Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Solidario: otra sorpresa de Luis, el jubilado que juntó dinero para el personal de Salud

Tras superar el Covid-19  armó una campaña en Coronel Dorrego para agradecer a los trabajadores del Hospital local. Hace unos meses instaló su taller textil en la ONG Casa de Betania, en Bahía Blanca, para ayudar a jóvenes vulnerables a aprender el oficio. Se necesitan más socios y colaboradores.

Crédito: Emmanuel Briane - La Nueva.

Anahí González Pau
agonzalez@lanueva.com

   Tras la campaña solidaria que tanta repercusión tuvo el año pasado y a través de la cual recaudó dinero en la comunidad dorreguense para agradecer al personal de Salud por su entrega y sacrificio, el bahiense Luis Monje no se quedó de brazos cruzados y asumió un nuevo desafío solidario: ser voluntario de la ONG Casa de Betania en Bahía Blanca.

   Esta entidad ayuda a jóvenes con vulnerabilidad social y económica a llevar adelante sus proyectos de vida, teniendo en cuenta sus potencialidades, para que puedan tener mayores oportunidades.  

   Luis instaló su taller textil en la sede de la ONG (Roca 29) dispuesto a que las chicas y chicos de entre 16 y 25 años que se acercan a la institución con múltiples necesidades, puedan aprender un oficio que les permita obtener ingresos a través de la elaboración de prendas con marca propia.

   


Luis pone a disposición de la ONG su experiencia y sus máquinas de corte, serigrafía, imprimación y broches.  

   Varias situaciones en la vida lo llevaron a reflexionar y a encauzar un rumbo: padeció cáncer de tiroides en 2015 y sufrió Covid-19, el año pasado.  

   Por estar lejos de la familia, en una situación tan particular como la Pandemia, necesitó muchas veces de la ayuda de otras personas para salir adelante y, en parte, por ello, decidió abocarse al trabajo voluntario.

   “Ver el tremendo esfuerzo que pone el personal de Salud en atendernos, me llevó a ablandar un poco el corazón y a pensar más en lo demás”, recalcó.

      Luego de la nota que se publicó en el diario La Nueva. Luis fue contactado por María Rosa González, a quien conoció cuando era directora del CENS N°454, institución en la que él estaba terminando sus estudios secundarios a los 50 años.

   “Se contactó para comentarme acerca de una idea que tenían desde la ONG: un Taller de Costura”, comentó.

   Entusiasmado y comprometido con el proyecto regresó a Bahía Blanca, donde viven sus tres hijas y 6 nietos. Tiene otro hijo en Comodoro Rivadavia.

   “El Covid me dio un golpe bastante importante en cuanto a la sensibilidad. El hecho de estar solo en Dorrego me hizo pensar en la vuelta”, subrayó.  


El Taller de Costura ya dio los primeros pasos.

   Monje tiene un taller de corte y sublimación, una pequeña Pyme, en Dorrego. En un taller de Bahía cosen las prendas que luego él vende en su local.

Ahora también se encarga de que la ONG pueda obtener ingresos del mismo modo, vendiendo ropa escolar y para empresas a través de la Tienda Solidaria (Roca 31) y virtual ( www.tienda.casadebetania.org)

   Casa de Betania se constituyó en 2015 como Asociación sin fines de lucro y está integrada por una Comisión Directiva y un equipo de profesionales: psicólogos y psicólogas, un profesor de Educación Física, un trabajador social, un psicopedagogo y un psicólogo supervisor. También hay talleristas y voluntarios.


María Rosa González y Luis Monje (delante) junto a las voluntarias Paz y Eugenia.

   Desde sus inicios, unos años antes, la entidad camina junto a jóvenes con historias de vida muy complejas en la búsqueda de un proyecto digno, de una propuesta integral que considere como punto de partida la deconstrucción de historias de dolor, de violencia y de soledad para que vayan viendo que hay oportunidades: las que no tuvieron y ni siquiera soñaban.

   Casa de Betania, ofrece a estos jóvenes ambientes y vínculos de acogida y cuidado en los que circula la confianza y que habilitan a compartir experiencias, heridas y “soledades”.  

   También tiene como objetivo brindar el sostén que necesitan para reinsertarse y continuar los estudios, realizar elecciones vocacionales, capacitarse en oficios, realizar emprendimientos productivos y buscar y lograr continuidad en trabajos.

     “La idea es que ellos, los jóvenes que tanto lo necesitan, puedan tener una salida laboral. Lo hacemos por los chicos y también por nosotros mismos, para aportar un granito de arena para hacer un mundo mejor”, añadió Luis.


Luis tiene más de 30 años de experiencia en el rubro textil.

   “Hay mucha gente que necesita ayuda. Cada uno de nosotros tiene un don y hay que desarrollarlo y entregarlo. Y es lo que estamos haciendo. Más gente puede llegar a acercarse y acoplarse. No necesariamente hay que ayudar con dinero, se puede ayudar de muchas maneras”, destacó.

