Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Pandemia, malhumor y movimientos preelectorales

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en la capital provincial.

   Apenas arrancó la semana en la Provincia comenzó a madurar la idea de un “confinamiento estricto” para enfrentar el crecimiento diario de contagios y muertes por coronavirus que se registra tanto en municipios del interior como en el Conurbano bonaerense. 

   En medio de ese debate, los especialistas remarcaron que, para que descienda el número de casos positivos, hay que tomar medidas que impliquen aislamientos “más severos”, con mayores restricciones y un cierre drástico por “algunas semanas”. 

   Pero esta vez, el gobernador Axel Kicillof buscó no quedar como el promotor del endurecimiento de las medidas. La Provincia avisó que seguirá “intensificando los controles para que se cumplan de "manera estricta”.  

   De todos modos, el mandatario provincial tiene la posibilidad de apretar el “botón rojo” y ampliar las restricciones por encima de lo que establece el DNU presidencial. Sigue siendo una opción, más allá del “costo político” que puede tocarle afrontar.  

   El malhumor social no sólo se traduce en una situación de enojo con el Gobierno sino con la dirigencia política en general, ya que cualquier decisión de aislamiento por las razones sanitarias que sean termina cayendo en la mediática “grieta ideológica”.  

   Es que, así como se pretende “naturalizar” la idea de convivir con la pandemia después de un año de encierro, también es razonable convivir con las limitaciones horarias y comerciales para reducir la circulación viral hasta que se avance con la vacunación.  

   Incluso, no pocos funcionarios bonaerenses responsabilizan a intendentes de hacer “la vista gorda” con algunas restricciones, lo que termina provocando cierto relajamiento social.  En definitiva, es clave la responsabilidad individual a la hora de respetar los protocolos sanitarios y el distanciamiento social.  

   En una Provincia sacudida por la pandemia y en la que se  agudiza la crisis económica y social, el arco legislativo bonaerense de Juntos por el Cambio se zambulló en un conflicto cuya única consecuencia podría significar un perjuicio enorme al interior productivo. 

   Tanto diputados como senadores expresaron su profunda preocupación por el cierre de las exportaciones de carne vacuna por el lapso de 30 días que dispuso el Gobierno nacional para combatir el aumento desorbitado de precios.  

   La complejidad social ante el descontrol de la suba de los alimentos es una señal de alarma advertida por intendentes peronistas del Conurbano en la previa de la campaña electoral. Incluso algunas encuestas privadas realizadas en el mapa bonaerense indican que persiste una manifiesta demanda de diversos  sectores sociales para que el Gobierno nacional aplique mayores controles de precios. 

   En paralelo, Kicillof logró la autorización legislativa para salir a comprar vacunas. En 15 días, diputados y senadores votaron favorablemente la ley que faculta a la administración provincial a poder avanzar en las conversaciones con diversos laboratorios. 

   El acompañamiento parlamentario de Juntos por el Cambio significa una buena señal de convivencia política con el oficialismo gobernante. Es que por momentos, la relación de la oposición con sus pares del Frente de Todos parece un diálogo de sordos. “Dar nuestro punto de vista no es poner palos en la rueda”, dejan trascender legisladores amarillos en un contexto de reproches cruzados.  

   Mientras el oficialismo convive con la adrenalina diaria contra el pesimismo relativo a la situación económica y las urgencias del plan de vacunación, desde la oposición comienzan a aparecer espacios que buscan sumar en la canasta de votos de Juntos por el Cambio. 

   Con la negativa pública de la exgobernadora María Eugenia Vidal de encabezar un nuevo proyecto bonaerense alternativo al del peronismo gobernante, desde JxC necesitan de manera urgente encontrar un nuevo liderazgo que pueda aglutinar a todo el espacio en menos de 5 meses. Sin Vidal en la escena, la discusión seguramente pasará por quien encabezará la lista de diputados nacionales, y quien se quede con esa cocarda, probablemente se quede también con el rol protagónico en 2023. 

   La UCR avisó que tiene a su propio candidato, el prestigioso neurocirujano Facundo Manes. Claro que el dato clave es que el galeno sólo estaría dispuesto a jugar ese papel, siempre y cuando sea un candidato de consenso. Y eso hoy parece una quimera. 

   El grupo de los intendentes del PRO también quiere jugar sus propias fichas, aunque en esta elección no le pondrán el cuerpo, sino que buscarán ganar tiempo con un candidato de consenso, y resolver la disputa doméstica dentro de dos años. 

   Finalmente, desde la Coalición Cívica, viendo el panorama desierto y sin candidatos de peso, ya candidatearon a la propia líder del partido, y miembro fundadora del armado opositor allá por 2015, Lilita Carrió. 

   Entre tanto, la agrupación bonaerense del PRO llamada “La Territorial”, desplegó hace poco su propio armado, pensando en las futuras PASO, con el lanzamiento del Foro Legislativo que, de manera virtual, logró convocar a poco más de un centenar de legisladores macristas, nacionales y provinciales, y concejales distritales. 

   Los anfitriones del encuentro fueron algunos exministros de la gestión de Cambiemos más la participación mayoritaria de referentes de la 1ª y 3ª Sección, ambas del conurbano. Por la Sexta, participó la diputada tresarroyense, Laura Aprile.  

   Todos juegan. Incluso para quienes representan estructuras territorialmente fuertes -como debería ser el radicalismo- asoma la agrupación “Vecinos Unidos”, un armado que cuenta con presencia en 80 distritos bonaerenses. Una manera de acceder a los espacios de poder, por fuera de las superestructuras.