Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Vacunas y Covid, entre la desconfianza, el manejo político y la desinformación

Nunca en la historia de la humanidad una vacuna estuvo disponible en tan poco tiempo. Pero hay factores por los cuales una parte de la sociedad aún no esté convencida.

Vacunación contra el Covid en nuestra ciudad, el último 4 de abril. / Fotos: Pablo Presti, Emmanuel Briane y Rodrigo García-La Nueva.
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Audionota: Danilo Belloni

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Apenas declarada la pandemia del coronavirus por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando el mundo todavía no alcanzaba a percibir su magnitud y la normalidad empezaba a tambalear, la posibilidad de disponer de una vacuna se convirtió en el horizonte de todos los laboratorios del planeta y la única luz de esperanza para poner fin a los contagios.

   Nunca en la historia de la humanidad una vacuna estuvo disponible en tan poco tiempo, al punto que ya se ha aplicado a millones de personas y se espera que, poco a poco, la inmunidad de rebaño empiece a ser una realidad.

   Sin embargo, la puja de intereses que hubo en este tiempo, los manejos políticos del tema, la desinformación y algunos otros factores lograron que gran parte de la sociedad no esté convencida de que estas vacunas sean realmente efectivas. Temen, además, por supuestos efectos secundarios, ponen en duda que sus fabricantes hayan cumplido con todos los requisitos sanitarios adecuados y hasta sugieren que conforman un riesgo para la salud.

   No se trata únicamente de una postura radical, como la generada por los grupos denominados antivacunas sino, en gran parte, consecuencia de las pujas generadas acerca de las vacunas de acuerdo a su origen (China, Rusia, India, Reino Unido), la desinformación y, lo que es peor, las oscuras campañas para generar miedo y desconfianza.

   Las vacunas son, según la OMS, uno de los mayores avances contra las enfermedades en la historia de la humanidad. Sin embargo, hay personas –a quienes algunos identifican como antivacunas-- que cuestionan de manera sistemática su efectividad, las rechazan y consideran que son más perjudiciales que beneficiosas. En 2019, la OMS situó a esta postura como una de las mayores amenazas para la salud mundial, luego de verificar un aumento de casos de sarampión, señalando a los contrarios a las vacunas como causantes de ese repunte.

   Pero fuera de este segmento que rechaza a las vacunas en general, en el caso particular de las destinadas al Covid los reparos tienen otro origen y son, en gran medida, consecuencia de las campañas de desinformación y de distintos cambios de postura frente a un virus completamente desconocido, al que hubo que estudiar y conocer en muchos casos en base a prueba y error.

   Son variados los argumentos de quienes son reacios a vacunarse contra el Covid, o han decidido establecer un compás de espera antes de hacerlo. Pero existe un importante abanico de la sociedad que mantiene esa postura, incluso en sitios clave como la de la salud.

   “En el área de los residentes todos fuimos de inmediato a vacunarnos, pero en el hospital los médicos más grandes estaban reticentes a hacerlo. En primer lugar por una cuestión política que desprestigió bastante a la primera vacuna que llegó: la rusa. Eso cambió cuando se publicó un paper (un informe científico) que confirmó que estaba en la fase 3; ahí sí muchos se vacunaron”, señala Lucas Minervino, bahiense, quien se desempeña en la guardia psicológica del hospital Rivadavia, en la Capital Federal.

   Agrega que hubo, además, personal de la salud con una postura muy exigente ante esta vacuna, cuando nunca indagaron ni investigaron a otras.

   “Creo que eso tiene que ver con una cuestión política de desconfianza al Gobierno y a Rusia y a todo lo que significan para determinado grupo. Ha sido notable ver que médicos que condenan a los antivacunas han llegado a tomar esa posición”, afirmó.

   El infectólogo Diego Maurizi, del Hospital Municipal local, reconoce que “siempre hubo gente en contra de las vacunas en general; incluso, médicos que cuestionaron la vacuna antigripal o gente que aseguraba haberse sentido peor después de vacunados”, detalla.

Diego Maurizi, infectólogo del Hospital Municipal local.

   Para el profesional, esa postura, “que no tiene sustento alguno”, se verificó también con la vacuna contra el Covid, sobre todo por el temor fomentado desde distintos sectores.

   “Por suerte hoy ya tenemos evidencia científica y millones de dosis aplicadas como para saber que las vacunas son eficaces y seguras. Hoy debería haber menos miedo y verlas como la solución para terminar lo antes posible con este capítulo y empezar otro”, dijo.

   Para Maurizi, el cuestionamiento a las vacunas es también consecuencia de que no hubo “una unión política” en el manejo de la pandemia.

   “Se generaron bandos que se contradecían y eso llevó a la gente a tener desconfianza y ver con agrado cualquier argumento, aunque fuera desopilante, para no hacer lo que había que hacer”, aseguró.

Los más vulnerables, sin anotarse

   Para el titular de Región Sanitaria I, Maximiliano Núñez Fariña, en Bahía Blanca hay una respuesta adecuada ante la vacunación, comprobada con el buen número de inscriptos, ubicadas en el orden de las 130 mil, de los cuales cerca del 60 % ya recibió la primera dosis.

