Bahía Blanca | Jueves, 03 de julio

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“Quiero una pena ejemplificadora”, reclamó su hermana

Daniela Barragán asegura que lo ocurrido el 31 de julio de 2017, en el local de Líbano y Patricios, "quebró toda la familia". Admite que ya no se pueden juntar y que el dolor no puede atenuarse. 

Fotos: Rodrigo García y Archivo -LN.

   La noche del 31 de julio de 2017 cambió la vida de la familia Barragán. La muerte de Ramiro a manos de un delincuente provocó que ya nada sea igual.

   “Fuimos pasando por diferentes etapas. El día del hecho fue un shock terrible, ya que es algo inesperado. Esos dos días fueron trágicos para nosotros y mucho más después de enterarnos que `Rami´ no estaba más”, describe Daniela, hermana del comerciante asesinado.

   Agrega que “después de eso cada uno hizo lo que pudo y se refugió en distintos lados. Siempre fuimos muy unidos y esto no nos separó, pero quebró toda la familia. Ya no nos podemos juntar, no hay reuniones donde podamos estar todos, porque nos hace mal. No podemos estar sin su presencia”.

   Desde hoy y hasta el próximo viernes, el Tribunal en lo Criminal Nº 1 juzgará a Juan Manuel Ortiz y Gastón Nicolás Figueroa, acusados de participar en el trágico robo.

   “Espero que sea justo y que se aplique todo el peso de la ley. Quiero una condena ejemplificadora, no solo se lo merece mi hermano, sino toda la sociedad”, sostiene.

   Daniela afirma que “el juicio lo esperamos para dar un cierre a todo esto. Estamos confiados en los jueces que nos tocan, en el abogado que nos representa y el fiscal Mauricio Del Cero, quien siempre nos recibió y apoyó en este camino. Confiamos que los jueces no van a ser garantistas, porque hay pruebas de que estas personas han delinquido otras veces, algo que nos enoja mucho”.

   También afrontarán la difícil prueba de tener enfrente a los acusados.

   “Recién en la audiencia preliminar les vi la cara y me agarró una crisis muy grande. Estar al frente de ellos y revivir lo que pasó va a ser muy duro. Vamos a estar de pie, con mucha fuerza y haciendo justicia por mi hermano”.

   Transcurrieron casi dos años del hecho, pero asegura que el dolor sigue intacto.

   “La gente dice que el paso del tiempo calma y ayuda, pero en nuestro caso no hace nada de eso. Es terrible cada día, porque son todos difíciles. Mi madre por momentos no puede más, pero es la que nos levanta y ayuda a seguir. Es una guerrera incansable. Yo soy un poco la que habla en representación de la familia, porque el resto no puede hacerlo”.

Se pudo evitar

   “Consideramos que la de Ramiro es una muerte que se pudo haber evitado. Siempre nombro a la fiscal (Olga) Herro, porque para nosotros es la más responsable, porque ella tenía que tomar una decisión que tomó cuando sabía que Ramiro estaba grave. Me refiero al tema del arma, de decisiones que no se tomaron”, señala Daniela.

   La pistola Bersa utilizada en el hecho había sido robada poco antes de la casa de la policía Stella Maris Rocha.

   Los investigadores tenían sospechas que podía estar en la vivienda del “Gordo” Mauro Costa (suegro de Ortiz), aunque la fiscal no otorgó el allanamiento porque no había elementos de prueba para sostener esa hipótesis, sino solo una llamada anónima.

   Luego del crimen de Ramiro Barragán, el arma fue encontrada en el domicilio de Costa, en Juan Molina 1940, adonde la DDI había pedido allanar días antes.

   “Tenemos dolor, rabia e impotencia, porque las personas a cargo no cumplen con la tarea que deben cumplir. Lo mismo pasó con la ambulancia, que no llegó. En estos casos salen a la luz las falencias. Hay todo un sistema que falla, no solo la parte judicial o de salud”.

   La mujer también se refirió a la inseguridad y la violencia con la que actúan los delincuentes.

   “Hoy lloro por Ramiro, pero también lo hice por otras víctimas. El caso del quiosquero (Luis) García fue igual al de mi hermano, y ver a su hijo destrozado en ese momento fue terrible. Nadie se puede imaginar lo que se siente en una situación así hasta que te toca”.

   “Esto es una bolsa llena de bolillas y en cualquier momento nos puede tocar. Jamás pensamos que nos podía suceder, y ahora estamos en esta situación drástica, dramática, irreparable e incomprensible”, asegura.

   Sobre el final, Daniela confiesa que “no sabemos qué va a ser de nuestra vida después del juicio”.

   “Le pedimos a todo Bahía que apoye a los familiares de víctimas, porque Ramiro es una de las tantas que hay. Todos tomamos decisiones en la vida, pero algunos las toman y traen consecuencias para otros. Los que deciden en ese sentido deben asumir la responsabilidad y hacerse cargo”.