Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Un escenario con epidemia de “reproches cruzados”

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en La Plata.

NA

   La pospandemia ya empieza a marcar la temperatura gubernamental. Incluso, más allá del creciente número de casos de mortalidad y contagios por coronavirus en el Área metropolitana donde confluyen los barrios más vulnerables del Conurbano y el ámbito porteño de Buenos Aires.

   En medio de estos más de 100 días de “cuarentena reforzada” en el AMBA, aún sobrevuelan las diferentes posturas públicas entre funcionarios de Nación, Provincia y la ciudad de Buenos Aires, pero no saltó ningún “fusible” por indisciplina política, al menos por ahora.

   El aislamiento social no sólo modifica la rutina diaria, sino también los comportamientos públicos. Esa frase calza justo sobre la figura del ministro de Sguridad provincial, Sergio Berni , tras protagonizar un nuevo show mediático increpando a policías federales que estaban en un control sobre el Puente La Noria.

   Berni se mueve con autonomía y es calificado como “indomable” en términos políticos.  Para los memoriosos en las diagonales, el ahora ministro tiene cierta similitud con la impronta del jurista León Carlos Arslanian, su antecesor en la cartera ministerial durante la gobernación de Felipe Solá. Ambos son dueños de un perfil propio, pero tienen diferencias en la formación profesional de cada uno. Alguna vez, recuerdan, Arslanian decidió no concurrir a las reuniones de gabinete por el bajo nivel intelectual que respiraba en esas tertulias.

   Desde calle 6 se sostiene, además, que “es muy clara” la postura opositora de Juntos por el Cambio por debilitar la figura del gobernador. Pero, como el desafío es saltar la grieta, desde el ala moderada del peronismo legislativo piden poner “entre paréntesis las discusiones partidarias”, ante la urgencia que significa enfrentar esta drástica situación de emergencia sanitaria con la que se “aprende a gobernar todos los días”.

   Kicillof encargó a la Legislatura diseñar un Plan Quinquenal para la pospandemia que se pondría en marcha el año que viene. Fue uno de los pedidos que dejó planteado el ministro de Infraestructura, Agustín Simone en  “la casa” -como denominan los diputados a ese sector del palacio legislativo de avenida 53- además de la discusión sobre una nueva Ley de Obra Pública, como se había planificado antes de la explosión de la pandemia.

   Una gragea legislativa confirmó días atrás algo que fue un anticipo de Diagonales Platenses a fines de mayo pasado y que algunos observadores políticos habían puesto en duda: la designación, con amplios consensos, del senador bahiense Marcelo Feliú como presidente de la siempre estratégica Comisión de Presupuesto e Impuestos de la Cámara Alta, y hoy más que nunca en tan particular contexto, un lugar absolutamente clave y muy delicado, teniendo en cuenta la fragilidad económica bonaerense para la etapa de la pos pandemia.

   Fue decisivo, el aval del Ejecutivo y el reconocimiento legislativo que el bahiense edificó entre las tribus parlamentarias del Frente de Todos.

   Eso fue fundamental para que, más allá de que todos los sectores internos pueden tener lógicas apetencias para un cargo de esta naturaleza, tanto desde su propio bloque como incluso desde la bancada de Juntos por el Cambio (que tiene mayoría en el Senado), no sólo no hubiera reparos sino que hasta se vea con buenos ojos el nombre de Feliú para asumir la responsabilidad de hacer funcionar un engranaje fundamental de la administración bonaerense, más en circunstancias extremas como las actuales, donde se requerirá, además de imaginación, audacia y sustento técnico, de la búsqueda de consensos para sortear el bombardeo de dificultades al que está sometida la PBA.

   También la senadora bahiense Nidia Moirano será designada en representación del poder legislativo ante el Consejo de la Magistratura bonaerense, y además continuará como vicepresidenta de la comisión de Asuntos Constitucionales y Acuerdos de la Cámara Alta, donde Juntos por el Cambio tiene mayoría numérica como para “definir”, por ejemplo, el pliego de designación de futuros jueces y fiscales. 

    Sin dudas, la agenda legislativa está borroneada por los movimientos políticos que pueda ensayar el Gobernador y los heterogéneos bloques del Frente de Todos.

   El foco principal gira en torno de proyectos “calientes” que plantea hoy el oficialismo. Por un lado, el pedido de endeudamiento de Kicillof por 500 millones de dólares y unos 28 mil millones de pesos. La oposición pulsea por un “fondo” para los intendentes.

   Pero, por otro, diputados de “La Cámpora” ó aquellos con un pie en el kirchnerismo duro desempolvan, de vez en cuando, aquella iniciativa que contempla aumentar “transitoriamente” la alícuota de Ingresos Brutos que pagan los bancos privados o un “impuesto a la riqueza” por única vez y para grandes contribuyentes, con el pretexto de destinar esos aportes al “Fondo Solidario Covid-19”.

   “Tenemos que seguir trabajando en todo lo que le falta a la Provincia”, señaló hace poco Kicillof no sin antes subrayar que en este contexto de emergencia, “lo que estamos haciendo es proyectar y empezar a construir la pospandemia”.

   Desde sitios opositores en tanto se sigue planteando la dificultad de “trabajar” con funcionarios de una Gobernación que no tiene “apertura al diálogo”. Básicamente, por la falta de respuestas sobre las medidas tomadas para enfrentar la crisis sanitaria.

   “Si quieren información que salgan a caminar los municipios y se van a dar cuenta cómo es la situación”, responden emisarios del Frente de Todos.