Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Los bonos verdes, una oportunidad para Argentina

Informe del CREEBBA.

   Los bonos verdes han ganado protagonismo en los últimos años, creciendo a tasas de doble dígito, animando a los activistas ambientales y a los banqueros por igual desde su creación en 2008 por parte del Banco Mundial, de acuerdo a un informe elaborado por el CREEBBA (Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca, Argentina).

   La emisión anual de bonos verdes ha crecido de u$s 11 mil millones en 2013 a más de u$s 300 mil millones en 2018, evidenciando un crecimiento exponencial en solo 5 años. Además, se estima u$s 1 billón de emisiones anuales para 2020, según Misión 2020, cuya acción es el cumplimiento de 6 metas vinculadas a la utilización de energías renovables, al transporte con cero emisión, a la restauración de tierras desforestadas, etcétera.

   A diferencia de los bonos comunes, que pueden dirigirse a cualquier tipo de idea sin importar su impacto en el ecosistema, los bonos verdes son aquellos que se utilizan exclusivamente para financiar, o refinanciar proyectos sustentables que contribuyan a la mejora de las condiciones del planeta, por lo cual están íntimamente relacionados con el respeto por el medio ambiente.

   Por esta razón, deben  encontrarse en concordancia con los Principios de los Bonos Verdes, que recomiendan transparencia y otorgamiento de toda la información necesaria para que los inversores sean conscientes del impacto del proyecto en el medio ambiente.

   Asimismo este tipo de bonos se ajustan a lo establecido en el Acuerdo de París de 2015, firmado por 195 países, que establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas a efectos del calentamiento global.

   En general, las iniciativas financiadas por este método se encuentran relacionadas con la generación de energías renovables, eficiencia energética, control y prevención de la contaminación, gestión sostenible de los recursos naturales, transporte limpio, gestión de residuos y construcción de edificios ecológicos.

   Los bonos verdes ofrecen al sector público una herramienta adicional para apoyar las inversiones ecológicas. En este sentido, el gobierno argentino se ha comprometido a aumentar la producción de energía renovable para generar una matriz energética más sustentable, por medio de los programas RenovAr, MaTer, entre otros.

   Estas iniciativas pueden verse beneficiadas por la emisión de bonos verdes para atraer capital.

   Los gobiernos provinciales también ya han comenzado a participar activamente en el mercado de éstos bonos: en 2017,

   La Rioja emitió bonos verdes por u$s 200 millones para favorecer la energía eólica y Jujuy por u$s 210 millones para crear un parque de energía fotovoltaica.

   La Comisión Nacional de Valores (CNV) publicó, en marzo de 2019, un documento con los lineamentos que incentivan las buenas prácticas y difunden los parámetros internacionales para evaluar los bonos sociales, verdes o sustentables (SVS).

   De esta manera se incentiva el desarrollo de los bonos verdes en el país.

   Desde el sector privado argentino, el Banco Galicia ya emitió un bono verde por u$s 100 millones en 2018 para desarrollar su programa de préstamos para proyectos de eficiencia medioambiental.

   El mismo año, el Banco de Inversión y Comercio Exterior de Argentina (BICE) anunció un acuerdo con el Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para suscribir un bono por u$s 30 millones, con el fin de fomentar proyectos orientados a la disminución del impacto ambiental.

   En el futuro, el mercado de bonos verdes tiene que impactar en su costo y volverlos más accesibles para facilitar un rápido aumento en el volumen de activos sustentables. En la actualidad son más costosos al momento de estructurarse que los habituales.

   En síntesis, los bonos verdes constituyen una herramienta valiosa para financiar iniciativas que mitiguen los efectos del cambio climático.

   En los últimos años, este tipo de instrumentos financieros han experimentado un crecimiento vertiginoso, reflejando un creciente interés por parte de la comunidad financiera internacional. Esta evolución ha sido posible gracias a la colaboración tanto del sector privado como de las distintas esferas del sector público.

   Se aguarda que su relevancia continúe en crecimiento pero será necesario que resulten más accesibles para los inversores.

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