Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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De Ushuaia a la Antártida: el velero Galileo escribe un nuevo capítulo en su libro de aventuras australes

Por primera vez en la historia, un grupo de bahienses unirá los dos continentes en una embarcación de pequeño porte. Viaja un sobreviviente del crucero Belgrano.

Fotos: Archivo La Nueva.

Federico Moreno/ fmoreno@lanueva.com

Cuando compró el velero Galileo allá por 2013, el ex combatiente de Malvinas y sobreviviente del crucero General Belgrano, Nilo Navas, fijó en su horizonte una meta a largo plazo: llegar navegando a la Antártida.

A partir de mañana, siempre y cuando el clima lo permita, lo intentará cuando parta desde el puerto de Ushuaia con su experimentada tripulación, en la que hay otros bahienses además de él: Andrés Antonini, puntaltense, capitán de navío de la Armada y capitán del Galileo desde sus primeras navegaciones; Damián Galera, bahiense y piloto; Matías Míguez, bahiense y patrón de navegación; y Mario Monserrat, marplatense, patrón náutico y contramaestre del Galileo.

Navas, Antonini, Galera, Monserrat, Míguez.

No será la primera travesía de este grupo de aventureros, amantes del mar y de la causa Malvinas/ soberanía patagónica y antártica. Desde 2016 han hecho diversos viajes, acumulando miles de millas, a los mares del sur argentino, llegando, entre otros destinos, desde nuestra ciudad hasta Ushuaia y la Isla de los Estados.

Esta vez, tal como Navas lo planeó, el objetivo es el mayor: recorrer los casi 1.200 kilómetros que separan a la última ciudad fueguina de la península antártica en un velero de 11 metros, con una tripulación de cinco personas.

“No es algo que se haga todos los años. De hecho creo que seríamos el tercer velero argentino en la historia en llegar a la Antártida, y desde ya que seríamos los primeros bahienses. Cada año llegan unos 80 mil turistas al continente antártico, pero lo hacen en cruceros. Casi en paralelo a nosotros también va a estar yendo el –rompehielos-- Irízar”, comentó Navas.

Nilo Navas.

Para poder intentar esta hazaña, el Galileo descansó el último año en el puerto de Afasyn de la ciudad de Ushuaia, por una cuestión de tiempos, dado que todos los tripulantes hacen uso de sus vacaciones para emprender esta aventura y tener que navegar desde Bahía Blanca habría requerido varios días disponibles más.

“Llegamos a Ushuaia el jueves 2, donde formamos parte de una procesión por el canal de Beagle con la Virgen de Malvinas, que luego de 37 años fue devuelta a nuestro país por los ingleses, y probablemente zarpemos el lunes 6, si es que se abre una ventana meteorológica, que consiste ni más ni menos que en varios días seguidos de viento a favor”, explicó el también profesor de Economía.

Navegar en un velero al continente más frío del planeta no es solo una cuestión de saber pilotar una embarcación y llevar ropa abrigada. La preparación, tal como lo cuenta Navas, comenzó hace mucho tiempo y consistió en muchas capacitaciones y habilitaciones por parte del Estado.

“El capitán Antonini viene estudiando todos los días el pronóstico de la Antártida desde marzo. Hace poco estuvimos reunidos en Cancillería con un ministro y dos directoras antárticos, así como con el comandante de la Base Esperanza. Nos dieron todos los consejos posibles y a su vez llenamos páginas de formularios sobre el respeto al medioambiente, tratamiento de residuos, aguas residuales, etcétera”, explicó el referente de la Fundación Malvinas Argentinas. - Bahía Blanca.

Base Esperanza.

Bases de aquí y de allá

Luego de la navegación de unos cinco días por el pasaje de Drake, conocido por su nivel de dificultad y en el que se encuentran ni más ni menos que los océanos Atlántico y Pacífico, la idea es recorrer distintas bases antárticas.

