Ailén, la viedmense que llevó su pasión hasta los hielos rusos
Tiene 28 años y representó al país en el Mundial de Natación en Aguas Heladas que se realizó en el lago Semenovskoe, de Murmansk. Estuvo entre las 10 mejores de su categoría en cada distancia. Cómo experimenta este singular deporte.
“Las manos y los pies se te ponen tan fríos que dejás de sentirlos. Los músculos se entumecen. En un momento hasta podés llegar a dejar de sentir los brazos. Es una sensación muy rara la que te pasa en el kilómetro de una competencia. Es lo más extremo. En las otras distancias no pasa lo mismo, también puede ser raro pero son sensaciones muy lindas”.
No lo dice la Princesa Elsa, de Frozen -la película animada de Disney- sino Alién Lascano, una viedmense de carne y hueso, amante de la natación y de las aguas a bajas temperaturas, que acaba de competir en el Mundial de Aguas Heladas de Murmansk, Rusia, por primera vez, logrando importantes marcas.
Tiene 28 años y viajó a Europa, con bajo presupuesto -básicamente todos sus ahorros y el apoyo de su familia- para participar de varias competencias con sede en Alemania. En el Mundial de Copas, clasificó para competir en la distancia de un kilómetro en Rusia, algo que, en primera instancia, no estaba en su agenda.
“No tenía en mente llegar al Mundial, si bien sabía que estaba, y era un sueño, lo veía lejano porque nunca había nadado con temperaturas a cero grados y no sabía qué iba a pasar. Viajé a Europa para vivir una experiencia, me tenía toda la confianza pero también sabía que tenía que entrenarme”, relató.
En este tipo de práctica, la temperatura del agua oscila entre los 0 y 5º C. El kilómetro es lo más extremo. Afecta el cuerpo y el rendimiento y requiere de una máxima concentración.
Ailén aseguró que la parte más difícil es la recuperación. El cuerpo tiembla por la pérdida de temperatura y es necesario que la recupere gradualmente. Es un proceso que no se puede acelerar.
“Empecé nadando en el calendario de Nadadores de Aguas Frías (NAF) de Argentina y me entusiasmé tanto que terminé viajando a Europa.
Fue un proceso. Desde el primer momento me sentí cómoda nadando con temperaturas bajas. Es muy difícil pero me supe adaptar", dijo.
“En la última fecha del calendario nacional, en Ushuaia, se sintió muy cómoda nadando a 4,5º C y quiso dar el siguiente paso", dijo.
“Me contacté con Victoria Mori, otra nadadora argentina -campeona del mundo de aguas congeladas en Tiumén (Rusia)- y proyecté un viaje con distintas fechas para sumarme a las competencias de dos organizaciones distintas, en piletas y en aguas abiertas”, contó Ailén.
“Así como en Aguas Abiertas te enfrentás con un montón de factores, en Aguas Heladas, al salir del agua no podés entrar en calor abruptamente, el cuerpo tiembla, es algo natural”, relató.
Según la nadadora, en las distancias cortas se está tan concentrado en la velocidad de la carrera, que el frío pasa a un segundo plano.
"Lo importante es hacer las cosas que te hagan bien porque el cuerpo tiene memoria y si lo hacés pasar por una situación estresante o mala es difícil superarlo. Siempre hay que hacerlo para pasarla bien y disfrutar", dijo.
Nadar en kilómetro es lo más extremo. Los más rápidos nadan 13 minutos el kilómetro. Se requiere experiencia y hay que tener una recuperación especial.
“Riesgo hay en todos los deportes. En esta actividad puede haber un poco más de riesgo por las temperaturas pero si tenés un entrenamiento adecuado y progresivo, podés hacerlo”, dijo.
“Todo el mundo puede nadar en agua fría y si quiere dar un paso más, también puede nadar en agua helada, pero debe hacerlo de forma más gradual y acompañado por alguien con experiencia", recalcó la competidora.
En Alemania, luego de participar en varias competencias continuó con dos semanas de entrenamiento. Realizó un campamento de agua helada, con una preparación para entrar varias veces al día a un lago que tenía 2ºC y también visitó un glaciar con el agua a -0,4ºC, para realizar dos inversiones, una de ellas de diez minutos.
Su marca. En la competencia de Murmansk, en el kilómetro, su marca fue de 17' y 14”. Fue su tiempo más bajo de toda la temporada. Planea competir en Polonia, en 2020, pero debe encontrar la manera de asumir los costos que implica tanto el entrenamiento como las competencias.
Feliz. “Fui solo queriendo aprender y experimentar y cumplí el sueño de ir al Mundial. Estoy feliz, conforme y muy motivada a entrenarme para el siguiente mundial. Quiero mejorar”, dijo.
Entrenamiento. Entre junio y julio, el agua del río Negro está a 6ºC y Ailén entrena allí. Debe tener un poco más de permanencia en el agua porque no es lo mismo nadar en 0º C.
Estudio. Ailén estudió Licenciatura en Administración en la Universidad Nacional del Sur, y actualmente estudia marketing digital.
Presupuesto. “Viajé con un presupuesto muy acotado, queriendo hacer todas las experiencias y competencias. Nadé en pileta y en aguas abiertas, hice todo con mucho sacrificio, viajé en medios de transportes sin comodidades. Es difícil competir así, no descansás bien, la cabeza no te para y es complicado concentrarse”, dijo.ç
Clubes. Nada desde pequeña, es su cable a tierra. Se entrenó algún tiempo en el Club Liniers, de Bahía Blanca y en el club Villa Congreso, en Viedma. En aguas abiertas es autodidacta aunque busca constante información para mejorar su rendimiento.