Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Dolores Etchevehere: “Denunciar a mi familia es parte de mi obligación como ciudadana y como mujer”

Los conflictos familiares en medio de la ocupación de tierras la llevaron a enfrentarse con sus seres queridos. Acaba de publicar “Sola”, donde cuenta la historia.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   En octubre de 2020 el abogado Juan Grabois y un grupo de más de 40 personas irrumpieron en el establecimiento familiar de la familia Etchevehere, en Entre Ríos, y ocuparon las instalaciones de estancia Casa Nueva, como respuesta a un conflicto familiar que enfrentaba a Dolores Etchevehere con sus tres hermanos y con su propia madre.

   La historia se volvió tapa de todos los medios y dejó al descubierto una trama de conflictos internos, por un lado, pero también un conjunto de acciones de fraude y estafas realizadas contra el estado provincial y nacional por parte de lo que Dolores denomina sistemáticamente “los Etchevehere corruptos”. 

   En entrevista exclusiva con “La Nueva.”, Dolores cuenta cómo la situación judicial fue mutando a partir de sumar la figura de violencia de género y cómo un escrito del papa Francisco la impulsó para enfrentarse con su familia de manera decidida. Una historia de con muchos condimentos y ribetes que cuenta en su libro “Sola”, de reciente publicación.

   --¿Cómo surge la decisión de hacer pública toda una trama familiar y de corrupción?

   --Bueno, yo soy periodista y siempre tenía una idea de escribir un libro. Imaginaba algo de ficción, no este libro que, como menciono en el prólogo, es “fuerte y cruel”. En parte es una respuesta a la demanda del imaginario colectivo que buscaba conocer esta historia, a partir del momento en que algo privado se hace público, porque así fue la dinámica: de un conflicto familiar surge una mega estafa de mis hermanos que denuncié e involucra al estado. 

   --¿Por qué cree que la gente se interesó en esa historia?

   --Interpreto que quería saber qué es realmente lo que pasaba, cómo se liga toda esa estafa contra el estado con una cuestión personal y familiar. Entonces surge la inquietud por saber quiénes somos sus protagonistas, quiénes son los Etchevehere corruptos que actúan de mala ilegal, tanto de manera privada como pública. El libro cuenta esa interrelación.

   --Hay además un componente que se destaca, que es el rol que como mujer sufre en su familia.

   --Toda la estafa que lleva adelante mi familia tiene fundamento porque soy la única hermana, una mujer que representa un determinado capital. Para ellos el papel de la mujer es nulo y es fácil de estafar y vulnerar. También vuelve muy complejo mi camino dentro de las estructuras judiciales y penales. Por eso mi lucha. Mi libro busca mostrar el recorrido que tiene que tuve que realizar para acceder incluso a derechos inalienables como son los sucesorios.

   --¿Cuándo decide revelarse contra esa estructura familiar?

   --No hay un momento preciso. Fue un proceso en etapas que se van distinguiendo a partir de las posibilidades de tracción que pude tener a determinada edad. Hay una constante: siempre me resistí a los mandatos de quienes te obligan a hacer cosas que no querés, cuando no se te considera como persona por el solo hecho de ser mujer, entonces decidí enfrentar un sistema. Lo hice desde chica, dentro de mis posibilidades, con un gesto, verbalmente, no haciendo caso. Más grande, cuando tuve que ejercer como ciudadana mis derechos y mis obligaciones, es cuando decido enfrentar este esquema que me dejaba fuera de toda participación.

   --No esperaban esa reacción suya en su familia...

   --No. Por eso resultó importante aceptar mis derechos y obligaciones como ciudadana. Uno no solamente es hija y hermana o tiene que mantenerse dentro del círculo familiar de origen. El patriarcado castiga que una mujer se desarrolle o se manifieste en cualquier sentido fuera de ese ámbito. Dan por descartado que va a quedar siempre dentro de esa familia, que nunca va a traspasar ese límite. 

   --Pero no fue así.

   --En mi familia estaban convencidos de que nunca iba a traspasarlos. Por eso empecé a ejercer mis derechos, tanto civiles como políticos, y obligaciones. A mí se me negó eso y es lo que estoy tratando de hacer. Por eso cuesta tanto que una mujer haga una denuncia. En el caso de Entre Ríos es casi hacer nada, por eso tuve que recurrir a la justicia federal, a través del fiscal Federico Delgado y el juez Daniel Rafecas, quienes permitieron que avanzara mi denuncia sobre violencia económica y extorsión.

   --¿En un paso muy delicado denunciar un acto ilegal de su propia familia?

   --Se da por sentado que un acto de corrupción dentro del ámbito familiar no es punible. Ahí está justamente este mandato sobre que lo privado no se denuncia. Se supone que porque son mis hermanos tengo que esconderlos. Pero la realidad es que ellos han estafado al Estado, como ya ha sido confirmado con una condena por defraudación. La corrupción es tal y no cambia de categoría si es intrafamiliar. Ahí hay otra cuestión de género: que a una mujer se le puede robar porque se entiende que no puede hablar y que si habla es difícil que prospere.

   --¿Cómo fue la ayuda que recibió a través del papa Francisco?

