Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Viviana Rivero: “Los libros nunca desaparecerán porque siempre habrá contadores de historias”

Acaba de lanzar Una luz fuerte y brillante, que narra una historia de amor entre un fotógrafo argentino y una joven mujer árabe, ambientada en el año 2014.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

  “¡Al diablo con las costumbres árabes! ¡Al demonio con los prejuicios y los pudores! Ella necesitaba eso, un buen abrazo, el contacto con otro ser humano que la calmara”. De Una luz fuerte y brillante.

   Viviana Rivero es escritora. Pero no sólo eso: es de las pocas escritoras argentinas que puede vivir de su oficio, de su profesión. Desde que en 2010 publicó su primera novela, Secreto bien guardado, cada uno de sus trabajos se ubicó rápidamente entre los más vendidos o alcanzó categoría de best seller.

   Es el caso de Una luz fuerte y brillante (Planeta), su último libro, que narra la historia de amor entre un fotógrafo argentino y una joven mujer árabe inspirada en un hecho real y ambientada en 2014, en el marco de la sangrienta guerra que sacude a Siria. 

   Definida como una referente de la novela histórica y del realismo romántico, para esta escritora cordobesa de 55 años contar historias es una pasión, considera que vivir de su trabajo es “un verdadero privilegio” y del cual, siguiendo el consejo de su padre que también fue escritor, se permite disfrutar cada día.

   En entrevista exclusiva con este diario refiere detalles de su último trabajo, de su pasión por la investigación y la historia, y del amor como gran protagonista de la vida.

   --La tapa de "Una luz brillante" nuestra las manos de una mujer sobre una foto de Siria devastada. ¿Es una novela romántica?
 

   --En realidad no es una novela romántica, sino que habla de todas las clases del amor, de todas las facetas del amor. 

   “Se habla mucho del amor de las parejas, del amor a los hijos, del amor a las vocaciones, del amor a la tierra. Creo que esos son los grandes amores del ser humano, la clase de amor que mueve al mundo. Después que tenemos un hijo jamás volvemos a ser los mismos, por el amor de una pareja uno está dispuesto a irse a vivir a la otra punta del mundo, por amor a una vocación podemos trabajar hasta las tres de la mañana sin saber si nos va a pagar y por amor a la tierra somos capaces de lagrimear en un país ajeno al sentir un aroma que nos transporta a nuestra tierra. Estos son los amores que trato en mis libros. Por eso Una luz fuerte y brillante no es una historia romántica, sino que considera al amor en todas sus dimensiones. 

   --Que tiene además un aporte histórico muy fuerte.

   --Así es. Tiene todo el trasfondo de los años 60 en Siria, cuando sucedieron las revoluciones que dieron pie a lo que es la guerra actual, así que la novela tiene también esa característica de ser una novela histórica.

   --¿La investigación que le permite crear el ambiente del lugar le demandó mucho tiempo?

   --Me llevó cerca de dos años. Fue una investigación muy exhaustiva. Estuve casi todo un año en contacto con una pareja siria, joven, profesionales los dos, que vive huyendo de esa guerra. En el libro está mi agradecimiento a ellos pero solo con sus iniciales. No los nombro porque temen por sus vidas, en realidad no tanto por la de ellos, sino las de sus familias que quedaron en un país donde todo es muy riesgoso y complicado.

   --¿Esta novela está basada en una historia real?

   --Claro. Esa pareja me fue contando su verdad y yo cuento lo que me contaron. Recuerdo que viajaban a otra provincia y yo iba y los grababa, también les hacía muchas llamadas por teléfono. Después hubo una investigación con gente del centro islámico, con entrevistas a muchas personas que saben mucho sobre los musulmanes, una idiosincrasia muy diferente.

   --¿La investigación es clave para poder contar esta historia?

   --Sin dudas. Había que entender muy bien esa cultura árabe para poder contarla y que sea verosímil, que la gente lo lea y quien la conoce diga “si, es así”. Por ejemplo, el caso de los hombres que se casan con varias mujeres, ellos lo viven de otra manera, no con la mirada que puede tener uno.

   “Por eso el libro se basa en mucha investigación, que es una parte del trabajo que disfruto hacer y en la cual soy muy meticulosa, me adentro en cada detalle. Creo que ahí surge mi veta de abogada, que me lleva a decidir qué cosas puedo considerar y cuáles no, evitando cualquier contradicción. Mis lectores pueden leer mis libros tranquilos, sabiendo que todo es verdad, que los datos históricos, sociales y geofísicos son reales, que pueden disfrutarlo sabiendo que están aprendiendo, más allá de entretenerlos.

   “Disfruto muchísimo buscar datos y eso se nota a la hora de escribir. Hay muchos detalles que uno descubre y no están en ningún lado, no se consiguen en internet, sino en libros antiguos, en entrevistas o en viajes. Es desempolvar la historia desde el aspecto humano”.

   --¿Hay una mirada feminista en sus libros?

   --Creo que no lo diseño así, pero como mujer y como escritora de esta época se refleja esa mirada. Todo lo que escribimos se relaciona con lo que uno vive, no es que trate de dar un mensaje feminista sino que realmente es lo que uno respira en el ambiente, está teñido de eso, del reconocimiento de los derechos de la mujer, de su lucha.

   --Que en el caso de Siria debe ser muy singular...

   --Sin dudas. Me pareció súper interesante contar como estas mujeres, que están tan sometidas, transmiten de generación en generación una pequeña cuota de rebeldía, y de a poco, muy lentamente, van ganado espacio. Creo que referir eso es apropiado para esta época donde se pelea por los derechos de la mujer. Un escritor es un observador continuo, que se llena de esa realidad y cuando se sienta a escribir eso se nota y se trasmite.

