Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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El plan del Gobierno para llegar a noviembre

La columna dominical de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   “Vamos a ponerle más plata en el bolsillo a la gente, ése es el plan”, dice con gran pragmatismo político una alta fuente de la Jefatura de Gabinete luego de repasar las medidas que el Gobierno pondrá en marcha desde ahora, algunas de las cuales ya se están implementando, para generar un mejor clima social allá por septiembre u octubre y llegar con reales chances -de ampliar o, al menos, de mantener la actual composición de ambas cámaras del Congreso- a las elecciones del 14 de noviembre.

   El objetivo, dice la misma fuente, “es ganar y pasar a tener mayoría propia también en Diputados, pero si mantenemos la actual composición tampoco sería un mal resultado si miramos para atrás la enorme lucha que llevamos adelante por causa de la pandemia”.

   Buena parte de esa estrategia se terminó de decidir en la última reunión del gabinete económico que encabeza el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, que tomó nota como dato “estratégico” para apuntalar aquellos planes el informe que entregó el ministro de Economía, Martín Guzmán, sobre el acuerdo con el Club de París para evitar caer en default por la deuda de u$s 3.400 millones que mantiene el país con ese club de países ricos desde 2014, entre cuyos principales acreedores se encuentran Alemania y Japón.

   “No es el corazón del plan pero nos otorga previsibilidad”, dicen las fuentes en referencia al pago de u$s 430 millones que se hará en dos veces, la mitad a fines de julio de este año y la otra mitad a fines de febrero del año que viene, lo que permite “ir estirando” la resolución del problema a futuro. “Estamos pateando el tema para adelante en medo del inicio de la campaña, y nos permite ahorrar el pago de dos mil millones de dólares este año que podremos volcar al plan para mejorar el ingreso de los trabajadores y aumentar el consumo”, añaden sin sonrojarse los voceros.

   Una de las claves de la estrategia, justamente, se asienta en mejorar el ingreso de los trabajadores registrados mediante discusiones paritarias que de movida estarán en todos los casos con pisos de entre el 40 y el 45 %. El presidente Fernández ha reconocido que ese festival de aumentos -que en muchos casos deberá ser cubierto con nueva emisión- es necesario para que los asalariados no queden por debajo de los índices de inflación. La cuenta, ya se sabe, es clara: el aumento de los precios durante todo 2021 rondará el 50 %, en el mejor de los casos, lo que convierte en papel mojado la previsión del 29 % que incluyó Guzmán en el Presupuesto para este año.

   El Gobierno daría la impresión de buscar sobre la marcha las herramientas que pueden mejorar sus chances electorales, hoy cuestionadas por varias de las encuestadoras que miden el humor social. La semana pasada se había admitido en encumbrados despachos oficiales que como muchos imaginaban dado el cuadro de cosas, la vicepresidenta Cristina Fernández se subía al tope de la campaña electoral para de algún modo “auxiliar” la gestión del Presidente y de un gabinete que a veces no muestra todas sus luces. Se dijo también que Alberto Fernández secundaría desde la propia gestión ese andamiaje, y ahora se añade la estrategia de poner a todo el Gobierno, pero en especial a aquello con responsabilidades estratégicas (salud, vivienda, obras públicas, economía, política salarial) al servicio de la campaña.

   En aquella reunión del gabinete económico, el que más expuso fue justamente Guzmán para dar una idea de cómo el arreglo con el frente externo (Club de París, FMI) servirá para “inyectar” fondos al frente interno. Y adoptar medidas que sirvan al objetivo. Una rápida enumeración de esas decisiones incluye la prórroga para el pago del nuevo monotributo ante la indefinición del Congreso para sancionar la ley para ordenar la grilla de contribuyentes y evitar algunas injusticias.

   También la decisión de renovar el pago del Repro II para empresas en problemas, que se extenderá a los haberes de junio que se cobran los primeros días de julio tanto en el sector privado como el de trabajadores independientes por un monto de $ 22.000 por cada trabajador. Se agrega un tercer componente que es el ofrecimiento de sendas líneas de crédito a tasa preferencial para empresas pymes dedicadas al rubro alimenticio, al cuidado del medio ambiente, y los que ya existían para el turismo, bares y restaurantes y cines, teatros o salas de cultura.

   Hay dos últimas decisiones para alentar el consumo y mejorar el clima preelectoral del oficialismo que se produjeron esta semana. Por un lado la sanción en el Senado de la Ley de Zonas Frías, originada en el despacho de Máximo Kirchner, que establece quitas de entre el 30 y el 50 % de la tarifa de gas en diversas zonas del país. Por el otro se menciona el proyecto de Sergio Massa para subir el mínimo no imponible por el aumento del Impuesto a las Ganancias.

   El Gobierno, es cierto, encara esta etapa de la campaña con varios frentes abiertos, en especial en el tema de la lucha contra la pandemia y la provisión de vacunas. Al lado de tamaño desafío, cuando el país se acerca a la temible cifra de los 100 mil fallecimientos en la peor crisis sanitaria de la historia, en el Gobierno minimizan otros conflictos como el de las relaciones externas, en especial a partir de la toma de posiciones sobre casos que alejarían al Gobierno del conglomerado de países que toman decisiones en el mundo. Y que también han generado, por primera vez, miradas críticas sobre el manejo de las relaciones exteriores de parte de sectores internos moderados de la alianza gobernante.