   --El papa Francisco es alguien muy querido, a quien sigo muchísimo. Cuando leí su encíclica donde habla de la cultura del Descarte (ver aparte) me sentí muy identificada. Porque entendí que soy una descartada del sistema judicial y de la estructura familiar.

   --¿La ayudó o perjudicó la intervención de Juan Garbois en este conflicto?

   --Juan (Garbois) es mi abogado, a quien además conozco y coincido en su manera de pensar y de actuar. Yo soy periodista y conozco el terreno de los medios. No me siento perjudicada por los medios sobre todo si podemos expresarnos libremente y dar nuestra opinión. Cada medio interpreta un mismo acontecimiento de manera diferente. Pero no siento que me perjudiquen. Por eso también uso las redes sociales y voy por llevando una suerte de diario de todo lo que está ocurriendo en la página proyecto artigas.com.ar

   --En el proceso judicial ayudó que todo tuviese tanta difusión.

   --La publicidad generó un progreso en el proceso judicial, porque sencillamente dejó de estar cajoneada la investigación. Y un grado de corrupción tan grande como es este caso por parte de mis hermanos va a terminar por imponerse. Insisto que si bien todo este caso comenzó en el ámbito privado, dentro de una familia, ya dejó de serlo, porque la mega estafa también implica al estado.

   --Hay una figura clave en todo esta historia que es haber sufrido usted “violencia económica”. ¿De qué se trata?

   --Es el tipo de violencia en la que a la mujer se le impide el acceso a sus bienes, a poder desarrollarse, se le entorpece esa posibilidad. Invito a que lean ese artículo de la ley de violencia contra la mujer porque es muy interesante. Las mujeres somos sometidas a la violencia económica para que nos quedemos quietas y calladas porque en el medio están los hijos y te presionan para que ellos no sufran o tengan momentos difíciles. Uno se queda quieta ante esas presiones. En mi caso nunca me permitieron actuar.

   --¿Ha tenido respuesta de la justicia?

   --Sí. La justicia federal condenó a los Etchevehere corruptos por defraudación, imponiendo una multa por 500 mil dólares que tendría que haber sido diez veces más. También la justicia penal ordinaria está por terminar la indagatoria en una causa por estafa. La publicidad del caso me permitió acceder a la rendición de cuentas de diez años de administración fraudulenta. Eso fue un punto de quiebre.

   --¿Cómo maneja desde el sentimiento tener que enfrentarse a sus hermanos y a su madre?

   --Están separadas las situaciones. Cometer actos delictivos pertenece a un determinado tipo de acción. Los sentimientos van por otro carril. Ahora bien, que sucede si una persona es testigo de actos de corrupción y los oculta porque tiene lazos de sangre con el delincuente. En mi caso hubo un momento de quiebre: cuando descubro que los Etchevehere corruptos falsificaron mi firma en documentos de la sucesión. Fue la primera traición que descubrí. Y fue aplastante que hayan tomado mi identidad para realizar actos delictivos. Claro que la situación es muy dolorosa, es tremenda. Pero yo además de hermana y de hija soy ciudadana. Es un proceso ético el que transité.

   --¿Qué mensaje le daría a mujeres que atraviesan una situación similar?

   --Que tengan fuerza, que tomen la decisión de luchar por sus derechos. Es un camino muy duro, muy duro, tremendo, no es fácil, es muy bravo. Pero que no dejen de luchar nunca, jamás. También que se comuniquen, que abran el plano, que no se queden calladas, que se ayuden unas a otros porque si lo hacen de manera conjunta todo cambia para mejor. Que nunca bajemos los brazos.

Quién es quién

   Los Etchevehere. Tradicional familia de Entre Ríos. Luis Etchevehere, abuelo de Dolores, fue gobernador de esa provincia entre 1931 y 1935. A la muerte de Luis Félix Etchevehere, padre de Dolores, en 2009, comenzó la sucesión de los bienes familiares, lo que desató un enfrentamiento entre ella y sus tres hermanos --Luis, Arturo y Juan—y su madre, Leonor Barbero. Esa interna derivó en denuncias de Dolores por distintos actos fraudulentos de sus hermanos en contra del Estado.

   Cultura del descarte. El papa Francisco habla de esta conducta como “una cultura de exclusión a todo aquel y aquello que no esté en capacidad de producir según los términos que el liberalismo económico ha instaurado”, y que excluye “desde las cosas y los animales, a los seres humanos, e incluso al mismo Dios”.  La vida humana ya no es percibida como valor que hay que respetar y proteger, sino como instrumento de lucro en favor de la economía. Todo lo que no entra en este concepto es “descartable”, como residuo.

   Dolores. Nació en 1970 en Entre Ríos. Su infancia transcurrió entre las instalaciones de El Diario de Paraná y en los campos de Las Margaritas SA. Trabajó en la redacción del diario La Nación.

   Un hermano. Luis Miguel Etchevehere, uno de los hermanos de Dolores, fue presidente de la Sociedad Rural Argentina entre 2012 y 2017 y ministro de Agroindustria del entonces presidente Mauricio Macri, designó a Etchevehere como ministro de Agroindustria el 31 de octubre de 2017.