Bahía Blanca | Martes, 01 de julio

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“Pepe me ofreció estar en el equipo, si no tengo nada de Europa que me convenza”, contó el Che García

Néstor García dirigió en nueve países, contó sus prioridades y qué lo sigue motivando. Su futuro inmediato, Dominicana. Después, una chance es Bahía Basket...

Amor incondicional entre Hilda y Néstor. ¿La mamá podrá tenerlo más cerca a su hijo? Decisiones... Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Por Fernando Rodríguez / [email protected]
(Nota publicada en la edición impresa)

   Hilda se encarga del mate. Está feliz. Le brota la sonrisa. Tiene a su hijo en casa. Él sigue tan demostrativo como siempre, aunque, con los años, acaso algo más melancólico.

   “Me encantaría una foto con mamá”, dice.

   La abraza. Le da un beso. La mima.

   “Es una fenómena”, elogia.

   Claro, ella es su cómplice. La que siempre está. La que le prepara las mejores milanesas del mundo.

   “Mamá, contale cuántas cocinaste ayer”, le apunta.

   “Sesenta. Y de peceto, ¡eh!”, responde orgullosa.

   Néstor García está en Bahía y tiene mucho por compartir. 

   —¿Qué será de tu futuro inmediato?

   —Me voy con Dominicana. Empezamos a entrenar alrededor de la primera semana de julio. Vamos a los Panamericanos, volvemos y nos vamos a España del 12 al 22 de agosto. Jugamos un amistoso con España y de ahí al Mundial de China.

   —¿Qué van a buscar con Dominicana a cada uno de los torneos?

   —Al Panamericano vamos a hacer una base con los jugadores de lo que quiero y, también, conocerlos de cerca, porque nunca los tuve. Y ver hasta dónde llegamos. Estamos esperando la contestación de los NBA.

   —Un “sí” puede cambiar mucho el panorama.

   —Muchísimo. Ellos se sumarían para la segunda parte en España.

   —Dirigiste Uruguay, Argentina, Puerto Rico, Venezuela, ahora Dominicana. ¿Vos te vas adaptando a la cultura deportiva de cada país o no varía por tratarse del mismo deporte?

   —Yo me adapto. Las costumbres son diferentes, las ligas son diferentes, y más allá de que el básquet es uno solo, se juega de muchas maneras y se siente de distintas maneras. Dentro de la adaptación uno introduce cosas y el jugador va comprando la idea. Estamos en ese proceso.

   —Llegaste a la ACB y, por nivel, el próximo paso sería la NBA, ámbito en el que estuviste cerca en algún momento. ¿Es real alguna posibilidad?

   —Ahí estamos, ahí estamos, je, je... A mí me gustaría dirigir en Europa; por supuesto que uno puede tener alguna preferencia, pero todo lo que sea competición Europea como Euroliga o EuroCup interesa mucho. Y, sino, el día de mañana perteneceremos a un staff de la NBA, je. Vamos a ver. Sigo trabajando con todas esas cosas. No es tan fácil, más para alguien que nunca estuvo, como jugador ni como nada. Vamos a ver qué pasa en este tiempo. Hoy por hoy tengo lo de la selección dominicana y después ver qué posibilidad puede aparecer afuera, de lo contrario, si no aparece algo que me interese, me quedaré por acá. Vendré para Bahía.

   —¿Vendrías a compartir con tu mamá y a trabajar?

   —Bueno, veremos qué hacemos.

   —Estuviste viendo a Bahía Basket, hablás con Pepe...

   —Con Pepe hablamos dos veces a la semana cuando estoy afuera. Estuve en el Dow Center, comimos en su casa con él y su esposa. La verdad que tengo una relación muy bonita; hablamos de muchos temas: básquet moderno, liderazgo, conformación de grupos... Es una persona de la cual uno se nutre mucho y compartimos ideas. Yo estuve con su proyecto desde que empezó. Mientras estuve acá fue el único equipo que fui a ver. La verdad que hemos hablado muchísimo. Creo que acá no tienen ni idea lo que hizo en el Dow Center.

   —En muchos casos, no.

   —Te puedo asegurar que el predio para entrenar es mejor que el de muchos equipos de la NBA. Impresionante. Al nivel de lo mejor de Europa, donde quienes lo hacen son clubes. Si es bien utilizado, creo que pueden haber muchas cosas que sean un antes y un después de lo que hizo Pepe. Creeme que para estas latitudes es de otro planeta. Y anduve por muchos lugares. Y es unipersonal. Y eso a mí me produce mucha admiración. Por eso estamos tanto en contacto.

