Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Recuperan bicicletas abandonadas, las reciclan y las regalan a niños carenciados

El proyecto, encabezado por Silvina Chisu y Carlos Peña, se denomina “Hospital de Bicicletas” y ya lleva alrededor de 15 entregadas en menos de seis meses. Tres de ellas fueron destinadas a las salas de Pediatría y Oncología Infantil del Penna.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Por Pablo Andrés Alvarez /  palvarez@lanueva.com

   Reciclar bicicletas en desuso y entregarla a los niños de barrios carenciados. En eso consiste básicamente el proyecto del grupo de personas que le dan forma al “Hospital de Bicicletas”.

   Una iniciativa solidaria simple, pero sumamente efectiva y con ribetes conmovedores, ya que algunas de las “bicis” arregladas se ven girando en las salas de Pediatría y Oncología Infantil del Hospital Penna, adaptadas para que puedan ser utilizadas por los niños allí internados.

   “La idea surgió de casualidad, mirando un programa de televisión, en el que se reciclaban distintas cosas para donarlas a los más necesitados”, contó Carlos Peña, uno de los impulsores de la idea, junto a su esposa Silvina Chisu. 

   “Yo practico el ciclismo de montaña y de ruta y ella es de familia ciclista, por lo que buscamos por ese lado. Así surgió la intención de buscar bicicletas ya sin uso o abandonadas y reciclarlas a nuevas”, agregó. 

   Con cualquier bicicleta que llega a sus manos comienza un proceso que lleva bastante tiempo, ya que la desarman completamente, le cambian los accesorios que ya no funcionan, la repintan, la vuelven a armar, la “tunean” y, finalmente, la entregan a quienes no tienen otra forma de obtener un rodado de este tipo. 

   “A algunas no hay que hacerle prácticamente nada, pero otras llegan en muy mal estado”, contó Silvina, vía teléfonica, ya que en el horario que se pactó la entrevista estaba en plena jornada laboral.

   Precisamente, así es el día a día de esta familia: Carlos es policía y Silvina se desempeña en el servicio municipal 107.

   “Y todos los que se sumaron después a este proyecto solidario están en la misma situación que nosotros. Lo desarrollamos en los pocos tiempos libres que disponemos, haciendo malabares”, señaló Silvina.

   “Cada uno tiene su ocupación y vamos viendo en qué momentos podemos meter mano en las bicicletas. En Bahía hay muchísima gente solidaria. Porque no sólo están los que donan, sino los que ayudan en forma desinteresada para que esa ayuda se materialice. Sólo buscamos darle felicidad a un chico con algo que a otro ya no lo usaba o no le servía más”, agregó Carlos, quien contó que tienen una hija de 3 años, Luisana, que es la encargada de testear las bicicletas. 

   A la hora de arremangarse para los trabajos, ya no están solos.

   “Se sumaron muchos amigos a darnos una mano. Por ejemplo, Rodrigo Puchetta es el pintor. Juan Mancini y Emanuel García nos dan una mano grande para desarmarlas y Claudio Herrero nos hace las calcomanías. Y también hay varias bicicleterías que nos acompañan en forma desinteresada con distintos aportes”.

   --¿Cómo buscan a los destinatarios?

   --Trabajamos en conjunto con ONG, iglesias y comedores, y ellos nos van diciendo las necesidades. 

   Explican que, detectado el caso, el segundo paso es ponerse en contacto con la familia y coordinar la entrega. 

   “Y después hacemos el seguimiento, porque nuestra tarea no termina en entregar la bicicleta, sino que también nos encargamos del mantenimiento posterior en caso de que no lo puedan hacer por si mismos”, esgrimió Carlos, en un alto de su trabajo.

   En menos de 6 meses, llevan entregadas alrededor de 15 bicicletas.

   “Llevamos 3 al Hospital Penna, para que la utilicen los niños de oncología y pediatría. Esas las adaptamos para que puedan colgar el suero mientras dan vueltas por los pasillos del nosocomio. Allí nos dieron una silla de ruedas, que también la estamos refaccionando para donársela a Ayuda-Le”, manifestó Silvina.

   Y ya hay otras 12 en el proceso final.

   “Tenemos alrededor de 80 guardadas en el quincho de otro integrante del grupo, Marcelo Raillaf, que cedió el espacio desinteresadamente”.

   Obviamente que las necesidades para seguir adelante son muchas.

   “Siempre precisamos grasa, gomines, cámaras, parches, cubiertas y distintos accesorios que llevan las bicicletas. Y para pintar necesitamos guantes de látex y tinner. No esperábamos una respuesta tan rápida, tanto de la gente para donarnos bicicletas, como de gente que se acercó a darnos una mano para refaccionarlas”, reconoció Carlos.

   El contacto, tanto para donar como para brindar ayuda de alguna manera, se puede realizar por redes sociales.

   “Estamos en Facebook e Instragram como Hospital de Bicicletas Bahía Blanca. Para aquel que duda en ayudar, lo único que les puedo decir que es impagable ver las caras de los chicos cuando reciben las bicicletas. La alegría de esa familia es la que motoriza todo ésto”, cerró Carlos Peña.

Antecedente

   En 2014, Silvina Chisu fue reconocida por la Universidad Nacional del Surcomo personalidad destacada de la ciudad. 

   Por aquel entonces presidía la entidad “Mascoteros Bahienses” y destinaba todo horario libre de sus días a recorrer los distintos barrios de nuestra ciudad. 

   “Desarrolla charlas de concientización para promover el cuidado de las mascotas y esta tarea le valió un reconocimiento de la Junior Chamber International (JCI), que la distinguió con el premio The Outstanding Young Persons” al “Servicio Humanitario o Voluntario”, refirió la UNS en aquel entonces.

   Hoy, cinco años después, encabeza otro proyecto solidario sin fines de lucro...