Bahía Blanca | Viernes, 10 de mayo

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D´Elía, francotirador o mensajero…

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   Luis D´Elía hizo ruido el lunes con declaraciones realizadas el fin de semana al semanario Perfil en las que planteó que Alberto Fernández debe parar un nuevo gabinete en la cacha si no quiere terminar como Fernando de la Rúa. Y le pidió directamente “un volantazo”. Palabras más o menos.

   Primera interpretación de cajón en los círculos del kirchnerismo, del nunca nacido “albertismo” y entre analistas políticos. “Luis dice lo que no puede decir en público el Instituto Patria, que es como decir Cristina”. Segunda interpretación libre de algunos funcionarios que siguen todo lo que se mueve con marcada desconfianza: “Lo que dice D´Elía es lo que piensa Cristina pero no lo puede hacer antes de las elecciones”.

   El dirigente piquetero líder del partido Miles quiere un gabinete cristinista puro, integrado por Aníbal Fernández como jefe de Gabinete en reemplazo de Santiago Cafiero, Amado Boudou como ministro de Economía en lugar del vapuleado Martín Guzmán, y nada menos que Milagro Sala como ministra de Vivienda y Hábitat. Como si ya no estuviese cuestionada la autoridad presidencial, le propuso además a Fernández que “le consulte” a Hugo Moyano, o al titular de la CTA, “Cachorro” Godoy, a quien quieren poner de ministro de Trabajo en lugar del albertista Claudio Moroni.

   “Es un disparate y hay que tomarlo como de quien viene”, dijo con descontado malestar uno de los voceros habituales del presidente. Por si hiciese falta, dijo que son declaraciones de un dirigente que no es escuchado por lo general en la Casa Rosada y que no tiene ninguna posibilidad de convertir en realidad esos deseos de cambios profundos en el equipo de gobierno.

   Cabría no obstante hacer algunas salvedades. La primera de ellas no constituye novedad: Aníbal Fernández quiere regresar al gabinete, y no se ha preocupado en reconocerlo en algún reportaje y en su activísima cuenta de Twitter. El titulad de Yacimientos Carboníferos Río Turbio pide pista porque considera que el presidente no tiene “jugadores que lo defiendan”. Y deslizó que sabe que su vuelta al gabinete ha sido vetada por un alto funcionario del equipo que secunda a Alberto. En privado todos le apuntan a la misma figura: el propio Cafiero.

   En segundo lugar, la propuesta de D´Elía para que Boudou asuma en Economía en reemplazo de Guzmán puede sonar a disparate como reflejan los voceros presidenciales. Pero no es menos cierto que hasta hace algunos días, y antes de que se firmara una suerte de tregua entre el ministro y el Instituto Patria tras el fallido intento de desplazar a Federico Basualdo de la subsecretaría de Energía, un nombre estaba en boca de todos dentro y fuera del cristinismo duro y de los mentideros periodísticos: el de Augusto Costa, ministro de la Producción de la provincia, uno de los brazos derechos de Axel Kicillof, de quien se recodará fue secretario de Comercio en el ministerio de Economía durante la segunda presidencia de Cristina Kirchner.

   Para ponerlo blanco sobre negro, no hay ninguna chance de que Boudou vaya a Economía, pero el cristinismo duro reconoce con nombre y apellido que tiene un reemplazante para Guzmán para cuando su jefa se decida a dar el paso, que sería después de las elecciones de noviembre.

    Lo de Milagro Sala como ministra de Vivienda parece nomás un exabrupto de “Luisito” sin ningún tipo de asidero. En especial porque allí el ministro es el exintendente de Avellaneda y hombre que talla fuerte en el Instituto Patria, Jorge Ferraresi, quien llegó al cargo de la mano de Cristina cuando debió renunciar la santafecina María Eugenia Bielsa. Una de las “funcionarias que no funcionan” a la que había aludido la vicepresidente en aquella carta a Fernández del 26 de octubre del año pasado.

   El desplazamiento, que obviamente no va a suceder porque lo pida D´Elía, del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, deja de todos modos alguna entretela para cortar. Moroni no es querido especialmente por los dirigentes de la CGT, y en algunas oportunidades ha sido cuestionado delante del presidente en boca de Héctor Daer, uno de los escasos interlocutores del presidente con el movimiento obrero. Moyano, ni qué decir, no vería mal ese desplazamiento que propone el expiquetero. El líder camionero, para más datos, tiene esa espina clavada desde aquella reunión previa a la asunción de Fernández en la que le reclamó sin éxito que el sillón de la cartera laboral tenía que ser cubierto por un sindicalista propuesto por ellos.

   Por ahora todo se trataría de dichos de “un loquito suelto”, como definió a D´Elía un vocero presidencial.