Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Esquivando certezas por el difícil contexto económico

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva,. en La Plata.

Ya pasaron tres semanas de las PASO, la hecatombe política que tiene en vilo a la Argentina después de la tan inesperada como amplia, -casi definitiva podría decirse- victoria del Frente de Todos por sobre el oficialismo gobernante.

   La coyuntura muestra a un presidente Mauricio Macri tratando de ordenar el equipo y la tropa para llegar a la elección de octubre y pasarla con cierto decoro, ante una realidad difícil en lo económico y con una creciente conflictividad social que hace imaginar un camino muy difícil de transitar los próximos meses ante semejante escenario de incertidumbre.

   Y muestra además a una gobernadora María Eugenia Vidal que -antes que nadie, incluso que el propio Presidente- aceptó con resignación que el sueño de la reelección está acabado, viendo cómo sigue para adelante, pensando ya en un escenario con inexorable destino de oposición.

   “Si hay algo que no puedo es darme por vencida” le dijo la mandamás bonaerense a su gabinete durante una reunión con lenguaje “motivacional” dentro de la Gobernación. 

   Pretende que el equipo no se disperse ante el fracaso electoral y que, por el contrario, siga trabajando a nivel territorial con la esperanza de una “remontada histórica”.

   Previamente, el jefe de Gabinete Federico Salvai, había asegurado que la estrategia de polarización gestada en la Casa Rosada “perjudicó” a Vidal quien terminó quedando a más de un millón y medio de votos de Axel Kicillof, según el escrutinio definitivo.

   Pasados los primeros días y sin tiempo para el luto, hacia adentro del oficialismo comenzaron los reordenamientos, pases de factura, y en algunos casos los balances políticos de las decisiones tomadas en estos últimos cuatro años.

   Específicamente en el caso de la UCR bonaerense  hacen una primera lectura positiva, incluso apostando a la continuidad del proyecto político puesto en marcha en Gualeguaychú en 2015, aunque con algunos matices.

   Por supuesto que en un partido que hace un culto del debate y la discusión interna, pasadas las elecciones seguramente se comenzarán a oír las voces disidentes, los desencantados del proyecto, y los que buscarán forzar un cambio de timón.

   Decir qué va a pasar, es hacer futurología, sobre todo cuando la película sigue corriendo y van a seguir pasando cosas en los próximos meses.

   Por lo pronto, el vicegobernador Daniel Salvador y el sector mayoritario de la UCR bonaerense que acompañó la alianza con la CC y el PRO, tienen a favor un balance positivo con relación a la presencia territorial del radicalismo, y a su representación parlamentaria, tanto en la Legislatura bonaerense como en los concejos deliberantes.

   En lo territorial, de 17 distritos que gobernaban en 2011 pasaron a 36 en 2015. Incluso si se repitieran en octubre los números de las PASO, el radicalismo mantendría una treintena de intendentes, porque perdería algunos y ganaría otros.

  Y quizás lo más importante, una abstracción que no se puede medir con estadísticas: para los dirigentes boina blanca, la sociedad mira y le presta atención a lo que tiene que decir la UCR, cuando esto había dejado de ocurrir.

   “Vamos a continuar trabajando junto a Vidal porque es lo mejor que le pasó a nuestra Provincia y atenuar los efectos del difícil momento que nos toca enfrentar”, destacan legisladores oficialistas.

   La intención de “escucha plena de los vecinos” para acercar aún más la gestión a los vecinos, choca por ahora con la ausencia de medidas gubernamentales que permitan aliviar la crisis.Otra vez la falta de recursos para financiar esas medidas sería el motivo real.

   No es casual que ahora con su exministro Hernán Lacunza en Nación, Vidal haya vuelto a la carga por los $ 25 mil millones correspondientes al Fondo del Conurbano, que le fue restituido el año pasado tras un acuerdo con la Casa Rosada.

   En la Provincia crece la demanda de los estatales para que se reabran las paritarias tras los vaivenes económicos. Al menos hasta ahora, el minsitro de Trabajo, Marcelo Villegas, gambetea dar la certeza sobre la posibilidad de pagar un plus a los trabajadores. 

Los docentes también piden la “cláusula gatillo mensual” y una actualización de las asignaciones familiares, que están congeladas desde fines de 2018.

“El resultado de octubre será la prueba de la soberbia y la incapacidad del Gobierno y una clara muestra del fracaso de Cambiemos”, vaticinan desde el massismo.