Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Evitar la tentación del crecimiento, la receta de las pymes bahienses para mantenerse en pie ante la adversidad

Las empresas de pequeño y mediano porte están obligadas a seguir estrategias muy conservadoras, en un país con una economía cambiante y cada vez más imprevisible. 

Foto: Emmanuel Briane-La Nueva.

Francisco Rinaldi

frinaldi@lanueva.com

Por paradójico que parezca, evitar la expansión sería la  mejor estrategia para que las recurrentes crisis que afectan a la economía nacional dejen fuera de juego a las pymes de la ciudad, de acuerdo con las opiniones de empresarios bahienses del sector. 


Declaraciones como "no me enloquece el crecimiento" o "en Argentina, muy grande no se puede ser" pintan de cuerpo entero una máxima que el hombre de negocios pyme conoce como nadie: mantener una estructura pequeña, sin deudas financieras y tener un horizonte mesurado son las claves para no desaparecer en una economía donde la inestabilidad es la norma. 


Es que las pymes argentinas y bahienses son "mercado-interno dependientes": según la Fundación Observatorio Pyme, al año 2017, el 80% de las pymes de nuestro país vende en el medio local.


De esta manera, el deterioro del poder de compra del asalariado bahiense, en una ciudad donde, según datos oficiales, el 72,4% de sus habitantes vive de un sueldo, es un lastre para las firmas de pequeño y mediano porte de Bahía Blanca. 


Y con un salario que en 2018 perdió alrededor de 17 puntos frente a la inflación, lo que equivale a menos ventes y facturación, y servicios atados a la inflación, desaparecer del mercado puede ser demasiado fácil. 


"En nuestro caso, estamos obligados a renovar muchísimo menos stock porque no tenemos un movimiento que justifique  inversiones en un momento como el actual. Mis clientes me comentan que pueden pagarme cuando terminan de afrontar sus gastos de comida y servicios básicos, que aumentaron mucho, y acotan el margen para otros gastos", señala Ana Perín, titular, junto a su madre, de un comercio de los primeros números de la calle Zelarrayán. 


Recurrir a actividades extra en el negocio es otra opción para el viento de frente. 


"Nosotros hacemos arreglos de ropa, lo que nos permite afrontar ciertos gastos operativos indispensables para funcionar, como la luz, por ejemplo", señaló.


"Se nota el fuerte deterioro de la clase media. Hoy, los presupuestos no se piden con la frecuencia de antes y algunos clientes que están construyendo me piden algo más de plazo para poder pagarme", explicó a “La Nueva.” Jorge Duro, uno de los titulares de una firma fabricante de amoblamientos céntrica, con 40 años de trayectoria local. 


Opinó que "mantener  una estructura manejable, con tres empleados, poco stock y sin muchas inversiones a largo plazo" son sus estrategias para paliar el difícil presente de la economía. 


"No tengo créditos y siempre intento cerrar el descubierto bancario en una semana como máximo. El problema es que no puedo dar demasiado plazos a mis clientes, hoy vender a 30 días es imposible para mí. Tampoco he comprado máquinas ni acumulado stocks para renovar productos en exposición. Pero es la forma que encontré para sobrellevar esto. Lamentablemente, muy grande no se puede ser", sentenció. 


"No me enloquece el crecimiento", coincide su colega, el empresario pyme de la construcción Juan Arrieta. 


"Tengo la empresa saneada y mantengo los 30 puestos de trabajo, aunque  muy a mi pesar, no puedo dar los aumentos que muchas veces necesitan. Y la verdad es que en los últimos dos años, noto muchísimo el deterioro en el poder de compra de la gente que está conmigo: de tener que pelearme con los vecinos porque los autos que se habían comprado ocupaban toda la cuadra, pasé a tener que volver a poner bicicleteros", ejemplificó. 


Para el titular de la delegación local de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme), Carlos Ferrarri, comercio y servicios de la construcción son las que más sufrieron los recientes avatares de la economía nacional. 


"Para el caso de servicios, tenemos asociados que tuvieron que afrontar dos meses de parálisis casi totalcon. Y cuando esto ocurre, se genera un círculo vicioso, porque para poder participar de las licitaciones públicas, tenemos que tener todos los requisitos fiscales al día pero ¿cómo se hace sin continuidad de trabajo?", se preguntó. 


Incluso, acotó que "acceder a las grandes obras públicas exige contar con una reserva financiera, lo que no es sencillo, porque ese colchón se está usando para pagarle a la gente". 


Crédito cero


La importante astringencia monetaria ensayada por el BCRA para evitar una disparada del dólar hizo que todo el sistema financiero incrementara notoriamente las tasas de interés por los créditos que cobran a sus clientes, entre estos, empresas pymes. 


El resultado son créditos de corto plazo que se vuelven impagables, a lo que se suma un crédito comercial cada vez más acotado en cuanto a plazos. 


Con todo, se corta lo que para las pymes es lo que la savia a las plantas: el capital de trabajo. 


"Hoy mis proveedores, con algunos de los cuales, tengo una relación de  más de  una década, no me dan plazo más allá de los 30 días, cuando antes conseguía a 60 o 90", admite Perín. 


Así, tampoco se puede dar demasiado plazo a los clientes, lo que resta ventas. 


Las tarjetas pueden ayudar, pero las comisiones que se piden por tarjetas de débito más la demora de las empresas financieras en acreditar los saldos son otro escollo. 


"Hoy trabajamos los programas Ahora 3 y Ahora 6. El tema es que recibimos la acreditación en 18 días hábiles". 


La lista de problemas sigue. Y daría para más de una nota. Mientras tanto, ellos, los empresarios pyme, solamente tienen seguridad en que a veces, más vale lidiar con la frustración momentánea por dilatar o renunciar a los planes de largo plazo a quedar fuera de juego para siempre.