Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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La apuesta del presidente para ganar las elecciones

La columna dominical de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   El Gobierno le apunta todas las baterías de su parafernalia de campaña a la reactivación económica que ha comenzado a notarse en general, con algunos puntos destacados en particular, como la reapertura de pymes que cerraron por las políticas del macrismo, para ganar las elecciones de medio término del 14 de noviembre.

   En el haber de esas cuentas que se hacen en los principales despachos de la Casa Rosada figuran también los indicadores sobre la actividad industrial, la producción de cemento y en general una actividad comercial que ha recuperado parte de los porcentajes que perdió hace un año, cuando arrancabas lo peor de la pandemia en medio de una cuarentena que hizo estragos.

   Ése es el cuadro general, aunque hay otros elementos que se toman en cuenta entre los funcionarios que trabajan diariamente al lado del presidente Alberto Fernández. Y que hacen hincapié en un dato, si se quiere un fuerte argumento de campaña que se potenciará en la semana que queda hasta las PASO del próximo domingo, aunque la mirada final está puesta en las parlamentarias de noviembre.

   Esto es, que efectivamente hay una recuperación de la economía, y que en el paso de la ciudadanía por las urnas se juegan dos modelos de país. El Presidente lo dijo por primera vez sin dobles lecturas en el acto del pasado martes en Tecnópolis. Obvio que el Gobierno quiere machacar con esa premisa: la vuelta al pasado macrista que, según el peronismo, dejó al país en la encrucijada en la que se encuentra, o el avance de la economía y de una gestión que llevaría a lograr “el país que queremos” del que hablan los spot oficiales.

   “Ellos (la oposición) dicen que el 14 de noviembre se juegan dos modelos de país, y por primera vez debo decir que coincido con ellos, que tienen razón”, ironizó Fernández en uno de sus diálogos con su equipo de campaña y los responsables de la comunicación oficial.

   Una primera conclusión envuelve por igual a todos esos aprontes, a los pronósticos que abundan en reuniones de funcionarios con responsabilidades de campaña, como en los focus group que han recrudecido en la última semana: hay que salir a mostrar que la economía se viene recuperando para compensar la mala prensa que genera el Presidente con sus apariciones públicas en varios temas de sensibilidad social. En especial aquellos como la desubicada defensa que hizo de la maestra que maltrato a un alumno en La Matanza, cuando uno de los ejes de la campaña que había impulsado la propia Cristina Fernández era la de salir a la caza del voto joven.

   Nadie ignora en el Gobierno, con papeles en la mano, que la imagen del Presidente se ha derrumbado como consecuencia de los últimos tropiezos, y que hay que salir a recuperar terreno cuando las PASO están a la vuelta de la esquina y la idea de ganar con claridad en noviembre para alcanzar el tan ansiado quórum propio en la cámara de Diputados se desdibuja ahora en medio de un horizonte lejano.

   “Hoy lo mejor que tenemos es salir a hablar de la recuperación económica, de las cientos de pymes que se fundieron con Macri y hoy están al 90 % de su producción”, se entusiasma uno de los funcionarios que secunda a diario a Fernández. Por la misma vía, reconoce que una de las últimas decisiones del Presidente y del equipo que encabeza el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, fue la de subir a la campaña al ministro de Economía, Martín Guzmán, y a su colega de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.

   Tampoco fueron casuales algunas recientes apariciones en los medios de la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, también de clara formación económica. Todo, se supone, en un intento por compensar algunos otros nítidos faltantes de la campaña, que pueden enojar a un electorado que ya viene lastimado y con bolsillos flacos y hasta cargado de rencores por hechos como el OlivosGate.

   El viernes hubo una mirada puntual sobre el accionar de los últimos días de Guzmán, quien por caso estuvo el martes en Córdoba para hablar ante 400 empresarios, donde defendió políticas como la emisión monetaria, el acuerdo que se trabaja con el FMI y otras de claro tono controversial como la decisión de prorrogar el cepo a los cupos de carne, que ha puesto otra vez en pie de guerra al campo en lo que a primera vista pareciera una batalla innecesaria del Gobierno en medio de la recta final hacia las primarias del próximo domingo. “Martín hace lo que le pide el Presidente, ahora se parece más a un político que a un ministro de Economía”, ironizó, aunque no tanto, un funcionario.

   Reconocen en la Casa Rosada que tras aquellos tropezones que mellaron la imagen positiva del presidente, en especial por la saga del cumpleaños de Fabiola Yáñez, el Presidente recibió el consejo de sus asesores, y se dice que también de Cristina y Massa, de “recuperar centralidad” a los efectos de al menos consolidar la fidelidad del voto duro, en la medida en que pese a la propaganda oficial el Gobierno no consigue zafar de las dificultades que tiene para conseguir una vacunación masiva de la población en medio de índices que lo ubican en el fondo de la tabla de los países en materia de doble vacunación. Peor todavía cuando el mundo ya piensa más en la tercera dosis que en la segunda.

   Esa premisa, y esos reclamos o sugerencias que le han llegado desde los costados, además de sus contactos con Cristina, un largo almuerzo con Massa y otra charla con Máximo Kirchner, tienen que ver además con otra urgencia que se ha ido manifestando en esos diálogos: la necesidad de ganar “la madre de todas las batallas” en Buenos Aires. Base crucial para un “festejo nacional” en las elecciones de noviembre, que hoy estaría comprometido. Al menos en cuanto a su magnitud.