Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

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Escenario político: ¿funcionó la fase 3 en Bahía?

En la Municipalidad consideran que los números demuestran que no. La polémica por los controles y qué pasará a partir del domingo, cuando vence el decreto que dispuso el retroceso de nuestra ciudad. ¿Habrá clases presenciales?

Fotos: Pablo Presti y Archivo - La Nueva.

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   Cuatro horas debió esperar el miércoles un paciente bahiense de coronavirus hasta que un hospital le abrió sus puertas. El estrés del sistema sanitario local se mantuvo en las últimas tres semanas e incluso empeoró, provocando este tipo de crueldades. Pese a que tenía obra social, las clínicas privadas argumentaron no tener capacidad de respuesta y solo uno de los dos hospitales públicos lo aceptó, tras la demora.

   La congestión de las camas hospitalarias Covid, tanto de baja complejidad como especialmente las de terapia intensiva, son el drama más temido. Ese cuadro crítico fue el que motivó hace dos viernes una conferencia de prensa del intendente con los directores de hospitales para advertir sobre los riesgos de colapso si la población no tomaba conciencia.

   Un par de días después la Nación dispuso el regreso de Bahía Blanca a la fase 3, con el objetivo de bajar la curva y aliviar a los sanatorios. De inmediato se produjo la polémica: ¿Tenía sentido restringir algunas actividades productivas cuya responsabilidad en la aceleración de casos, como mínimo, no está debidamente certificada? Más aún: ¿Transcurridas casi tres semanas desde la aplicación de la norma algo cambió?

   "El retroceso de fase en Bahía no funcionó", le dice a La Nueva. un integrante del comité de crisis de la comuna. ¿Profecía autocumplida o mala decisión de Nación? Héctor Gay había dicho, apenas decidido el cambio, que en las grandes ciudades el retroceso no había tenido efecto.

   La cantidad de casos diarios en el distrito, en el promedio de los últimos 14 días, es de 108, además de que ayer se produjo un nuevo récord de 183 positivos. Y la cantidad de casos oficiales se refleja en función de la posibilidad de hacer testeos, lo cual es un ejercicio limitado por la capacidad de procesamiento de los laboratorios, que por supuesto no es infinita.

   Un dato que no es malo para nuestro distrito, entienden en el Municipio, es el índice de positividad, situado en torno al 40-45%, lo cual sería la media del país. Esto quiere decir que de cada 100 testeos, 40-45 dan positivo. Si ese porcentaje crece, implica que el virus se está expandiendo a mayor velocidad.

   "El mundo entero hoy está en alrededor de 300 mil casos diarios, Argentina en unos 14 mil y la capacidad de testeos a nivel nacional es de más o menos 25 mil por día, dependiendo del tipo de kits que se utilicen, ya que hay algunos más rápidos que otros. El Penna llegó a hacer 200 diarios cuando tenía el kit más veloz, pero en un momento se terminaron y hubo que volver al 'tradicional', que tarda un poco más y te reduce la cantidad de análisis por día", explica la misma fuente.

   Una autoridad sanitaria de signo político diferente sentencia: "Si no hacés controles, por supuesto que el cambio de fase no va a funcionar".

   Quedó a la vista de todos que muchos propietarios de locales gastronómicos o gimnasios, entre otros rubros, no cumplieron con las restricciones que impone la fase 3. Es probable que haya existido un acatamiento mayor de la población, que redujo su concurrencia a esos lugares por temor al virus.

   En cualquier caso se expuso algo evidente, muchas veces señalado en esta columna: las leyes solo se cumplen cuando hay una sociedad dispuesta a aceptarlas o cuando el Estado está muy resuelto a hacerlas cumplir. Aquí se combinaron las dos cosas, no todo el mundo aceptó cerrar su negocio ni el Estado en sus diferentes niveles aplicó el suficiente rigor como para que la ley se observara a rajatabla. La cuarentena, exitosa o no, provoca un desgaste difícil de sostener para todos.

