Progreso y Transvaal ¿Dónde están esas calles en Punta Alta?
Algunos las conocerán y otros no. Los nombres que toman esas arterias hablan de la historia que quiere contar la ciudad en cada época.
Las calles de Punta Alta se mueven, se transforman con el tiempo, van, vienen y además de su fisonomía cambian de identidad. De esto da cuenta una serie de artículos publicados por el Archivo Histórico Municipal sobre cómo “sus nombres son señas de identidad” e “indican qué héroes o acontecimientos se honran y qué historia se narra a través de ellos”.
Punta Alta nació a la par de las obras del puerto militar y en solo 4 décadas su metamorfosis fue notoria, después de que el núcleo poblacional se trasladara de las inmediaciones de Arroyo Pareja hacia lo que es el actual centro puntaltense por la llegada del ferrocarril.
En aquellos inicios, el pueblo tenía tan solo 2 calles, cuyos nombres habían sido elegidos por los propios vecinos. A la que corría en paralelo con las vías del tren la bautizaron Progreso.
“Sin dudas, es por estar cerca de los rieles, que se vislumbraban como la quintaesencia del desarrollo y de la prosperidad de los pueblos. Así figura en el croquis del pueblo que se conserva en el Archivo Histórico Municipal y que se fechó hacia 1903-1905”, explica el artículo que recopila la historia de la emblemática avenida Colón.
De ese modo, las primeras casas y carpas se levantaron en paralelo a las vías (foto) y se asentaron la primera carnicería, la primera tienda y la primera construcción de material de la ciudad.
En 1906, los planos ya la nombraban como se la conoce ahora, aunque en 1909 existe un pedido de vecinos para cambiarla a Francisco Ferrer, por el pedagogo anarquista español cuyo fusilamiento levantó una oleada de protestas en Europa y América.
“Pero lo cierto es que, en la sesión del 4 de mayo de 1910, el Concejo Deliberante bahiense resolvió oficializar el nombre de varias calles y de la plaza de Punta Alta. Se dispuso designar como Colón a la Calle Nº 1”, precisa el artículo.
La otra única calle existente en el pueblo desembocaba en la estación de ferrocarril y se llamaba Transvaal, una región sudafricana colonizada por holandeses que a mediados del siglo XIX descubre que estaba minada de diamantes.
En la época en que Punta Alta comenzaba a levantarse como pueblo de obreros de la base naval, la lejana Transvaal sufría tristes combates entre los colonos holandeses y el imperio británico.
“Tal vez fue como homenaje a la guerra recientemente ganada por Inglaterra, influidos por la nacionalidad de la empresa ferroviaria o por otra razón que desconocemos —consigna el el artículo—. No obstante, la denominación duró poco tiempo. En el plano presentado en 1906 ya figura con su nombre actual: Bernardo de Irigoyen, gobernador bonaerense en los años que vieron nacer a Punta Alta.”
Las calles del llamado casco histórico, de Colón a Espora, entre Villanueva y 9 de Julio, son las que mayores cambios sufrieron, por ser las más antiguas. Por ejemplo, Urquiza era España y Mitre se denominaba 25 de Mayo”
Después de la oficialización de la nomenclatura actual, a mediados de la década de 1930 se establecieron las alturas de las calles, tras más de 10 años de reclamos de vecinos por un mayor ordenamiento urbano.
Las arterias del pueblo siguieron cambiando. En la década del 40, casi todas estaban asfaltadas, y por disposición nacional los vehículos dejaron de circular “a la inglesa” para comenzar a hacerlo por la derecha, como el resto de los países de América. Y en 1962, todas las calles entre Villanueva, Patagones, Colón y Uriburu dejaron de ser de doble mano.
“Todos estos cambios experimentados en el primer medio siglo de la ciudad dan cuenta de la actividad que experimentaba la sociedad de Punta Alta. Cambios rápidos y necesarios en un entramado urbano que progresaba al compás de sus actividades económicas y sociales: un sector privado dinámico que se complementaban con las labores del arsenal y de la base naval, impulsaron el crecimiento de la sociedad en su conjunto”, finaliza el artículo.