Bahía Blanca | Miércoles, 17 de abril

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Dudas, expectativas y números finos de cara a la próxima campaña de fina en el sudoeste

El buen estado de los sembrados en los principales países productores del norte, el precio del cereal y el aumento del dólar obligarán al chacarero local a repensar su estrategia productiva y económica.

Fotos: Pablo Presti - La Nueva. y Archivo


Hernán Guercio / hguercio@lanueva.com

   Las proyecciones nacionales para la campaña fina que se viene son más que interesantes: según la fuente que se consulte, el área a implantar alcanzaría las 7,4 millones de hectáreas, con una producción final de trigo proyectada de entre 20,5 millones y 26 millones de toneladas, muy por encima de las 19 millones del año pasado.

   Para el sudoeste bonaerense, los números de siembra serían similares -en principio- a los del año pasado: unas 2 millones de hectárea entre trigo y cebada.

   La cuestión a tener en cuenta, comienzan a advertir los analistas cuando todavía faltan algunas semanas para que empiecen a funcionar las sembradoras, es la incertidumbre que generan algunas condiciones nacionales e internacionales a futuro.


 

   En pocas palabras, habrá que afinar muy bien el lápiz para que los números cierren en nuestra zona.

   La situación es muy diferente a la del año pasado: hoy el trigo está entre 50 y 60 dólares por tonelada por debajo del valor que tenía en abril/mayo de 2018; y algo similar ocurre con la cebada. Y a esos valores habría que restarle el 10%, correspondiente a los derechos de exportación.

   A este escenario, que también causa que muchos estén mirando los mercados a futuro buscando cobertura, hay que sumar la constante trepada de la moneda estadounidense.  El costo de los insumos creció sobremanera desde la última siembra, por lo que se espera que -al menos en nuestra zona- los chacareros realicen tan solo una inversión básica en el paquete tecnológico para sus lotes.

 

El temor de muchos productores es que, después de las elecciones, las retenciones sufran un nuevo aumento. Actualmente son del 10%.

 

   Más allá del contexto nacional y de las características propias de nuestra región, las noticias que llegan desde el hemisferio norte del planeta no son buenas para el productor del sudoeste: países productores por excelencia como Estados Unidos, Francia, Alemania, Rusia y Ucrania están entrando en la última etapa previa a la cosecha con sus cultivos de fina en óptimo estado, por lo que se descuenta un mercado internacional con mucha oferta y precios a la baja.

   El Mercosur tampoco muestra una luz al final del túnel. Brasil, histórico comprador del trigo argentino, liberó recientemente un cupo de 750 mil toneladas libres de origen, que posiblemente tome Estados Unidos.

   La suma de todas estas cuestiones, se explica, puede no suponer un grave problema en zonas núcleo o de altos rindes de fina, pero en regiones marginales -como la nuestra- obliga a pensar y repensar los pasos a seguir para no terminar perdiendo.


Iván Ullmann

 

   “Estamos ante un escenario en el que el margen de ganancia se hará más chiquito- señaló el analista y asesor de mercado granario, Iván Ullmann-. De cualquier manera, creo que en nuestra zona se va a mantener la superficie y no habrá grandes cambios respecto del año pasado, más allá de algún planteo por rotaciones”.

   Según explicó, el contexto actual de mercado es “mucho más pesado” y no tan favorable al chacarero en general, sobre todo para el de la zona.

   “En estos momentos todavía nos encontramos por encima del promedio de los precios que tuvimos en los últimos años, pero habrá que estar atentos a las posibilidades que ofrece el mercado, esperando algún valor que le cierre al chacarero”, dijo.

 

   También consideró que a todo este escenario complicado, hay que sumarle el riesgo político argentino, en un año en el que hay elecciones a presidente y que, gane quien gane, podría terminar con cambios en el actual esquema de retenciones de granos.

   Amén de lo estrictamente productivo, esta es una de las grandes preocupaciones del sector, ya que –coinciden los productores- nada le asegura al campo que a fin de año pueda haber un nuevo aumento de los derechos de exportación, achicando aún más el margen de ganancia que se aguarda esta campaña al comercializar la fina.

   Algo así ya ocurrió a fines de 2018, cuando el gobierno anunció el retorno de las retenciones –en un porcentaje menor a los porcentajes empleados durante el kirchnerismo- antes de la cosecha de trigo. Esta incertidumbre, señalan los especialistas, disminuyó la proyección de área de siembra para esta campaña.

 

   “Con un escenario climático normal, Argentina tendrá una nueva producción récord, lo que también exigirá un comercio mucho más eficiente, porque se deberá vender un mayor tonelaje de trigo por fuera del Mercosur”, reconoció.

   Para Ullmann, en los próximos meses el productor del sudoeste apostará a un paquete tecnológico “prudente, que esté un escalón por debajo del ideal”, esperando un pequeño aumento de los valores de mercado para vender parte su producción a futuro, o por lo menos, conseguir una cobertura acorde.

   “Apostar a la producción, se va a apostar de nuevo. Hemos tenido situaciones similares en otras oportunidades, y el productor sembró siempre. Toda esta incertidumbre terminará provocando que paquete tecnológico no sea el ideal, sino que se terminará buscando que cierre la ecuación costo-beneficio”, dijo.

 

En números

 

   De acuerdo a datos públicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires la cadena de trigo aportará 3.500 millones de dólares en valor agregado y 3.200 millones de dólares en exportaciones al finalizar la próxima campaña.

   El presidente de la Bolsa de Cereales, Raúl Cavallo, recordó que en las últimas tres campañas el área nacional creció 51%, incorporando 2,1 millones de hectáreas, y la producción 64%, alcanzando el récord histórico de 19 millones de toneladas en la campaña pasada 2018-2019”.

   En la región cercana al puerto de Bahía Blanca, en la última campaña se obtuvieron 5,41 millones de toneladas de trigo, un porcentaje 19 puntos superior a la producción 2017/2018.

 

   En valores, la cosecha pasada en la zona alcanzó los 1.260 millones de dólares, considerando un valor FOB de 230 dólares por tonelada. Si se repitieran los rindes, al precio actual de 160 dólares, el producto bruto del sudoeste sería de aproximadamente 865 millones de dólares.

   En la campaña 17/18 se habían alcanzado 808 millones de dólares.