Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

A pesar de la reapertura, el comercio bahiense sigue en “terapia intensiva”

Ante el aislamiento y los cierres para evitar contagios, el sector se vio duramente golpeado. La actividad sigue en baja.

Fotos: Emmanuel Briane, Jano Rueda y Pablo Presti - La Nueva.

 

   El grito lo venían poniendo en el cielo desde un primer momento, y por el momento la apertura y la eliminación de determinadas restricciones vinculadas a las fases sanitarias no han logrado el esperado efecto de mejora. Por más que el Día del Niño haya significado una pequeña suba en las ventas en general, los porcentajes siguen situándose muy por debajo de aquellos de la prepandemia, por lo que el comercio bahiense sigue autosituándose en etapas que van desde “terapia intensiva”, “desesperación” o “terminal”, según con quien se hable.

   El sector fue uno de los rubros más golpeados por la pandemia y sus efectos. Hubo excepciones, claro está, pero aquellos negocios que no venden mercancías de primera necesidad en tiempos de coronavirus no tuvieron otra opción -durante mucho tiempo- que cerrar sus puertas y aguantar lo mejor posible, el mayor tiempo posible. Los que fueron declarados esenciales desde el gobierno pudieron seguir trabajando, con aforos y protocolos, pero otros no hallaron más remedio que reinventarse, explorar nuevas posibilidades o poner el candado en su puerta en forma definitiva.

   Hoy, los principales referentes de las entidades que agrupan a los comercios bahienses señalan que el año pasado el sector estaba un 50% por debajo de 2019 y que, en lo que va de 2021, ese porcentaje alcanzó al 30%. En valores, los ingresos son 60% más altos, pero en esa cuenta hay que incluir también el aumento de la inflación, de los alquileres, de los sueldos y de los gastos en general. 

   Los números en Bahía Blanca y en el resto del país aún no son muy claros, pero hace solo unas semanas se calculaba que en Argentina cerraron unos 30 mil negocios desde marzo del año pasado. En ese momento, en nuestra ciudad se creía que entre el 25 y el 30% de los negocios afectados por las restricciones no iba a reabrir sus puertas.

   El delivery, repiten hasta el cansancio los gastronómicos, no fue la solución: se estima que apenas se obtuvo un 12/15% de la facturación normal, que era lo que permitía hacer frente a los pagos de salarios, impuestos, tasas, alquiler y demás.

   En tanto, quienes se dedican a otros rubros, como indumentaria -por ejemplo-, de competir con las compras por internet pasaron a vender también a través de las plataformas virtuales; tampoco alcanza, aseguran. Pero también reconocen que hay comportamientos y costumbres en los consumidores que cambiaron y llegaron para quedarse.

   A eso hay que agregarle también el comercio informal. Ferias y ventas por  redes sociales, la mayoría de las veces sin facturación ni impuestos, terminan siendo una competencia contra la que es difícil salir airoso. “La gente se enoja porque el comerciante cobra más caro, pero también tiene que hacerse cargo de muchas obligaciones impositivas o alquileres, que otros no tienen”, reconocieron a “La Nueva.”.

   Lo que pasa en el centro, con las intervenciones que se vienen llevando adelante desde el municipio, con la semipeatonalización de algunas calles, la incorporación de macetones y la baja de velocidad de tránsito a 30 kilómetros por hora en un radio de hasta tres cuadras de la plaza Rivadavia, tampoco estaría surtiendo los resultados esperados. Muchos entienden que “la falta de comodidad” para los vehículos termina conspirando en contra del objetivo de conseguir que la gente recorra las vidrieras y haga alguna compra.

   Por si fuera poco, el traslado de los comercios es otro de los fenómenos que se viene dando en la ciudad, y que se ha visto multiplicado en pandemia: ya no se habla de aquellos que, hartos de pagar un alquiler a valores astronómicos, prefirieron mudar todo la mercadería a un galpón y publicar en internet; hay otros que decidieron dejar el centro tradicional bahiense e irse a los barrios, buscando nuevos públicos, oportunidades y arrendamientos más accesibles. Cortito y conciso, un viejo conocedor del sector asegura que “el centro de Bahía nunca volverá a ser lo que era; se ha vuelto a los negocios de los barrios, a los comercios de cercanía, en los que los vecinos pueden pagar en 15 días o un mes”. La aparición de nuevos polos comerciales y la reafirmación de otros en calles como Don Bosco, 14 de Julio o en la propia Villa Mitre, en contraposición a los locales vacíos que se observa en el centro de la ciudad, son una clara muestra de ello.

   “Peor que ahora, no hemos estado nunca –reconoció Martín Garmendia, titular de la Cámara de Comercio bahiense e integrante del directorio de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios-. Y no sabemos si lo que va a venir es peor”.

   Además, el dirigente señaló que la apertura y la extensión de los horarios han permitido descomprimir una situación que agobiaba al comerciante.

   Con él coincidió Luis Amore, de la Corporación de Comercio e Industria de Bahía Blanca, quien señaló que la situación continúa siendo comercio “bastante crítica”, sobre todo “porque desde 2020 la caída de ventas fue abrupta”.

   “Hoy tenemos un comercio que trabaja entre 10 y 11 horas por día, más que antes, en horario corrido y extendido, producto de la falta de ventas; y actuar de ese modo tampoco es la solución”, sostuvo.

