Condenado por asaltar un negocio y apuntarle a un bebé de apenas 5 días
Marcelo Colomba recibió una pena de 3 años y medio de prisión por el intento de robo registrado en una casa de Villa Nocito donde funciona una panificadora.
No debe haber nada más traumático para un padre que ver cómo un asaltante le apunta con un arma de fuego a su hijo. Y pocas cosas deben ser más horrendas en un delito que apuntarle a un bebé de apenas 5 días de vida.
Todo eso sucedió en un intento de robo que se registró la mañana del 28 de febrero de 2017 en una vivienda de Villa Nocito, que funciona como panificadora.
En el atraco, que no llegó a consumarse, actuaron un menor como "campana" y un mayor que fue finalmente identificado, procesado y ahora condenado, a 3 años y medio de prisión efectiva.
Se trata de Marcelo Ezequiel Colomba, quien recibió la pena de parte del Tribunal en lo Criminal N° 1, con votos de los jueces Hugo De Rosa, Ricardo Gutiérrez y Eduardo d’Empaire.
Aquel día, sobre las 9.50, mientras Carina Elizabeth Correa atendía a una vecina en su local, ubicado en Río Atuel 1867, Colomba llegó en una moto con el adolescente, que lo esperó en la vía pública.
Primero preguntó si tenía pan, pero la mujer le dijo que estaba en el horno y de inmediato le exigió dinero.
"No quiero bardear, no quiero bardear, dame plata, no me importa nada, dame plata", fue la advertencia de Colomba a la mujer.
Correa le aclaró que solo tenía 100 pesos y entonces el delincuente volvió sobre sus pasos, fue hasta la baulera de la moto y tomó un arma de fuego que se colocó en la cintura.
De vuelta en el negocio, le apuntó directamente al bebé de la víctima, de solo 5 días de vida.
Los gritos de la mujer hicieron reaccionar a sus otros hijos, que estaban en la vivienda y al intervenir se produjo un forcejeo, aunque el ladrón, finalmente, optó por retirarse con las manos vacías.
Tras el rápido llamado al 911 y la descripción de la moto y de la vestimenta, se pudo dar con el acusado.
"Estaba redrogado"
Correa, en su testimonio, aseguró que el asaltante "estaba redrogado" y confirmó que primero se hizo pasar por cliente para luego intentar el robo.
Dijo la mujer que en ese momento solo tenía 600 pesos de la venta de roscas, aunque el ladrón se fue con las manos vacías.
La declaración de otros testigos -entre ellos la clienta que alcanzó a retirarse cuando se inició el asalto-, el llamado al servicio de emergencias y el procedimiento policial permitieron ratificar la autoría y penal responsabilidad de Colomba.
Los jueces consideraron que el ladrón fue autor de robo calificado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no ha sido acreditada y por la participación de un menor de 18 años, en grado de tentativa. Y le impusieron 3 años y 6 meses de cárcel.
A modo de atenuante, se tuvo en cuenta su carencia de antecedentes, aunque no -como pretendía la defensa- el buen concepto, que no fue acreditado sino presumido, ni la juventud.
Entre los agravantes se marcaron el uso de la moto para facilitar la llegada y la huida, la intervención de dos personas y el hecho de apuntarle a un bebé.
También agravó la figura la participación de un menor en el delito, aunque en este punto hubo disidencia. Para De Rosa, el mayor no instó al menor a cometer el hecho, pero sus colegas interpretaron que se debe agravarse cuando se da la intervención de un menor con un mayor, ya sea como autor o partícipe y esa postura, por mayoría, es la que prevaleció.
Dijo que fue, pero a buscar drogas
Indagatoria. Marcelo Colomba declaró que el día del robo había estado en un bar de Pacífico y Coulin hasta las 8.30 y que junto al menor salió "a buscar droga" y fueron hasta ese domicilio porque supuestamente allí vendían.
Otra versión. Se ubicó como víctima y dijo que la mujer lo atendió junto con su hijo -que tenía un revólver con el cual le apuntó- y le advirtió que no le iba a dar nada porque le había quedado debiendo. Por esa reacción aseguró que tomó la moto y se fue.
Mejorar la situación. Para el tribunal, su coartada solo buscó "mejorar la situación procesal". Consideró convincente el resto de los testimonios dados y la importancia del llamado al 911.
La comunicación. Los jueces tuvieron en cuenta, entre otros puntos, la comunicación al servicio de emergencias, mediante la cual la hija de Correa relató lo vivido instantes antes con Colomba. “Este tarado de mierda … le vino a pegar a mi mamá.. vino a sacar un fierro acá”. Pareció un relato "veraz y fidedigno".
Ilógico. Por otro lado, entendieron que no es lógico que si los dueños de casa venden drogas -como dijo el imputado- llamaran al 911 después de su "visita".