

   Ese mismo álbum que intentó llenar comprando sobre tras sobre y cambiando figuritas a pocos metros de ahí, en la placita que ahora escucha como los gritos vuelven a hacerla vibrar. 

   ¿Lo habrá completado?, ¿Le habrá costado conseguir a Messi? ¿Y a Lautaro?

   No importa. O sí. Pero ahora esa figurita se bajó del álbum, lo tiene delante de sus ojos y le pide que sueñen, que trabajen por sus sueños, que cierren bien el año y disfruten. Todo desde arriba del balcón, donde dejó una imagen que ya es parte de la historia de la ciudad. 

   Esos locos bajitos vieron como Lautaro salió del álbum que llenaron a unos pocos metros, pasó por el tele, levantó la copa del mundo y se subió al balcón para pasar a la historia. 

   Mañana, pasado y dentro de muchos años ellos y ellas contarán lo que vivieron ayer con los mismos ojos llenos de ilusión y felicidad, como prueba de que los sueños se cumplen: si hasta vieron de cerca al pibe de la figurita.

   Disfrutemos, como esos nenes y nenas y como pidió Lautaro, porque somos campeones del mundo.