Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Facundo Tolosa, la convicción de venir a Bahía, el esfuerzo y la curiosidad ante San Lorenzo

Dejó Rosario con 15 años. Con 17 ya debutó y mostró su mano las dos veces que enfrentó al Ciclón, metiéndole 22 y 21 puntos. La distancia, el colegio y sus sueños.

Tolosa desafiando a Batista. Fotos: Emmanuel Briane-Jano Rueda y Pablo Presti-La Nueva.

Por Fernando Rodríguez / ferodriguez@lanueva.com

(Nota publicada en la edición impresa)

   El historial de Facundo Tolosa con el principal equipo de Bahía Basket incluye, hasta el momento, solamente 21 partidos: 13 de Liga Nacional y 8 del Súper 20.

   Resultan pocos teniendo en cuenta todo el recorrido que le espera por delante y muchos considerando sus jóvenes 17 años.

Buena mecánica de tiro y.. adentro.

   A esta altura de su carrera, lo natural sería que el contenido estadístico aún no tuviera peso, algo que curiosamente se encargó de revertir el rosarino, en base a un dato que potencia su perfil de jugador: sus máximas anotaciones fueron ante San Lorenzo, rival de de esta noche de Bahía Basket.

   “Creo que es causalidad. Producto de entrenar todos los días y de la confianza. San Lorenzo tiene un equipo muy largo y rotación en todas las posiciones. Me sorprendí, no pensaba meter tanto”, contó el escolta de 1m82.

  El 20 de octubre de 2019, por el Súper 20, Bahía Basket perdió en el Dow Center ante San Lorenzo, por 109 a 85.

   Facundo jugó 17m47, completando 22 puntos: 4-9 en triples, 1-3 en dobles y 8-8 en libres.

   “Al principio del Súper 20 estaba presionado y no me imaginaba poder jugar este mismo año. Pensaba que podía cambiarme algún día, pero no tan pronto”, reconoció “Oveja”.

Facundo contra Vildoza, en el último partido.

   La última presentación de Bahía, por la Liga fue justamente ante el Ciclón, el 16 de febrero en Boedo, cediendo 109 a 94.

   Allí, Tolosa jugó 18m33 y metió 21 puntos: 5-8 en triples y 3-4 en dobles, sin lanzar libres.

   Anoche, en tanto, clavó 32 en la Liga de Desarrollo, donde ganaron 101 a 92. 

   Detrás de estas cifras hay un crecimiento y madurez que nació hace dos años, cuando vino a entrenar a Bahía, le manifestaron su interés porque forme parte del proyecto y, camino a Rosario exteriorizó su convicción: “Le dije a mi viejo que este era mi lugar”, recordó.

   Claro que la decisión del mayor de tres hermanos, con sus escasos 15 años, resultó más fácil aceptarla que digerirla para Germán y Paula, sus padres.

   “Al principio fue durísimo, pero lo aceptaron. No hubo ninguna traba”, aclaró.

En los inicios, caminando la cancha junto a Chappero y Lugarini.

   Lo bueno que algo de esto sabe su papá, ex jugador de CAOVA de Rosario y Central, que tuvo chances de participar -aunque no pudo concretarlas- en el torneo Federal por Echagüe de Paraná.

   También acá lo ayudaron a cambiar la cabeza de “figurita” que traía de Sportsmen Unidos.

El saludo del DT José Luis Pisani.

  “Crecí un poco físicamente y mentalmente tuve que cambiar la cabeza, porque sino, no podía jugar. Cuando llegué era de enojarme mucho cuando erraba. Y los técnicos me ayudaron mucho para cambiar. Además, solamente tiraba y prácticamente no iba para abajo. Y eso, ahora, me favorece mucho en mi juego”, admitió.

La penetración, una faceta del juego que sumó en Bahía.

   Otro cambio también resultó la mudanza del centro de la ciudad al Dow Center. De la cercanía a la Escuela Media Nº3 a tomarse cada mediodía la 503, con carpeta bajo el brazo, como cualquier estudiante que cursaba el turno tarde.

   “Terminé este último año, pero me quedaron varias materias pendientes. En abril voy a empezar a rendir para, el próximo año, poder estudiar a distancia. Me sirvió muchísimo para despejarme del básquet y hacer amigos”, justificó.

El pibe se anima entre los grandes.

   En un año de cambios, se sumó el nacimiento prematuro de Felipe (tiene 14 meses), su hermano menor (también está Jerónimo, de 12), que resultó todo un aprendizaje.

   “Tuvo un problema de hígado y riñón. Me dolió muchísimo, fue durísimo a la distancia, pero no quedó otra que levantarme y meterle. Por suerte ya está bien, lo operaron hace una semana del riñón”, contó, ya mucho más tranquilo.

  Todo este esfuerzo de Facu no hace más que demostrar su convicción detrás de los sueños que alimenta día a día.

   “Las noticias, después, van a llegar solas”, se ilusiona.

Tomandose tiempo para leer la defensa y desafiarla.

   Y los ejemplos cercanos, palpables y reales le permiten, en algún momento, hasta soñar despierto.

   “Siempre hay que soñar. Me pasó cuando Leandro Bolmaro, que era compañero y muy amigo, se fue a Barcelona; para mí significa un ejemplo y una gran motivación”.

Tirando para adelante

   —Por el estilo de Bahía, donde todos están liberados para tomar tiros, ¿te resta esa presión de ser “el” tirador del equipo cuando estás en cancha?

   —El juego de Bahía me beneficia porque todos participan. Y el que está a pie firme toma el tiro.

   —Sos de “gatillo fácil”. ¿Cómo hacés para seleccionar los tiros sin abusar de la confianza?

   —Con entrenamiento y trabajando mentalmente. Lo bueno es que nos dan libertad y eso te genera confianza. Personalmente me sirve muchísimo.

La desventaja física la disimula con atrevimiento.

   —¿Sos fuerte de cabeza o te caes cuando no la metés?

   —Cuando la metés, lógicamente te pone positivo. Pero cuando no pasa eso, hay que levantarse, porque sino lo arrastrás y es contraproducente.

   —¿Sos introvertido?

   —No, al contrario. Eso me ayuda mucho para relajarme y tener confianza antes de los partidos.

Facu ya es uno más en la rotación.

   —¿Notás que te subestimaban mucho al principio?

   —Sí. En los primeros partidos de Liga me quedaban muchos tiros solo y ahora me está costando bastante tirar. Las defensas son más duras y, encima, son muchísimo más grandes que yo.

   —¿Te duele cuando te golpean y te intimida?

   —No. Sé que siempre va a pasar eso. Este deporte es de choque y roce. Hay que ir para adelante. Lo disfruto.

   Facundo Tolosa, esta noche -y como siempre-, tendrá que esforzarse mucho para sumar ante San Lorenzo, un rival que le sienta muy bien.