   —¿Esa admiración y lo que tanto destacás puede seducirte como para que puedas venir a dirigir, más allá de que tu horizonte sea otro?

   —Ya lo hablamos. Pepe me ofreció estar en el equipo si no tengo nada de Europa que me convenza. Yo, encantadísimo de lo que hablamos la semana pasada. Pero bueno, tengo otras cosas que resolver. Y él no tiene apuro.

   —¿Cuánto te identificás con el proyecto deportivo?

   —Cien por ciento. Me identifico con toda la idea que ha desarrollado todos estos años. Lo conozco bien de adentro todo.

   —Sos un técnico de sacar resultados y especialista en golpes de efectos. Bahía Basket es de procesos a largo plazo, desarrollos y los mejores jugadores van emigrando. ¿Igual te sentís identificado?

   —¿Y yo qué hice con la selección de Venezuela?

   —Está bien, pero en una Selección el proceso puede ser diferente en cuanto a tiempos.

   —No. La Selección, por ahí es más difícil, porque tenés a los jugadores menos tiempo. Yo estaba en la Selección y en la Liga y tenía a seis de mi club. 

Cambia, todo cambia

   —¿Cambiaste con los años la forma de trabajo?

   —Sí. Uno cambia.

   —¿Qué cambiaste?

   —Para mí no hay mejor cosa que disfrutar el camino. Es lo que me hizo cambiar. Después, el resultado final puede ser de una u otra manera. Un triple de la mitad de la cancha te puede dar una cosa u otra. Pero disfrutar las relaciones, el aprendizaje, la alegría, el disfrute de ganar, la madurez del dolor de perder...

   —¿Quién es hoy el Néstor García entrenador?

   —Ya estuve en nueve países. Cambias a los golpes. En Fuenlabrada tenía jugadores de 12 nacionalidades. Manejar personas que nacieron en distintos países, con todo lo que significa, te obliga a prepararte. Si me comparo, me veo totalmente diferente; hoy siento que cuando salí campeón con Peñarol, en el '94, no tenía ni idea de qué se trataba esto.

Historias de vida

   —¿En el día a día con qué te vas motivando?

   —Con que uno aprende todo el día; con las relaciones humanas y con que amo lo que hago. Esto me dio mucho. Y dejé mucho.

   —¿Tenés más para enseñar que por aprender?

   —No. Siento que tengo para enseñar todo lo que he visto y siento que hay que aprender. Hoy, los trabajos en equipo, motivación, liderazgo y las nacionalidades que uno se encuentra, cada día te hacen aprender más. Niveles de crianza que te cuentan jugadores y decís: ¿qué es ésto...? ¿Cómo manejo esta situación con este tipo que se crió así...?

   —¿Algún ejemplo?

   —La otra vez contaba (Marko) Popovic (croata, recientemente retirado de Fuenlabrada), que se crió mucho tiempo abajo, en un sótano, con su familia y su primo. Y en la época de la guerra, cuando paraban las bombas, salían con una pelota a correr y tirar al aro en la canchita. Cuando se escuchaban las bombas, otra vez se metían en el sótano.

   —¿Qué le decís a un jugador con semejante historia?

   —Nada. Seguí hablando... Y lo escuchás. Como los africanos. Y eso te va dando un perfil. Todos los jugadores te enseñan mucho. 

   —¿Vos tenés mucho por enseñar?

   —No, je. Tanto no... Capaz de situaciones. Hoy de básquet saben muchísimo.

   —¿Se sabe más o hay más información?

   —Está informado el que busca. Hay que ver si la buscan y la entienden. Cuando queríamos aprender íbamos con un cuadernito a la cancha. O, en mi caso, en el año 85/86 cuando venía Ferro, paraba en el ACA (hotel ubicado en la ruta) y yo me iba en el colectivo para hablar un ratito con Luis Martínez, que ni me conocía.

   Así, en soledad, el Che fue abriéndose camino, recorriendo el mundo, enseñando y aprendiendo, dos grandes virtudes.

   De todos modos, su lugar, al menos por ahora, es Bahía... Su ciudad. ¿Volverá para quedarse...?