La Misión y trayectoria de Casa de Betania  

   La Casa de Betania nació en 2013 para dar apoyo a un grupo de adolescentes del barrio Villa Muñiz, que frecuentaban el oratorio “Talita Kum” con historias muy complejas, atravesadas por la pobreza y la violencia. Por carecer de espacios de contención que les permitieran salir de estas situaciones de vulnerabilidad, habían empezado a reunirse en una garita, en la calle, donde “pasaba todo lo que no tenía que pasar”, nos dice María Rosa González.

    Con los animadores del oratorio comenzaron a pensar cómo mejorar sus vidas, como llevarlos a ser su mejor versión, partiendo de sus realidades concretas.

   “Sabíamos que con un lugar, una contención y acompañándolos a desplegar sus potencialidades se podrían prevenir futuras situaciones más complejas”, dijo.
    Así nació Casa de Betania (en sus inicios funcionaba en la segunda cuadra de Av. Colón) a la que se acercaron cada vez más chicos, en situaciones parecidas, de otros barrios de la ciudad.

“La propuesta fue siempre preventiva. La idea es dar respuestas concretas a situaciones puntuales, pero sin perder de vista el futuro de estos jóvenes, no solo sus necesidades inmediatas”, destacó María Rosa.

     “Buscamos que experimenten la ternura, dejando atrás la violencia como forma de relación; que tengan un espacio en el que se sientan aceptados, queridos tal como son, sin ser juzgados. Generalmente han resuelto su situación de vida con los recursos y modelos que tenían y no siempre la sociedad les dio las oportunidades y herramientas que necesitaban”, reflexionó.

      Las necesidades de los jóvenes nos obligan a salir de nosotros mismos para resolverlas. Para muchos de ellos hoy somos familia. Sus logros nos estimulan a seguir andando”, dijo María Rosa.

   "Nos basamos en sus potencialidades, en lo que pueden y tienen, para darles oportunidad de que hagan experiencia de una forma de vida diferente a la que están acostumbrados, para que puedan elegir con autonomía como quieren vivir”, dijo.

  Muchos chicos están condicionados porque la pobreza estructural no les ofrece algo mejor que lo que tienen: en Casa de Betania se les ofrece un ambiente que les permite soñar con otra forma de vida y llevar a cabo acciones para descubrir y concretar sus aspiraciones.

   “La propuesta consiste en hacer pequeños acuerdos, poner mojones en un proyecto a mediano o largo plazo para abrazar las heridas que atraviesan su vida y los condicionan, ofreciéndoles oportunidades de estudio y trabajo para que se proyecten de la mejor manera”, sostuvo.

   Cómo Ayudar. La Asociación necesita sumar socios y colaboradores regulares. Quienes deseen participar de este desafío pueden sumar su aporte en http://www.casadebetania.org

   En esta línea, la propuesta de hoy es el Taller de Costura. Ya está casi listo, a punto de empezar a funcionar, ya que a través de una campaña colaborativa y de donaciones se consiguieron todas las máquinas necesarias.  

    “Para lograr concretar la propuesta de Casa de Betania, hay muchas personas que se suman ofreciendo lo que tienen: ideas, manos, tiempo, contactos, dinero, hasta alguna hora de su propia profesión. Cada quien tiene algo y sabe qué tiene y qué puede poner en común”, dijo.

   Ropa. Otro modo de ayudar es a través de la compra de la ropa escolar que diseña la entidad (remeras, jogging, shorts y camperas, delantales, pintorcitos) También se reciben pedidos de presupuestos para grupos, empresas e instituciones. Las ventas tienen un precio accesible y garantía de calidad.

En pandemia, Casa de Betania propuso “ayudanos a no parar” y entro todos se logró: se organizó una Feria Solidaria con ropa y variedad de cosas donadas (en muy buenas condiciones) que se venden a un precio muy accesible. También pudo seguir andando a través del Bingo Virtual Solidario.

   Inicios. Antes de la Pandemia Casa de Betania funcionaba como Centro de Día, de 9 a 17. Se realizaban actividades como aprender a cocinar, a limpiar. Había espacios de charla con los profesionales del equipo, juegos, rondas de mate, asambleas de convivencia y talleres de expresión en los que podían decirse a sí mismos más allá de la palabra. Si bien muchas de esas actividades se vieron truncas con la pandemia, hoy se reinventaron espacios: por ejemplo los lunes hay “mateada” con protocolo. Los jueves hay un emprendimiento de elaboración de pizzas.

   El miércoles un espacio de consultorías para trámites diversos y para responder a muchas consultas cotidianas: como participar de los talleres o integrarse en algún espacio. Y también para adultos acompañantes que buscan un lugar para jóvenes en vulnerabilidad. Hay un espacio de running, apoyo escolar, taller de medios audiovisuales. Las actividades recreativas y deportivas se realizan en el club de Villa Muñiz

   Si querés sumarte los datos de contacto son:

   http://www.casadebetania.org
   Mail: casadebetania.bahia@gmail.com
   Facebook: Casa de Betania en Bahía Blanca
   Instagram: casadebetania.bahia
   WhatsApp: 291 5390641