Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Carina, la pringlense que sobrevivió a una enfermedad que padecen 4 personas en un millón

Estuvo dos semanas en coma farmacológico inducido, en el Hospital Penna, por una rara afección en la sangre. Su recuperación -aseguran- fue un milagro.

Carina (segunda desde la izq.) junto a su hija Agustina y sus padres Mirta y Luis. Tras 40 días de angustia, volvieron las sonrisas. Fotos: Agencia Coronel Pringles.

Anahí González / agonzalez@lanueva.com

   Todo empezó con mareos, dolor de cabeza y pérdida de la visión. Una semana después la pringlense Carina Acosta estaba peleando por su vida en la terapia intensiva del Hospital Penna de Bahía Blanca. El diagnóstico era lapidario: púrpura trombótica trombocitopénica (PTT), una enfermedad que sufren 4 personas en un millón.

   Hace un par de años Carina había tenido un ACV. Para los médicos pudo ser "un aviso"; sin embargo, salvo ese episodio, nada podía sugerir el diagnóstico de PTT. Fue algo repentino.

   “La llevamos 'en las últimas' -contó su papá, Luis Acosta-. Ingresó con 10 mil plaquetas, cuando la cantidad normal es de 150 mil. Es una enfermedad que puede producir una hemorragia general y afectar todos los órganos”.

Carina acosta, en su casa de Coronel Pringles. Tras 40 días de internación, se recupera junto a su familia.

 

   Carina entró al Penna con un cuadro de accidente cerebrovascular, complicado por convulsiones repetidas. Por ello la decisión de los médicos fue mantenerla en estado de coma farmacológico inducido. Durante 15 días los partes fueron muy desalentadores.

   “Siempre estaba latente la posibilidad de muerte, era cosa de todos los días. Fue la mano de Dios la que la sacó adelante”, refirió Luis.

   “Los médicos nos dijeron que el 90% de los pacientes no sale con vida; hay un altísimo porcentaje de muerte, pero no se conoce con exactitud la causa de esta enfermedad”, dijo.

Púrpura trombocitopénica trombótica es un trastorno de la sangre que provoca la destrucción de plaquetas y afecta la coagulación y antigoagulación de la sangre. Suele manifestarse con moretones, fatiga, fiebre, dolor de cabeza, palidez, dificultad respiratoria y frecuencia cardíaca alta.

   Durante las dos semanas que Carina estuvo conectada a un respirador mecánico le  sacaban sangre tres veces por día para control. A la familia ya le habían advertido: cuando despertara, podría presentar secuelas muy graves.

   Milagrosamente, nada de eso sucedió.  Cuando le sacaron el respirador y evaluaban realizar una traqueotomía -una incisión en la tráquea para comunicarla con el exterior- sus pulmones empezaron a responder.

   "Cuando Carina estaba en terapia intensiva uno de los médicos se acercó y nos dijo que todo lo que se podía hacer se había hecho, y que ahora ella estaba  en manos de Dios. Somos creyentes; ahora, más que nunca", contó Luis, emocionado.

Si no se diagnostica en las primeras 48 horas, la tasa de mortalidad de la enfermedad es del 90%, ya que afecta gravemente órganos vitales.

   Carina pasó por un tratamiento de plasmaféresis. Le extrajeron gran parte de la sangre del cuerpo y separaron plaquetas y glóbulos blancos y rojos del plasma. Luego le devolvieron las células de la sangre sin el plasma, a fin de que el organismo comience a generarlo.

   “Es una especie de diálisis para eliminar sus anticuerpos", contó la doctora Romina Modello, jefa del servicio de Cínica Médica del Hospital Penna.

   "El tratamiento fue agresivo -agregó-. Soportó altas dosis de corticoides. Y si bien se llevaron a cabo las medidas de inmunosupresión, sufrió enfermedades intrahospitalarias. Cada complicación se trató con antibióticos y antivirales".

Estadísticamente, se dan 4 casos anuales por cada millón de habitantes. Al Penna no ingresaba un paciente con esta enfermedad desde 2015.

   Luis contó que el cuerpo de Carina "de a poquito empezó a recuperarse", hasta que la semana pasada le dieron el alta.

   "Recuperó la voz y, de a poco, está recuperando la vista -refirió-. Camina por la casa, come normalmente y tiene los dolores y molestias típicas de haber estado  tanto tiempo acostada, pero de apoco va saliendo de todo”.

   Además de concentrarse en su recuperación, Carina y su esposo -dueño de un minimercado en Pringles- están evaluando cómo devolverle al Penna la atención recibida. 

Un tipo de PTT está asociada a infección por escherichia coli. Por eso se la considera "el Síndrome Urémico Hemolítico de los adultos". En el caso de Carina, tiene raíz congénita: le falta una proteína que regula la coagulación y anticoagulación de la sangre.

   “La atención tanto en terapia intensiva como en piso, las enfermeras, mucamas y doctores, fue de primera. Tienen una forma tan humana de tratar a la gente. No nos atendieron por obligación sino por vocación”, enfatizó Luis.

   “En el Penna se atiende mucha gente de la zona. Todo lo que se agradezca es poco”, añadió.