Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Unos y otros, pensando en el “día después”

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en La Plata

Archivo La Nueva.

   Ya estamos en veda electoral. Momento de reflexión y especulación, pero no de campaña política. En la provincia de Buenos Aires estas PASO serán la encuesta definitiva de cara a las elecciones generales de octubre, y la mejor auditoría para las empresas encuestadoras, que durante meses inundaron la opinión pública con sus pronósticos.

   El presidente Mauricio Macri busca asegurar alargar el partido más allá de octubre, y llegar así a una segunda vuelta que considera, sino un trámite, una victoria casi asegurada.

   En cambio en ámbito bonaerense, la gobernadora María Eugenia Vidal tiene una sola bala de plata. En octubre se juega su suerte a todo o nada. En la Provincia se gana o se pierde por un voto.

   Es por eso que, para la mandataria, estas PASO funcionarán como una suerte de primera vuelta. Y fruto de esa decisión política, desde el bunker vidalista elaboraron la estrategia de enfocar la campaña exclusivamente en torno de la imagen de la gobernadora. 

   A diferencia de la oposición peronista, que mostró a Axel Kiciloff y la matancera Verónica Magario juntos, en el oficialismo han despegado la figura de Vidal del resto de los dirigentes, incluso de su compañero de fórmula, el radical Daniel Salvador.

   Esa decisión, si bien es cierto que molestó al propio vicegobernador -según trascendió - no hizo mella en la dinámica de la campaña de Juntos por el Cambio.

  Ya en la antesala de las urnas y en despachos legislativos y ministeriales del armado electoral bonaerense ya asumieron en microclima “virtual” que Macri quedará en segundo lugar del podio.

   El equipo gubernamental de la Provincia llega a esta instancia de las PASO con datos poco alentadores que muestran a Vidal debajo numéricamente de Kicillof, su adversario opositor del Frente de Todos.

   Por eso, la maquinaria electoral “vidalista” ya se prepara para la “final” en octubre. 

   La estrategia oficial pasa por buscar atenuar un escenario de derrota para quedar con “vida política” de cara al “operativo reelección”. Por eso, en la usina de campaña vidalista consideran que entre 4 y 6 puntos es una diferencia remontable. “Una cosa es perder por puntos que quedar al borde del nocaut técnico tras el primer round electoral”, dicen.

   Tanto Macri como Vidal prometieron “futuro” como guión de campaña, pidiendo al electorado “no volver al pasado” con el objetivo de captar el voto antiperonista. El tono de campaña fue ganando en agresividad verbal cuando el manual de la política recomendaba “salir de la cultura de la confrontación”.

   Días atrás, Vidal reconoció que la crisis económica “pegó duro” en la Provincia y afirmó esperar que el electorado le dé un voto de “confianza” el 27 de octubre. También asumió que “sería una sorpresa” quedar primera en el podio de las PASO del domingo, porque no sucedió ni en 2015 ni en 2017. Dicen que recurrió a una cábala política.

   “Vidal es Vidal. Es una mujer que gobierna por primera vez la Provincia y al que no le gusta que se la banque”, arremetió con firmeza después la mandamás de Juntos por el Cambio.

  Kicillof manipuló distintas cuestiones de la Provincia pero sin sacar el eje de la cuestión económica. El Frente de Todos (integrado por peronistas, kirchneristas y massistas) fue de menor a mayor discursivamente en torno de las cifras del aumento del desempleo y los “tarifazos” que asfixiaron los bolsillos de los bonaerenses producto del modelo económico del gobierno de Macri.

   En “La Casa de Axel”, el bunker del peronismo K que se inauguró en la céntrica esquina platense de 9 y 51, a unos 300 metros de la gobernación, contagian optimismo.

   En la Provincia se ha producido “un shock de infraestructura”, se asegura en tanto desde la sede gubernamental de calle 6. “Estamos frente a unas elecciones donde los vecinos deben optar por lo que se ve y se puede tocar, es concreto y sin relato contra la corrupción de los bolsos, de las obras sin hacerse y el autoritarismo”, machacó el jefe del bloque de Senadores de Juntos por el Cambio, Roberto Costa, al borde de la veda electoral.

   A pesar de que es muy temprano aún, y que por ahora todo es armonía, la incógnita instalada en Cambiemos será el 10 de diciembre. ¿Qué pasará si el oficialismo pierde? Pero también se preguntan qué pasará si el oficialismo del Pro vuelve a ganar en la Nación y en la Provincia, con Macri y Vidal sin reelecciones.