Bahía Blanca | Sabado, 19 de julio

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Consecuencias del Covid: ¿cómo recuperar el olfato y el gusto?

Clavo de olor, rosa, limón y eucalipto. Son las cuatro sustancias que pueden devolver el olfato a quienes, luego de sufrir el Covid-19, siguen sin poder recuperar este sentido.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Por Mario Minervino / [email protected]

   Así como una deportista que debió estar inactivo durante un tiempo por una lesión debe poco a poco comenzar a entrenar para recuperar su estado físico, de igual manera existen prácticas que han demostrado su eficacia a lo largo del tiempo para recuperar el olfato y el gusto, dos de las consecuencias que deja el covid 19 en las personas que estuvieron infectadas.

   Así como lo lee: existen ejercicio o prácticas muy simples de estimulación del olfato que aceleran los tiempos de recuperación de estos sentidos en un porcentaje elevado de las personas afectadas.

   Si bien la anosmia, tal el nombre de la pérdida del olfato, figura entre los síntomas más comunes del coronavirus, también suele ser generada por otras causas, relacionadas con enfermedades respiratorias o alérgicas.

   La ageusia, por otra parte, es la pérdida de la capacidad de apreciar sabores, está también entre los síntomas más comunes de los contagiadas.

   En ambos casos se trata de afecciones que puede durar pocos días, varias semanas y en algunos casos prolongarse en el tiempo.

Primeras pistas

   A más de un año de la aparición del Covid, y en plena segunda ola, los especialistas disponen de algunas estadísticas específicas de la enfermedad y los tiempos de afectación que registran los infectados luego de ser dados de alta.

   “Se verificó que entre el 40 y 50% de quienes pierden el olfato después de tener Covid lo recuperan a los 30 ó 40 días después de la infección, mientras que el otro 50% lo termina recuperando totalmente después de ese tiempo”, explica el médico otorrinolaringólogo Juan Petrini, ex médico asociado del hospital Italiano de Buenos Aires y docente de la UBA, quien desde hace algunos años desempeña su labor en nuestra ciudad.

   Superado ese plazo de 40 días sin recuperar el olfato se sugiere consultar a un especialista para que evalúe la situación clínica, ya que pueden existir otras circunstancias que estén generando esa pérdida.

   “Hay personas que consultan a la semana, o que van a una guardia cuando todavía están cursando la enfermedad. La idea es que esperen al menos un mes antes de hacer una consulta específica por la pérdida del olfato”, añadió el médico.

La  rehabilitación

   Pasados los 40 días después de la infección y si no hay señales de recuperar el olfato, es conveniente recurrir al médico especialista. En la mayoría de los casos el tratamiento que se asigna es el de la recuperación olfatoria, que no es ninguna novedad sino que se aplica desde hace tiempo con evidencia científica de resultados favorables.

   “Consiste en sentir distintos olores fuertes pero no tóxicos, un par de veces en el día. Es algo que se hace de manera casera y que estimula el olfato. Es lo que mejor funciona para cualquier perdida pos viral en general. Es una suerte de reeducación olfativa”, puntualizó Petrini.

   Se sugiere esperar al menos tres meses después la infección y antes de que haya transcurrido un año de la misma, para comenzar con esta práctica. Los resultados son favorables, aunque el tiempo que demande el tratamiento varía con cada persona. Algunos se recuperan en un mes, otros en un tiempo más prolongado. Una media es tener los primeros signos favorables a los tres meses de iniciado el tratamiento.

Los olores

   La rehabilitación para recuperar el olfato consiste, simplemente, en oler algunas fragancias fuertes, tan comunes como rosas, clavos de olor o eucalipto.

   “La terapia consiste de oler 20 segundos cada una de estas sustancias, dos o tres veces por día durante tres meses. Ese es un buen tiempo estimular la vía olfatoria. Lo bueno de esta práctica es que se puede extender en caso de ser necesario, porque no es para nada nociva”, explicó Petrini.

   Como no hay todavía evidencias de los efectos del Covid más allá de un año, no se tiene una estadística certera fuera de esos plazos.

   “Pueden existir entonces casos que eventualmente no recuperen la totalidad del olfato y otros que recuperen algunas fragancias o, pero todas”.

   Para estos casos existen otros tratamientos de rehabilitación con distintas drogas que todavía están en etapa de ensayo.

   En cuanto al gusto, la mecánica de funcionamiento es completamente diferente.

   “A diferencia del olfato, el gusto va por una vía nerviosa y generalmente se recupera más fácil. A veces se da el caso de que se recuperó el gusto pero el olfato no, entonces se puede sentir el sabor adecuado de algo que se está comiendo pero el olfato puede sentir un olor distinto”.

   Por último, Petrini destacó que la perdida de olfato no siempre debe asociarse con el Covid.

   “Es es una de sus manifestaciones, pero si además no hay tos, fiebre o dolor de garganta, corresponde hacer otro tipo de estudios porque puede tener alguna inflamación o cuadro de alergia que genere la perdida de olfato. “Además de la rehabilitación olfativa, una examen clínico puede establecer la necesidad de realizar estudios complementarios”, detalló.

El mecanismo

   El olor es detectado por un área de la nariz llamado epitelio, donde se encuentran sus receptores. Una vez captado, el córtex cerebral lo interpreta. El bulbo olfativo está cerca de las regiones del cerebro ligadas a la memoria, de allí que el olfato sea uno de los sentidos más conectados con las experiencias vividas.

   El coronavirus provoca una inflamación que dificulta que lleguen las partículas de olor al techo de la nariz. Hay un segundo mecanismo, con una afectación en el bulbo olfativo, que dificulta que el cerebro pueda identificar un olor de otro. El Covid-19 afecta solo a esas células de apoyo, por eso la mayoría de pacientes recupera el olfato.

   El entrenamiento para recuperar el olfato, en su formato tradicional, consta de cuatro olores: clavo, rosa, limón y eucalipto. Sin embargo, hay elementos domésticos que amplían ese abanico. Las cáscaras de naranja y limón, la nuez moscada, la menta, el café molido, el coco y la canela pueden sumarse a estos entrenamientos.

   Estudios recientes señalan que los cuatro olores utilizados en estos entrenamientos deberían cambiarse cada doce semanas. Por otro lado, han demostrado que tendrán mejores resultados cuanto más semanas se practique.