Bahía Blanca | Jueves, 10 de julio

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Se encamina hacia el juicio otra terrible historia de abuso intrafamiliar

Confirmaron la preventiva a un hombre sospechado de violar a su hijastra y a la prima de ella desde que tenían 7 y 8 años y por mucho tiempo. Todo salió a la luz cuando una de las víctimas, a los 15, fue mamá y se animó a denunciar.

   Si hay casi mil denuncias por año sobre delitos sexuales en todo el Departamento Judicial Bahía Blanca y más de la tercera parte los sufren menores, la estadística puede llevar a una peligrosa tendencia de "naturalizar" lo que pasa.

   Sin embargo, cuando uno aborda los casos particulares, el de cada víctima, advierte la gravedad de lo que sucede en muchos hogares de la ciudad y la región y las consecuencias -generalmente irreparables- que sufren los chicos al ser arrasados emocionalmente por quienes, paradójicamente, deben protegerlos.

   Es lo que vivieron una pequeña y su prima, cuando quedaban al "cuidado" de su padrastro, desde los 7 y 8 años de edad y durante mucho tiempo.

   Las niñas, amenazadas por R. (no se lo identifica para preservar a las víctimas), fueron violadas repetidamente en dos viviendas distintas donde la familia vivió en el barrio Miramar.

   En 2017 se acabó la pesadilla, cuando una de las chicas fue mamá, a los 15, y esa condición la envalentonó para romper las cadenas del silencio y denunciar al sospechoso, que hoy sigue detenido.

   La Cámara Penal le acaba de confirmar la prisión preventiva a R., que había dictado la jueza de Garantías subrogante Natalia Giombi. De esa manera rechazó la apelación que había presentado su defensor particular, Joaquín Leopoldo Maldonado Santi.

   Las características y gravedad de los hechos y la pena en expectativa hacen prever la posibilidad de que entorpezca la investigación o se fugue, con lo cual desestimaron la posibilidad de excarcelación o arresto domiciliario.

   R. podría llegar a recibir desde 8 años de prisión y hasta 50, el máximo previsto por el ordenamiento penal.

Les tomaba fotos

   El hombre negó los cargos y dijo que en parte del periodo de la acusación, tanto en 2009 como en 2013/14 no se encontraba en la ciudad por trabajar en una mina de Perito Moreno y que en otras ocasiones trabajaba como albañil en nuestro medio, de 8 a 17.

   "Esas circunstancias fueron acreditadas pero no excluyen, en modo alguno, la posibilidad de la comisión de los hechos en las oportunidades referidas por las víctimas, pues los días y momentos que sí se encontraba en la vivienda bien pudieron acaecer" por estar de franco o encontrarse a la guarda de su hijastra, ya que su exmujer, enfermera, hacía horarios rotativos, incluso nocturnos.

El rol clave de la escuela en la lucha contra el abuso sexual infantil

   Una vez que se "liberaron", las víctimas llegaron a contar que no solo las abusaba sino que también les tomaba fotos y las amenazaba con un cuchillo para que no contaran nada.

   Incluso una vez que los hechos llegaron a la fiscalía, R. envió correos electrónicos y mensajes a través de las redes sociales a las víctimas, en tono de intimidación, para tratar de frenar la causa.

   "La ausencia de rastros físicos o químicos en el cuerpo de la víctima no implica que la agresión no haya existido, pues no se le exige que realice una resistencia heroica para evitar el abuso, como alega la defensa, máxime si se tiene en cuenta las intimidaciones sufridas", explicó la Cámara.

   Los datos aportados por las denunciantes se complementan con los dichos de la madre de una de las niñas, la abuela y otros familiares.

   Por otro lado, las dos pericias psicológicas realizadas aluden a "la evaluación de la conflictiva emocional y la falta de indicadores de fabulación, con indicadores compatibles con los ataques sexuales que se investigan".

   El sospechoso afronta cargos por abuso sexual con acceso carnal agravado por la convivencia con una menor de 18, por el uso de arma y por la guarda y abuso sexual gravemente ultrajante, en concurso real de delitos.

Huellas mnémicas

"Lagunas". La defensa del acusado apuntaba a ciertas "lagunas" o imprecisiones en los relatos de las chicas, aunque una de las peritos que actuó en el caso se refirió a lo que se llama huellas mnémicas.

La edad. Dijo la especialista que este tipo de hechos generan complejidades, tanto en los relatos como en las entrevistas, sobre todo cuando las abusadas son niñas.

Explicación."La víctima en la pericia no siempre relata 'todo', y esto tiene que ver con lo que en psicología se conoce como las 'huellas mnémicas' que llevan a considerar que en este tipo de sucesos pueden generarse imprecisiones al momento de la denuncia o de la declaración, pero que ello de ningún modo permite decir que el hecho no ocurrió o alterar la acusación", explicó la perito.

Psicológico. "Justamente esa falta de pequeñas precisiones hacen a los efectos o huellas que desde lo psicológico afectan a las víctimas, pero esto claramente no indica -reitera- que los hechos no hayan ocurrido", agregó.