   ¿A quién le corresponden los controles del decreto nacional? Ahí existe un gris, porque si bien el texto habla de autoridades nacionales, provinciales y municipales en forma coordinada, aclara que cada uno debe hacerlo "en el ámbito de sus competencias". El reclamo al Municipio en estos días se enfocó en su presunta pasividad y la respuesta desde Alsina 65 es que la autoridad comunal no tiene facultades para realizar infracciones en el marco de los artículos 205, 239 y concordantes del Código Penal, tal como establece el decreto, sino que eso es incumbencia de la Policía.

   Incluso se dio el caso, previo al retroceso de fase, de un acta contra una cervecería que trabajaba sin respetar los protocolos. Cuentan frente a la Plaza Rivadavia que en el Tribunal de Faltas no encontraron que infringiera ninguna norma municipal y agregan que a partir de ese caso decidieron tener mayor cuidado al infraccionar, porque una clausura técnicamente incorrecta puede derivar en posteriores demandas judiciales.

   Es importante decir que sí hubo operativos policiales en locales que no respetaban los criterios de la fase, como algunos bares que admitieron o siguen admitiendo el ingreso de público. La idea fue ir más por la concientización que por la sanción, en la inteligencia de que a nadie le gusta cerrarle el negocio a quien necesita trabajar. Como casi todo en este tiempo, los resultados fueron inicialmente buenos pero con el correr de los días resultaron parciales.

   Y cabe preguntarse, en el supuesto de que la autoridad municipal no tenga funciones para sancionar violaciones al aislamiento, si al menos puede detectar la falta y solicitar el auxilio de las fuerzas de seguridad para hacer cesar el delito. Evidentemente la decisión política del gobierno local va en otro sentido, contrario a esta forma de establecer restricciones.

   La gran pregunta en lo inmediato es qué pasará con Bahía Blanca luego de que este domingo venza el decreto que ordenó la fase 3. ¿Se mantendrá la ciudad en el mismo esquema o volverá a 4? Por ahora hay muchas especulaciones pero ninguna certeza. Una opción que a esta hora parece cercana es que permanezca la 3 pero se puedan conversar con Provincia algunas excepciones extra, por ejemplo que los gastronómicos puedan recibir gente en las mesas de la vereda. La última palabra la debería tener el jefe de Gabinete de la Provincia, Carlos Bianco.

   Para descarga del sistema hospitalario, se está trabajando en un convenio con un centro de salud privado que podría adecuar sus instalaciones para funcionar como una especie de UCMA plus, con 30 camas para pacientes leves que requieran asistencia médica permanente pero de baja complejidad.

   Se trata de una medida interesante, aunque serviría para atacar los efectos del virus, no el ritmo de circulación. ¿Cómo se logra esa disminución? Aquí sigue habiendo dos visiones: una, endurecer el aislamiento yendo a fase 1, como ayer pidió el Colegio Médico de Neuquén para esa provincia; dos, soportar el embate del COVID-19 hasta que pase el pico, como parece haber ocurrido en el AMBA.

   De hecho, el gobierno de Axel Kicillof está dispuesto a conceder reaperturas puntuales en diferentes distritos del Conurbano debido al amesetamiento de la curva y a que el complejo de hospitales allí tiene un nivel de ocupación apenas superior al 60%. Incluso en la agenda del gobernador figura el regreso de las clases presenciales en determinados partidos bonaerenses, lo cual podría chocar con la opinión de los gremios. Eso está por verse. Sí es concreto que, en estas condiciones de libre circulación comunitaria, nuestra ciudad está considerada de alto riesgo epidemiológico y por lo pronto queda afuera de esa posibilidad.

   En Bahía ayer los sectores COVID de los hospitales públicos y privados se encontraban ocupados en un 78,77% y apenas había tres camas de terapia intensiva COVID disponibles, lo cual implica una ocupación del 92,11% en el sector más crítico. Es decir, 35 pacientes de coronavirus en terapia, 30 de ellos con respirador.

   Esta semana quedó demostrado que los sanatorios locales tienen todavía cierta capacidad para ampliar el número de camas, pero el margen es muy pequeño, sobre todo por la escasez de personal.

   Una mirada relativamente optimista indica que el virus hubiera atacado con mayor dureza si no se producía el retroceso de fase. Otra más entusiasta aún es que la ciudad parece ir encontrando su pico, aunque a la espera de una cuesta abajo que no está muy claro cuándo sucederá.