Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Una muestra para descubrir a Milstein y su gran legado

Hoy se inaugura una exposición en la Casa Coleman. Habrá una línea de tiempo con su formación y sus hitos.

Archivo La Nueva.

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Suele ocurrir que muchas veces se conoce más al nombre que al hombre, a un apellido antes que a una obra. Puede ser en parte el caso del bahiense César Milstein, ganador del premio Nobel de Medicina 1984 por un descubrimiento que sigue revolucionado desde entonces la historia de la medicina y cuyos alcances todavía están en pleno desarrollo e investigación.  

   El Ministerio de Cultura de la Nación ha declarado al 2021 como el año de homenaje a Milstein. Su ciudad natal no podía quedar al margen de tamaña declaración. 

   Por eso es que se concreta desde hoy una propuesta del Dr. Esteban Brignole, (investigador superior del CONICET y miembro de FUNDASUR) y del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca (INIBIBB-CONICET–UNS) de ofrecer una muestra que grafica la vida y obra de este científico, organizada por un equipo de Investigadores Asistentes y personal del INIBIBB, con apoyo de FUNDASUR y de la Casa Coleman. 

   La exposición contará con videos y fotografías de Milstein, en particular referidas a su visita a nuestra ciudad en 1987. Habrá además una línea de tiempo con su formación y los hitos de su carrera científica.

Los detalles

   Natalia Alza, doctora en química e investigadora del CONICET, es una de las encargadas de la organización de la muestra. 

   Explicó que la misma estará organizada de modo gráfico y audiovisual y de manera continua, para que los visitantes puedan recorrerla en cualquier momento y de manera independiente. 

   “El material que presentamos ha sido obtenido de distintas fuentes. Un video fue cedido por el canal Encuentro, resumiendo la vida académica de MIlstein. Otro es de producción propia y se centra en porqué Milstein gana el Nobel, cual es su descubrimiento y el impacto del mismo tantos años después. También hay un video de tinte más familiar, cedido por su sobrina nieta. Las fotografías fueron facilitadas por La Nueva y por Cristina Braschi referidas a la visita de Milstein de 1987”, resumió la doctora.

   Consultada sobre el impacto del descubrimiento realizado por Milstein, la generación de anticuerpos monoclonales, Alza mencionó que eso es precisamente lo que se pretende trasmitir con la muestra. 

   “Hay tratamientos que hoy dependen de esos anticuerpos, como es la terapia del cáncer, pero también lo encontramos en cosas cotidianas como un test de embarazo. También mostraremos el impacto que tuvo en la lucha contra el Covid. El descubrimiento de Milstein atraviesa la química, la terapia, los test y los diagnósticos. Cuando en 1975 dio a conocer su trabajo no imaginó su implicancia tantos años después”.

   Hay, además, una voluntad en la exposición de conocer al hombre detrás del científico.

   “Milstein tiene una muy interesante y rica vida, una manera de actuar y de pensar que a muchos nos gustaría imitar. Creo que a las nuevas generaciones les va a encantar descubrir a estar persona que vivió su niñez y adolescencia en Bahía Blanca. Queremos que descubran su vida desde distintos puntos de vista y que entiendan el impacto de su descubrimiento en la medicina, muchos de ellos incluso casi inesperados”.

   La muestra será en la Casa Coleman, avenida Alem 41,hoy y mañana y sábado 4 y domingo 5 de diciembre, de 17 a 20.

 

Milstein, el hombre que incursionaba "un poco en la ciencia"

   El 7 de agosto de 1975 César Milstein publicó, en coautoría con George Kohler el artículo "Continuous cultures of fused cells secreting antibody of predefined specificity", el cual le valdría el Premio Nobel de Medicina 1984.

   Su descubrimiento referido a los anticuerpos monoclonales cambió para siempre la inmunología y la investigación biomédica.

   A poco de recibido, una beca del British Council le permitió incorporarse al Departamento de Bioquímica de la Universidad de Cambridge, donde realizó un segundo doctorado. En 1961 regresó a Argentina y se hizo cargo de la división de Biología Molecular en el Instituto Malbrán, sin embargo el golpe militar de 1962 lo llevó a renunciar y regresar a Londres.

   Instalado en el Laboratorio de Biología del Medical Research Council de Cambridge, aceptó dedicarse al estudio de los anticuerpos, fascinantes moléculas cuya estructura había sido recientemente establecida aunque su polimorfismo era prácticamente desconocido.

   Tras años de intentar descifrar esa base estructural, decidió que la química por sí sola no lo llevaría muy lejos. Había que ir más allá para comprender esa diversidad funcional. Siguió entonces su instinto de atacar los problemas desde diversos puntos de vista.

   Los anticuerpos monoclonales no existían todavía ni en la imaginación de los inmunólogos más expertos. Invitado a un seminario en el Instituto Basel de Inmunología, en Alemania, conoció a Georges Kohler, quien se incorporó a su equipo y se embarcó en un pequeño subproyecto dedicado al estudio de estirpes híbridas de células de mieloma.

   “Como no pudimos conseguir una línea celular que hiciera lo que queríamos, nos vimos obligados a construirla”, dijo Milstein al explicar cómo se gestó la idea que los condujo al descubrimiento de los anticuerpos monoclonales con la fusión con células de bazo de un ratón inmunizado con hematíes de carnero, obteniendo tres clones híbridos productores de anticuerpos.

   Curiosamente, Milstein y Kohler fueron cautos al anunciar el potencial de los anticuerpos monoclonales. Su presentación terminó con la frase "Podrían ser valiosos para uso médico e industrial”.

   Ninguno de los dos científicos se ocupó de patentar la técnica de obtención de anticuerpos monoclonales. Kohler se opuso a esa posibilidad mientras que Milstein dejó esa decisión en manos del centro en el que trabajaba. El porqué esa patente –que los hubiera hecho millonarios-- no se solicitó forma parte de una curiosa historia: la institución no detectó el potencial del producto: "Es difícil identificar aplicaciones prácticas que puedan perseguirse como una empresa comercial”.

   Lo cierto es que la aportación de Milstein y Kohler ha permitido el desarrollo de nuevas técnicas, el avance en el conocimiento de agentes infecciosos y el diagnóstico de enfermedades y, más recientemente, su entrada como agente terapéutico.

MIlstein de visita en su ciudad natal, 1987

   Milstein siempre tuvo en claro el origen de su descubrimiento: "Fue un subproducto de una investigación básica. Su éxito en aplicaciones prácticas es el resultado de propiedades inesperadas e impredecibles, un ejemplo del impacto práctico de una investigación no considerada comercialmente valiosa y de relevancia médica inmediata. Fue más el resultado de especulaciones esotéricas, por curiosidad, motivadas por el deseo de comprender la naturaleza"

   Al jubilarse, en 1995, continuó trabajando en un pequeño laboratorio. Falleció el 24 de marzo de 2002. Unos días antes de su muerte, cuando un médico se aprestaba a realizarle un estudio le preguntó cuál era su profesión. César contestó: "Incursiono un poco en la ciencia”. Su respuesta muestra de manera clara y precisa su humildad y carácter.