Preocupación por el mal estado del puente de la avenida Colón
Se pueden constatar, a simple vista, los preocupantes daños que presentan los pilares de la obra, con importantes rajaduras y desprendimiento de ladrillos. Se solicitó una revisión integral.
Por Mario Minervino / [email protected]
La edil Gabriela Schieda (Espacio radical Arturo Illia) elevó una minuta al Departamento Ejecutivo municipal consultando si dispone de algún estudio relacionado con el estado estructural del puente Colón y, en caso de no existir, solicita se realice una pronta evaluación del mismo.
El pedido se basa en la preocupación de varios vecinos del sector que han constatado, a simple vista, los preocupantes daños que presentan los pilares del puente, con importantes rajaduras y desprendimiento de ladrillos.
También advierten deterioros en el pavimento, lo cual genera preocupación teniendo en cuenta el constante y creciente paso de camiones y ómnibus por el lugar.
“Por cuestiones de seguridad es que se considera la importancia de realizar estos estudios y, de ser necesario, plantear la pronta reparación de la obra”, señaló la edil en su pedido.
No es la primera vez que se plantea considerar el estado estructural de este puente que salva las vías del que fuera el ferrocarril Buenos Aires al Pacífico seccional Bahía Blanca al Noroeste, construido entre 1908 y 1911, con 110 años de servicio.
En 2011, un estudio realizado por profesionales de la UTN alertó sobre la necesidad de una adecuación de la obra, atento a su intenso uso que entonces se estimó en el paso de 70 camiones cada hora.
No es posible determinar si el puente se encuentra cerca del colapso o si su estructura está comprometida. Pero sí es simple advertir los daños que presenta en varias de sus partes.
El ingeniero Gabriel Hernando, que ha realizado estudios estructurales de puentes ferroviarios similares, por caso los del complejo La Niña de Ingeniero White, menciona que en el caso del puente Colón el mal estado de sus pilares merece atención por la cantidad de ladrillos faltantes y por las fisuras que presenta, afectaciones que reducen la capacidad de apoyo para la estructura metálica.
“Hay que tener en cuenta además el estado del mortero utilizado en la colocación de los ladrillos. Los ingleses cubrían las juntas con cemento que protegía la mezcla, pero gran parte de esa protección se ha perdido con el tiempo dejando expuesta una mezcla que es rústica, de arena y cal. Afectada esa unión y con el deterioro y faltante de ladrillos, el pilar pierde resistencia. Es difícil establecer a simple vista el estado de la obra, pero siempre es algo que hay que atender cuando los pilares que sostienen el puente están en tan mal estado”, señaló.
Puente de nadie
Uno de los grandes problemas que enfrenta la obra es determinar a quién corresponde su reparación. El puente es parte de los bienes “residuales” del ferrocarril, los cuales están desde de la década del 40 bajo la administración de entes dependientes del estado nacional y en algunos casos concesionados a empresas privadas.
Esto genera severas dificultades a la hora de asumir de quien es la responsabilidad de su cuidado y mantenimiento, que mientras tanto nadie realiza. En muchos casos la municipalidad ha asumido reparaciones de este tipo de obras, atendiendo que es complejo gestionar las mismas a nivel nacional.
En 2011 la Municipalidad anunció la licitación para la reparación integral del puente, asumiendo la importancia de esa intervención. Los trabajos incluirían pintura, iluminación, reparación de pilares y reparación de la estructura. Sin embargo, la convocatoria quedó en ese mero anuncio.
El puente Colón lleva 110 años de servicio, lo cual deja en claro su calidad constructiva pero también enciende una alerta por la falta de cuidado y mantenimiento.
El permiso para ejecutar la obra fue presentado en la municipalidad por William Harding Green, gerente del Pacífico, en 1905, siendo autorizada su construcción por el concejo deliberante en 1906.
El anuncio de la construcción tuvo --como corresponde a la idiosincrasia bahiense-- opositores y detractores. Los vecinos de la avenida aseguraron que "le quitaría valor a sus propiedades" y argumentaron que su ejecución, que obligaba a hacer terraplenes, quitaría la visual que se tenía desde el centro "hacia el mar".
Los trabajos comenzaron en 1908, con materiales típicos utilizados por los ingleses: hierro y ladrillo. El puente se ubica seis metros sobre las vías, tiene 14 metros de ancho y barandas de 1,20.
La "Revista Comercial" definió a la construcción como "la más grande y de mayor aliento de Bahía Blanca" y hasta se pensó en inaugurarlo el 25 de mayo de 1910, como parte de los festejos del centenario de la Revolución de Mayo.
Para tomar conciencia de las dimensiones del puente es necesario mirarlo desde abajo. Se ven cinco pilares, los estribos sobre los que apoya la estructura metálica, y siete tramos de hierro que constituyen su esqueleto.
La calzada original era de adoquines, aunque parte de este material fue reemplazado por hormigón, a efectos de facilitar la tracción de los vehículos.
El puente forma parte de un área ferroviaria declarada "Conjunto Histórico urbano arquitectónico" provincial. La misma incluye los galpones del ex mercado Victoria, la ex Usina Eléctrica, las casas obreras del Barrio Inglés y la ex Estación del Bahía Blanca-Noroeste.