   Sin embargo, el directivo detalló que el 70 % de esas personas no están dentro de las más expuestas a los efectos del virus, ya que pertenecen a la franja de entre 15 y 59 años, sin enfermedades preexistentes, mientras que apenas el 30 % pertenece al sector que más necesidad tendría de vacunarse.

   Para el facultativo, hubo un primer momento en que la gente no se anotaba “por desconocimiento o desconfianza”, pero que esa postura se fue revirtiendo.

   “Al ir aplicando vacunas la gente va tomando confianza. Hoy tenemos vacunado al 98 % del personal del sistema sanitario. Cuando se ve que los médicos y enfermeras se vacunan, la situación comienza a modificarse. Así que esperamos que esa primera postura de rechazo se vaya revirtiendo y, sobre todo, los más vulnerables se anoten para recibir la vacuna”.

Tener confianza

   Si hay una voz autorizada en el tema vacunación, esa es la del pediatra Carlos Kholer, quien cada año se pone al frente de las campañas de vacunación en la ciudad.

   A su criterio, la postura de no vacunarse existente en muchas personas son consecuencia de “prejuicios, desconfianza y miedo”.

   “Los prejuicios son parte de un factor individual y personal, al que se agregan también los políticos --por caso, cuestionar el origen de las vacunas--, y los que obedecen a la opinión de personas en base a mala información”, indica.

   Kholer menciona que otro componente que, quizá, generó desconfianza fue el hecho de que las vacunas se desarrollaron en un tiempo récord en la historia de la medicina, y explica que eso fue consecuencia de “la urgencia que supone enfrentar una pandemia, con el apoyo económico a los investigadores, financiados por las grandes potencias y ayudados por procesos biológicos que, en los últimos años, se han perfeccionado muchísimo”.

   “Tal celeridad hizo que mucha gente descrea de procesos que, para otras vacunas, demoraban años en obtener su aprobación”, agrega.

   También señala que se paga el precio por la mala comunicación y el desconcierto que ha habido en el mundo ante esta enfermedad desconocida.

   “La propia OMS tuvo un pobre papel en el inicio de la pandemia, con marchas y contramarchas acerca de cómo prevenirla, negar que se trasmitiera por el aire o ponerse de acuerdo en el uso del barbijo. Todo eso generó una desconfianza mayúscula que, sin dudas, alcanzó a las vacunas”, indica.

   El médico asegura que esa desconfianza se va revirtiendo a medida que se conocen informes científicos cada vez más certeros.

“En el caso de la vacuna, las dudas se han vencido a medida que se aplica y se verifica que los efectos colaterales no eran los que se decían y los expertos señalan que no hay consecuencias a largo plazo. En nuestro país, las reacciones en los vacunados han sido leves, moderadas o nulas”, dijo Kholer.

   Señala, por último, el accionar que han tenido los grupos “resistentes a las vacunas”, que son históricos y obedecen a distintos intereses, y que han tomado mayor auge a partir de las redes sociales. 

   “Manejan con mucha inteligencia las redes y no han encontrado una respuesta efectiva e inmediata de parte del sector científico.

   “Su intencionalidad existe y obedece a distintos intereses. Pero es claro que funcionan en base a sostener que nada existe, ni la pandemia ni el virus ni las muertes, todo basado en mentiras, en mitos y teorías que solo logran entorpecer las formas de cómo combatir a esta pandemia”, dijo.

A favor y en contra de la vacunación, o de las vacunas

   Muchas personas han decidido no vacunarse, esperando tener más certezas, tomar confianza o sentirse seguros. La mayoría no se identifica en absoluto con posturas antivacunas, sino que en particular mantienen sus reservas en el tema del Covid.

   Los siguientes son algunos argumentos de personas que han decidido todavía no inscribirse.

   --“Creo que es una vacuna que no tuvo el tiempo suficiente de evaluación y tengo miedo que tenga efectos colaterales, que sea disparadora de efectos negativos, como una trombosis. Pero, además, por no ser persona de riesgo puedo hacerme cargo del contagio. Incluso, si tuviera una situación de riesgo tampoco sé si me la pondría porque vi casos que la vacuna acentuó su estado de salud”. Roxana (51 años).

   --“Tengo 45 años, sin antecedentes patológicos; por suerte no me enfermo nunca y jamás pasé por un hospital. Considero no necesitarla; tampoco me doy la vacuna de la gripe por los mismos motivos”. Silvia (45).

   --“Con mi marido nos pusimos la vacuna de la gripe y de la neumonía, entonces por ahora no nos anotamos para la del Covid. Como no tenemos problemas de presión, diabetes y ninguna enfermedad de base nos dijeron que no era urgente. No somos antivacunas, pero más adelante, cuando sea más segura, en otra etapa, seguramente nos la pondremos. Por ahora vamos a esperar”. Liliana (65).

   --“Me gustaría informarme más y decidir qué vacuna ponerme. Hay algunas que no me inspiran confianza, sobre todo por lo que escucho sobre efectos colaterales. Mientras tanto, con prevención y cuidados puedo manejar el tema. Creo que los propios médicos están divididos en si la vacuna hace bien o mal”. Marina (41).

   --“No me anoté porque doy por sentado que a mí no me van a llamar por mi edad”. Aldana (26).