Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

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La vida de un montehermoseño en España: “Acá hay paranoia y miedo”

El periodista Aldo Raimondi está trabajando en Utrera desde hace cinco meses. Junto a su familia, debe permanecer encerrado en un pequeño departamento para evitar multas. Solo pueden salir al supermercado, a trabajar o a pasear al perro.

 

Melina, Bianca, Ivo y Aldo en Cádiz, antes de la cuarentena. Fotos: Gentileza Aldo Raimondi y Archivo La Nueva.

 

Hernán Guercio / [email protected]

   “Acá está todo el mundo encerrado”.

   Después de la explosión del coronavirus en Asia, y de que todo el mundo pensara que no iba a pasar de allí, el escenario caótico se trasladó varios kilómetros al oeste, hacia Europa, haciendo foco en Italia, Francia y España. Justamente, a Aldo Raimondi y su familia, la pandemia los encontró viviendo en Utrera, en la madre patria. 

   Él había partido de Monte Hermoso en octubre para probar suerte en el Viejo Continente, gracias a un programa laboral del gobierno español; el 28 de febrero, su mujer y sus hijos se reunieron con él en Madrid y, dos semanas más tarde, después de cinco meses de no verse, están encerrados en un pequeño departamento a 29 kilómetros de Sevilla.

   En España, la situación es muy dura: por si fuera poco, Andalucía -donde se ubica Utrera- es una de las zonas más complicadas tanto por la cantidad de enfermos como de muertos. La Guardia Civil cerró las playas, las plazas fueron valladas para que las madres no vayan con los chicos y se multa a quienes salen a pasear. No hay desabastecimiento, pero al supermercado solo puede entrar un miembro de familia a la vez: el famoso FOMO –Ndr: fear of missing out, “temor a que falte” en inglés- por el papel higiénico también es moneda corriente de aquel lado del océano.

   Como en otros lugares del mundo, también allá se suspendió todo tipo de evento. Incluso la semana de Pascua, que va desde Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascua, en la que se suspenden hasta las clases escolares y es muy fuerte desde el punto de vista turístico.

   “Acá todos quieren tener una mascota, porque la única manera de salir a la calle es sacar al perro a pasear para que haga sus necesidades, aunque solo de a una persona por vez, nada más”, cuenta Aldo a “La Nueva.”.

   La gente mantiene la distancia, y cuando sale de su casa usa guantes y barbijo. Las medidas de seguridad, explica, son extremas y se cumplen; pero aclara que esto se da básicamente porque se comenzó a multar a quienes no cumplen las disposiciones.

   “Si te agarran corriendo o andando en bicicleta, las multas pueden llegar a 600 mil euros. Es una situación compleja: se cerró todo para que no haya contagios; y acá cuando la policía te dice que tenés que irte a tu casa, te vas a tu casa”, cuenta.

   Los trenes de media y larga distancia solo funcionan con el 50% de capacidad, y para tomarlos hay que justificar el viaje. Ya se dispuso que no habrá clases por los próximos días y es probable que la situación se extienda por un buen tiempo. Los espacios públicos de esparcimiento se tapiaron y alambraron, para que la gente no pueda entrar; se cerraron bares y terrazas, y solo quedaron abiertos los supermercados y farmacias. 

   “Hay paranoia y hay miedo. Solo se puede salir a hacer las compras, pero una sola persona puede ingresar al comercio; si van de a dos, el otro tiene que esperar afuera. En mi caso, que trabajo en un canal de cable e internet, todavía voy a trabajar, ya que se entiende como servicios de primera necesidad”, señala.

   Aldo se reencontró con Melina y sus hijos Ivo y Bianca el 28 de febrero pasado, cuando viajaron de Monte Hermoso a España. Fueron a Sevilla, hicieron los trámites como ciudadanos italianos y hasta pudieron conocer Cádiz.

   “De ahí en adelante vino la pandemia y el cierre de todo”, recuerda.

 

Aldo Raimondi, uno de esos ganadores que nadie conoce

 

   Con todo lo que está viviendo en Utrera, él aún no puede creer las imágenes viralizadas y las noticias de la larga cola de vehículos con familias queriendo entrar en su Monte Hermoso en plena pandemia. Entiende que, si bien en estos momentos la vida puede ser aburrida en España, en nuestro país seguramente vivirían algo similar.

   “Cuando elegimos venir a vivir aquí, la idea claramente no era esta, pero hay que tener control. Tenemos las mismas comodidades que teníamos en Monte Hermoso, con Playstation, televisión y Netflix, además de naipes o juegos de mesa. Solo que acá te multan si salís”, cuenta.