Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El gigante industrial de Bahía que quiere renacer de las cenizas

Una semana atrás un incendio intencional golpeó duramente a la Lanera San Blas. Ahora ya se prepara la reparación.

Archivo - La Nueva

 

Adrián Luciani

aluciani@lanueva.com

 

   No alcanzó con abrir un boquete en los pesados muros ni con iniciar el fuego en varios lugares.

   Un incendio no iba a ser suficiente como para borrar una historia de 80 años vinculados al desarrollo industrial de la ciudad.

   A una semana del siniestro que afectó al edificio de la Lanera San Blas, en avenida Colón 2400, casi ruta 3, ya están por comenzar los trabajos de reparación buscando poner en condiciones nuevamente al establecimiento para un eventual regreso a la producción.

   Si bien desde hace un tiempo, como consecuencia de los vaivenes económicos del país, la planta se encuentra paralizada, apenas con una dotación de personal mínimo dedicado a tareas de mantenimiento, se trata de un complejo industrial único en Sudamérica, ya que posee un sistema vertical totalmente integrado, es decir, abarca desde que llega la lana sucia hasta que se confeccionan las prendas.

   Su historia

   En agosto de 1935 amarró en el muelle de hierro de Ingeniero White el barco "Magdalenne Vinnet", con materiales adquiridos por la firma Sociedad Lanera San Blas para la construcción de su fábrica de tejidos.

   En la bodega del velero viajó la estructura de hierro completa, maderas, cemento, vidrios, chapas de hierro galvanizado, baldosas, tejas y pintura. También llegó un taller mecánico completo para los trabajos con el hierro y la madera.

   Las máquinas adquiridas para la puesta en marcha de la fábrica llegarían en enero de 1936, una vez que la construcción del edificio se encontrara en su etapa final.

   Lanera San Blas fue filial en la Argentina de la empresa francesa Etablissements Auguste Lepoutre et Cie, de prestigio internacional.

   "Para el año próximo, nuestra ciudad habrá incorporado una industria llamada a constituir una fuente de riqueza, trabajo y bienestar, acelerando el progreso bahiense", señaló una crónica de este diario al momento de la llegada del buque.

   La lanera se convirtió en uno de los principales establecimientos industriales de la región  y hacia los 60 fue sede de numerosos conflictos gremiales de origen nacional que, necesariamente, terminaban impactando en la ciudad.

   A mediados de los ’70 la lanera fue comprada por los hermanos Adamo y Francisco Torello, inmigrantes italianos de notable empuje llegados a comienzos de los ’50 y que pronto impulsaron un exitoso taller textil en Undiano al 1500.

   Fue ese establecimiento, que aún sigue en actividad, el que solía comprar en San Blas las telas para su producción de uniformes y ropa de trabajo.

   Cuando adquirieron la Lanera San Blas los hermanos Torello realizaron una enorme inversión en la renovación y modernización de equipos, a tal punto que se retiraron de la fábrica 300 toneladas de máquinas y otros elementos.

 

   Dedicada principalmente a la fabricación de uniformes para las Fuerzas Armadas y de seguridad, la empresa tuvo un enorme desarrollo en los años siguientes, llegando a ocupar entre los predios de avenida Colon y calle Undiano nada más ni nada menos que 1006 trabajadores.

   Luego las sucesivas crisis del país más la apertura de la importación de confecciones chinas, por ejemplo, contribuyeron a un paulatino declive de un complejo industrial que supo tener cerca de 40 mil m2 cubiertos productivos.

   Ahora, con una dotación mínima, la empresa se dedica al mantenimiento de la fábrica de avenida Colón. En ese escenario se enmarcan las tareas de reparación dispuestas tras el incendio, a la espera de nuevas perspectivas económicas que permitan volver a poner en marcha las instalaciones.