La escritora, la lectora

   “Tratar de hacer lo que a uno le gusta y amar mucho, haciéndoles sentir ese amor a tus seres queridos. Creo que cuando uno hace estas cosas, el mundo que nos rodea, tarde o temprano, se acomoda para traernos demasiada incomodidad y permitirnos ser felices", de la novela “Sí”.

   Viviana Rivero es abogada, egresada de la Universidad Nacional de Córdoba, y durante mucho tiempo se desempeñó como asesora legal de empresas y abogada litigante. No fue hasta cumplir sus 44 años de vida que publicó su primera novela, la que en pocas semanas se convirtió en un éxito de ventas. Así, casi imprevistamente, comenzó a cambiar su vida y su trabajo.

  --¿Cómo fue que pudo escribir una novela? ¿Hizo talleres, se preparó de alguna manera?

   --No hice ningún taller ni nada relacionado. Empecé a escribir mi primer libro como por hobby, cuando lo terminé lo publiqué con una pequeña editorial y fue un best seller. A partir de ahí ya me buscó editorial Planeta y mis doce libros publicados desde entonces han sido con ellos. 

   “Puedo decir que siempre fui una gran lectora. Creo que una manera de aprender a escribir es leyendo. Por otra parte, mi padre era escritor y me crié en una casa llena de libros, donde no había televisión y nos entreteníamos muy bien leyendo, me encantaba, disfrute mucho de esa etapa”.

   --Y el amor siempre aparece como centro de sus novelas, más allá del aporte histórico.

   --Así es. Es que por un lado me gusta mucho la historia y es muy interesante a través de un ámbito y momento determinado contar una historia de amor que, si está bien contada, es fuerte. El amor nunca pasa moda, es un sentimiento que nos surca, nos marca como seres humanos y contarlo con un contexto histórico es muy interesante, porque enseña y se disfruta. Esa es la razón de esta mezcla: una historia de amor bien contada tiene mucha fuerza. A veces el amor está vapuleado y lleno de prejuicios, pero no tengo dudas de que el amor real existe.

   --¿Ya trabaja en otro libro? ¿le cuesta encontrar nuevos temas?

   --Siempre tengo para escribir, porque es una pasión, amo escribir, es mi trabajo y siempre estoy con ideas. Lo que sucede es que escribir con calidad no es algo rápido. Los temas casi siempre surgen de algún detonante de la realidad, puede ser algo personal, alguna pregunta. En mi novela Sí me pregunté si era una mujer feliz y a partir de ahí surgieron muchas preguntas y muchas respuestas que fueron plasmadas en ese libro. 

   “Un escritor es un observador de la realidad, tanto de lo micro, como es la familia, tu casa, los amigos, como de la macro, que es el mundo, la ciudad. Observa lo que pasa, hechos que le dejan marcas y huellas en su interior y luego lo plasma en papel”.

   --¿Cómo se siente siendo escritora y pudiendo vivir de eso?

   --Me siento una privilegiada. Porque me crié en una casa con un papá que era un buen escritor, que sus libros fueron editados y algunos premiados, pero que no pudo vivir de la literatura. Tenía que trabajar de otra cosa y escribir de noche o los fines de semana, lo cual era traumático para mi familia. Para mí poder escribir en horario de trabajo y vivir de esto me hace sentir una privilegiada y agradezco a Dios y a la vida que me lo haya permitido. Nunca me olvido las palabras de mi padre cuando veía que mis libros se vendían: “disfrutá de esto, que no sucede siempre en la vida”, me decía. Siempre pienso en esas palabras. Y también me lleva a decir que no hay imposibles: me gusta alentar a quienes quieren hacer su camino, que crean en sus productos, en sus creaciones

   --¿Qué autores lee?

   --Tengo varios. Releo los que en alguna época han sido mis preferidos, como Manuel Puig, Irène Némirovsky o Gabriel García Márquez, que era el preferido de mi padre que escribía realismo mágico. Actualmente me gustan muchos, por caso Almudenas Grandes, entre varios.

   --¿Cree que la gente lee menos? ¿Cómo ve el futuro de los libros en papel?

   --Creo que la gente no ha dejado de leer. Quizá tiene menos paciencia para leer o eligen mejor, o lo comparten con algo audiovisual. Pero el papel tiene todavía muchos amantes. Pienso que no se va a dejar de leer por muchos años. Tampoco me preocupa tanto que formato tenga el libro, lo que importa es que se terminen los contadores de historias, y eso nunca va a pasar. Yo soy una contadora de historias. Antes que el libro ya existían los contadores, los que inventan historias y argumentos para que la gente disfrute y se entretenga. Quizá el día de mañana en lugar de leer, o cerremos los ojos y lo veamos en nuestra mente. Pero siempre habrá una historia y alguien que la cuente. En eso creo.

Un lenguaje para hablar y sin barcos

   --¿Cuál es su mirada sobre el lenguaje inclusivo?

   --No me desagrada, pero usado para hablar, para escribir no se siente igual. Se puede usar y sienta bien al hablar porque muestra una clase de trato, pero a la hora de escribir me gusta más el lenguaje común, me parece que es más rico.

   --¿Y este embrollo que ha armado el presidente Alberto Fernández con los descendidos de los barcos? ¿Qué sensación le genera?

   --Por un lado puedo decir que yo sería una descendida de los barcos, porque tengo abuelos italianos, españoles y checoeslovacos, solamente uno era argentino. Pero creo que es tiempo de dejar atrás las diferencias de quienes son de los barcos o quienes de la selva o de donde sea. Tenemos que entrar en otra etapa, en la de los seres humanos que son buenas personas, que tienen buen corazón, que buscan el bien común, sin importar de donde vienen. Lo bueno es pasar a ese estrato, donde no importe de donde venís sino que clase de persona sos.