“Queremos visitar todas las que podamos, tanto las argentinas como las de otros países que se encuentren cerca. Algunas bases son permanentes, es decir que están habitadas todo el año, y otras en esta época del año están vacías".

“Vamos a ir a la Escuela 38 de la Base Esperanza, en la cual vamos a dejar obsequios que envían los bahienses. Tiene unos 15 alumnos de distintas edades y es la más austral del país. Un dato no menor, no tan conocido, es que nosotros somos argentinos americanos, pero también existen argentinos antárticos, es decir que nacieron allá. Lo correcto sería pensar que el centro de nuestro país es Tierra del Fuego, no Buenos Aires, Río Negro o Córdoba”, analizó Navas.

Navas, Mattos (no viaja esta vez), Monserrat y Galera.

Con respecto a documentar todo lo visitado y recorrido en la travesía, el organizador de cada expedición del Galileo explicó que van equipados con distintas cámaras de foto y filmación, y recordó que si bien “obviamente todos disfrutamos e individualmente cada uno encuentra una satisfacción propia, este no es un viaje de placer, tiene un objetivo grupal, cultural e histórico, como todas las travesías que hacemos, y es defender la soberanía nacional y la causa Malvinas”.

Como anécdota, el sobreviviente del hundimiento del Crucero ARA General Belgrano contó que ya les advirtieron que no pueden utilizar drones en el continente blanco. Y sobre el seguimiento del viaje en tiempo real, invitó a la gente a seguirlos a través del sitio share.garmin.com/antartida, sugiriendo la “versión de escritorio” e informando que la clave solicitada es “galileo”.

También, como en cada viaje, subirán fotos y videos en la página de Facebook Fundación Malvinas Argentinas – Bahía Blanca.

Ficha técnica del Galileo

El “Galileo” es un velero oceánico totalmente equipado, del tipo Navaltec 38, de 11,50 metros de eslora, 3,75 de manga, 1,65 de puntal y 1,70 metros de calado. Con sus anteriores dueños, en el verano 2007-2008 se transformó en la última embarcación argentina en navegar por las Islas Malvinas.

“En octubre el contramaestre Mario Monserrat viajó exclusivamente de Mar del Plata a Ushuaia para hacerle el mantenimiento al velero. Lo pintó, les hizo service al motor y a la heladera, e instaló tres radiadores para sumar a la calefacción tradicional, que consta de una salamandra”, contó Navas.

Sobre el clima que les espera, el bahiense de 56 años comentó que en enero hay temperaturas cercanas a 0 grados, con bajo cero, pero no -20° como se podría pensar. Luis Campi, del velero Antártico, uno de los argentinos que hicieron el cruce, nos dijo que frío vamos a pasar, pero nada que no pueda ser solucionado con un buen abrigo. Obviamente vamos equipados con todo lo que nos recomendaron, y también prestaron.

El jueves en el canal de Beagle.

Siempre a bordo

“Si bien la idea es permanecer en la Antártida una semana, lo cierto es que si se llega a abrir una ventana meteorológica para regresar, con la posibilidad de que no aparezca otra hasta, por ejemplo, dos semanas después, nos tenemos que volver al instante para Ushuaia”.

Si bien en más de una base ya saben de su visita y los argentinos “los tienen en el radar”, a la hora de dormir siempre lo harán a bordo del Galileo, por cualquier urgencia o inclemencia que se presente. “Tenemos que estar a tiro por cualquier cosa que surja. Además, en ninguna base vamos a amarrar en un muelle, por las características de los mismos y del velero, siempre vamos a fondear y desembarcar en un bote que llevamos con ese fin”, comentó el también ganador del Martín Fierro de radio.

En buenas manos

Muy probablemente los cinco tripulantes vayan acompañados por la Virgen de Ushuaia, la que ya viajó con ellos a la Isla de los Estados y que, en un recorrido que hizo por todo el país hace tres años, permaneció unos días en la parroquia de Ingeniero White.