Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

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El trabajo silencioso para que el Hospital Municipal brille

Más de 70 personas desarrollan tareas de limpieza, atención y contención al paciente que acude al Leónidas Lucero.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Por Pablo Andrés Alvarez / [email protected]

   Desde hace varios años, en el Hospital Municipal se adoptó el 29 de julio como día de agasajo para mucamas y mucamos que desempeñan tareas allí.

   Más de 70 afiliados al Sindicato de Trabajadores Municipales llevan a cabo estas importantes labores, que muchas veces pasan desapercibidas para las miles de personas que pasan diariamente por el establecimiento de salud.

   “Desde el sindicato reconocemos como prioritarias las tareas y el rol que cumplen las mucamas y mucamos del Hospital Municipal. Se trata de uno de los sectores de mayor envergadura dentro del nosocomio y curiosamente, junto con otros, es uno de los servicios mas reconocidos por el ciudadano bahiense”, señaló Pablo Hernández, sub secretario gremial STMBB.

   Y agregó: “Son los mucamos quienes aseguran que el ámbito hospitalario se encuentre en perfectas condiciones de salubridad y es el mucamo, en definitiva, quien tiene un roce diario con el paciente asistiéndolo en sus dolencias y brindando compañía y contención”.

   El recurso humano con el que cuenta el Leónidas Lucero sigue siendo el secreto del éxito. 

   “Se trata de gente particularmente humana y con una vocación de servicio que sobrepasa cualquier límite laboral. Desde este sindicato auspiciamos, proclamamos e incentivamos para que todos los empleados sigan siendo el pilar fundamental de este Hospital, modelo a nivel nacional”, afirmó Hernández, quien también tiene a su cargo la Oficina del Sindicato de Trabajadores Municipales que funciona en el propio nosocomio.

   Susana Urrutia, María Rosa Frank, Nicolás Acuña y Giuliano Perozzi se desempeñan en distintos sectores, pero coinciden en que la vocación es clave para poder realizar las tareas, como así también valoran los beneficios obtenidos a través de gestiones llevadas adelante por el gremio.

   Entre ellas, figuran la reducción de la carga horaria (desde hace unos años atrás trabajan 6 horas por cuestiones de insalubridad en lugar de las tradicionales 8) y la licencia profiláctica (12 días corridos, de mayo a noviembre).

   “Hace 5 años que estoy en el Hospital, luego de pedir el traslado de otro sector, y actualmente cumplo tareas en la Guardia, donde se viven jornadas intensas. Somos 12 y conformamos un equipo junto a las enfermeros y los médicos, porque es la única manera de cumplir con los requerimientos diarios. Nuestra tarea específica es mantener limpio el espacio y también nos ocupamos de contener a los pacientes en momentos difíciles”, señaló Susana Urrutia, quien también es delegada gremial.

   Y agregó: “La verdad que no sabía con qué me iba a encontrar cuando asumí este compromiso, pero me encanta estar al servicio de la gente. Se necesita mucha vocación, pero hago con gusto mis labores”.

   María Rosa Frank se desempeñó en distintos organismos municipales (Casa del Niño, Casa del Abrigo II y el Jardín Te Veo Bien) y hace un año que encontró su “lugar en el mundo” en el Léonidas Lucero. 

   “La verdad que aquí estoy muy cómoda. Me han tenido muchísima paciencia, porque llegué sin conocer el oficio ni el lugar. Actualmente estoy en el área de Administración, donde me ocupo de mantener limpias las oficinas y ayudar permanentemente a quienes trabajan en ese sector. El Hospital tiene un gran capital humano, en el que todos tiran para el mismo lado”.

   Nicolás Acuña y Giuliano Perozzi también ingresaron recientemente al nosocomio y se desempeñan en la Sala de Internación 9, aunque en distintos turnos.

   “Mi carrera municipal comenzó acá. Necesitaba el trabajo, tampoco sabía con qué me iba a encontrar y fui aprendiendo de la mano de gente más experimentada, lo que demuestra el trabajo en aquí. Entre mis funciones están la limpieza de las habitaciones, atender al paciente y servir el desayuno y el almuerzo, entre otras cosas. La clave es hacer todo con humor, con buena onda, porque sino se haría todo muy cuesta arriba”, señaló Acuña.

   “Hay que contagiar buena energía, porque convivimos con gente que no está atravesando un buen momento. Hace un año que trabajo en el Hospital y fui aprendiendo sobre la marcha. Al principio me costó, pero hoy estoy muy cómodo. La función principal es la limpieza, pero también desarrollamos muchísimas otras tareas, como estar atentos a las necesidades de los pacientes”, esgrimió Perozzi.