   Al respecto, explicó que se continúa por debajo del nivel de ventas del año 2019, previo a la pandemia.

   “Durante la cuarentena y con el take away, la cuestión no cambió mucho y decíamos que el sector estaba en terapia intensiva. Entonces, no es un tema pandémico, sino económico en general”, dijo.

   Según Garmendia, “la pandemia vino a golpear al sector y provocó muchos cierres que, seguramente, continuarán; "algunos comerciantes no aguantan más”.

   En ese sentido, señaló que hoy el propietario de un negocio se enfrenta a distintos problemas al momento de tomar personal, como la carga fiscal y la posibilidad de enfrentar -a futuro- juicios laborales.

   “Necesitamos de medidas que tiene que tomar el gobierno para alivianar la mochila del sector. Es precisa una reforma laboral, no para que el empleado sufra, sino que quien lo tome enfrente menos costos. Argentina es uno de los países que más impuestos paga en ese sentido”, advirtió.

   Garmendia afirmó que este es un reclamo que se lleva a cabo desde todas las entidades nacionales del comercio, hacia los altos estamentos.

   “Hasta ahora no tenemos respuestas. Todos hablan de las reformas, pero este gobierno nos está demostrando que es antiempresario, sin darnos ningún tipo de incentivos”, lamentó.

   A esta situación, dijo, hay que sumarle el aumento de la inflación.

 

Hoy, las ventas en Bahía Blanca están un 30% por debajo de los niveles que se registraban a fines de 2019.

 

   “Antes, los pequeños empresarios que tenían espalda podían seguir adelante, pero hoy es difícil tomar créditos para continuar con las puertas abiertas. Si no encontramos una salida, la alegría por haber podido reabrir se va a esfumar”, explicó.

   En ese sentido, lamentó que desde el Estado no se brinden respuestas ante la difícil coyuntura que se está viviendo.

“El gobierno no ha prestado atención a la situación en la que está el comercio. A muy pocos funcionarios y candidatos los he escuchado hablar de lo que nos está pasando”, manifestó.

   Al respecto, Amore reconoció  que solo se implementan trabas que no permiten el crecimiento del sector.

   “Por ejemplo, hoy la doble indemnización no permite tomar más empleos y, a partir de los cierres, la gente se va quedando sin trabajo. Entonces, hay que fortalecer a las pymes, que es más interesante que fortalecer planes sociales”, sostuvo.

   Ante esta falta de apoyo, continuó, muchos comerciantes prefieren bajar sus persianas y buscar otras alternativas de venta, ya sea a través de internet y las redes sociales, o pasarse directamente a la modalidad informal.

   "El crecimiento que tuvo la venta informal en los últimos tiempos, también castigó al sector. La modalidad virtual tuvo una expansión impresionante, y  muchos se pasaron a la venta informal por desesperación, para pagar sus cuentas”, dijo.

 

"No me parecen positivos los cambios hechos en el centro"

 

   Amore reconoció que las intervenciones que se han hecho en el microcentro bahiense no han cumplido el objetivo de permitir que la gente recorra los comercios y compre sino que, en realidad, se está sufriendo un gran golpe con la falta de estacionamiento y de comodidad.

   “No vemos que la gente vaya más a los comercios; ni tampoco me parecen positivos los cambios hechos. En realidad, se podía haber trabajado de otra manera. Considero que, a la hora de planificar, también es importante juntar las partes y consultarlas. Después, después cada uno tomará las decisiones correspondientes”, afirmó a “La Nueva.”.

   Al respecto, manifestó que se entiende que el crecimiento de Bahía Blanca conlleva algunos cambios, como por ejemplo la semipeatonalización de algunas calles.

   “Pero acá no hemos logrado el objetivo, ni con la velocidad máxima de 30 kilómetros por hora ni con los conos amarrillos, porque la gente no se acostumbró a bajar del cordón; y con la maceta, eso tampoco se va a lograr”, manifestó.

   Amore reconoció que si bien “hay buena voluntad, se termina perjudicando el comercio que está en el microcentro”.

   “Hoy tenemos que pensar también en correr las paradas de colectivos, para que la gente baje y camine hacia el centro”, sostuvo.

   En ese sentido, también consideró que es necesario desarrollar esta discusión pensando qué es lo que puede pasar -en el futuro próximo- con los empleados de los comercios céntricos que no logran recuperarse.

   “Ese es otro de los grandes problemas -afirmó el representante de la Corporación de Comercio bahiense-. Hasta no hace mucho, no en todos lados los empleados habían vuelto a trabajar, ni tampoco en la totalidad de los comercios se dieron las facilidades o fue posible llevar a cabo tareas desde el hogar. Es también un tema a tener en cuenta”.

 

Números que reflejan una realidad muy dura

 

Según estimaciones realizadas desde la Cámara de Comercio de Bahía Blanca, previo a la pandemia de coronavirus había unos 15 mil comercios en la ciudad, de los cuales hoy quedarían unos 10 mil debido a los cierres.

Si bien no se cuentan con números precisos, se estima que el porcentaje de comercios que debieron bajar sus persianas en Bahía Blanca oscila entre el 25 y el 30%.

A nivel país, y de acuerdo a los datos de una encuesta difundida semanas atrás desde la Cámara Argentina de Comercio, antes de la pandemia de COVID-19 el 66,9% de los negocios no realizaba ventas a través de internet. Sin embargo,ese porcentaje se ubicó en abril último en el 52,4%.