Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

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“Soy futbolero, y todos los fines de semana cumplo el sueño de dirigir a nivel profesional”

El árbitro bahiense Facundo Tello, internacional desde enero de este año, cierra la mejor temporada de su carrera. ¿Irá al Mundial de Qatar? “La ilusión está, pero es utópico pensarlo”, dijo el referí formado en la ABA.

Fotos: gentileza Facundo Tello

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

   “Siempre viene a cargar nafta acá, ya le dije que va a ser el árbitro argentino en el mundial 2020 de Qatar”.

   Con una sonrisa y un “gracias, felices fiestas”, Facundo Tello le retribuyó el halago a Juan, despachante de combustible en la estación de servicio que “Facu” eligió para hacer, según él, la nota de cierre de un año magnifico, el mejor de su carrera arbitral.

   Repasemos todo lo que logró en este 2019, donde atravesó fronteras impensadas y se convirtió, para muchos, en el mejor referí del exigente fútbol argentino.

   En enero fue designado árbitro internacional (el primer bahiense que lo logra) y participó del 29º Sudamericano sub 20 de selecciones que se desarrolló en Chile.

   Un mes más tarde, el 7 de febrero, dirigió su primer encuentro de Copa Libertadores: Deportivo La Guaira (Venezuela)-Atlético Nacional (Colombia).

   El 2 de mayo, dos días antes de cumplir los 37, debutó en la Copa Sudamericana: Guaraní (Paraguay)-Deportivo Cali (Colombia).

   Y en el trajín de partidos de Superliga, de pitar todos los fines de semana, llegó la designación para ser parte del staff del “VAR” en la Copa América de Brasil.

   El 10 de octubre fue elegido para pitar un cotejo amistoso Sub 23 entre Brasil y Venzuela, correspondiente a la fecha FIFA.

   Faltaba la frutilla del postre: el 13 de este mes, en Mendoza, tuvo un excelente cometido en la final de la Copa Argentina entre River y Central Córdoba de Santiago del Estero.

   —¡Qué año!, ¿faltó algo?

   —Fue una temporada hermosa como para plantearme algo que haya faltado. Disfruté mucho de todo lo que me tocó vivir y estoy teniendo nuevos estímulos a corto plazo. El presente es tan auspicioso que no me desespera pensar en lo que pueda llegar a venir.

   —Seguramente Juan no es el primero que te dice que vas a dirigir en el próximo Mundial. ¿Tenés dimensión de lo que puede significar dar ese paso?

   —La ilusión la tengo, pero es un sueño bastante utópico. En nuestro país hay árbitros con mayor experiencia que yo, que ya están lanzados en un proceso mundialista mientras yo me sigo ganando un lugar. Va solo uno, y sería demasiado cruel conmigo mismo si pongo la vara tan alta y elijo como meta máxima ir a un Mundial siendo este mi primer año como internacional. Si hago eso estaría muy cerca de sentirme un fracasado, y no quiero llegar a eso con la carrera tan linda y exitosa que estoy teniendo.

   —¿Cuántos son los árbitros con posibilidades de ir antes que vos?

   —Fernando Rapallini es la punta de lanza del recambio que asoma detrás de Patricio Loustau, Néstor Pitana y Mauro Vigliano, tres árbitros que también corren con posibilidades de ser mundialistas porque hoy por hoy no hay imposiciones en cuanto a la edad. Por eso aclaro: en caso de que apuesten a un recambio, Rapallini es el que mejor posicionado está, por la experiencia y el nivel que viene teniendo.

   Surgido en la Asociación Bahiense de Árbitros y con los principios y valores que le inculcaron sus padres Mónica y Raúl, el ex centrodelantero de la '82 de Libertad reconoció que por momentos cree que lo que está viviendo no parece de este mundo.

   “Tengo la suerte de que mi familia me acompaña y me hace poner los pies sobre la tierra constantemente. Esta es una profesión donde no te podés relajar, porque es indispensable superarte día a día y progresar en todos los sentidos. Jamás soñé con todo esto. Lo que conseguí como árbitro superó mis expectativas”.

   “Soy una persona futbolera, y todos los fines de semana cumplo el sueño de entrar a una cancha de fútbol profesional”.

   —Haber llegado a ser internacional, ¿tiene que ver con el estereotipo de árbitro moderno que buscan FIFA y Conmebol?

   —No sé si hay un estereotipo específico de árbitro, creo que todo se resume a entender de fútbol y a ser lo más correcto dentro del campo de juego. Después, si contás con alguna carecterística que pueda sobresalir y que esté relacionada con el carácter, la presencia, la personalidad o la buena conducción, por supuesto que suma. Aunque el secreto es uno solo: tomar buenas decisiones dentro de la cancha.

   “Haberme hecho creíble y traer una racha de buenos partidos dirigidos me han permitido ganarme un lugar”.

 

“Elijo la crítica que suma”

   “Facu”, por su forma de ser y de manejarse en la vida, se ganó la confianza de sus superiores, sobre todo de aquellos que creyeron en él y siempre le machacaron: “vas a llegar”.

   “En cada etapa de formación tuve distintas personas que tuvieron gestos de grandeza conmigo. Empiezo por el 'Flaco' Martínez, vital en mis pasos iniciales, y sigo con Juan Carlos Crespi, quien en el curso de arbitro nacional tuvo una percepción con solo verme correr y me dijo que si yo no triunfaba en el arbitraje iba a ser un fracaso de él”.

   “Después, cuando entré a AFA, las correcciones y los consejos de Gustavo Bassi fueron clave para seguir creciendo, al igual que las distintas Comisiones Arbitrales, cada una confiando en mi a su manera. La anterior a la actual, con Elizondo y Ángel Sánchez a la cabeza, me terminó de dar el lugar que no tenía en el fútbol de Primera división, haciéndome jugar partidos importantísimos y proyectándome al mundo internacional”.

   —¿Seguís creyendo, por ejemplo, que es más difícil dirigir en la Liga del Sur que en la Superliga?

   —El tema es la prolijidad y el estímulo que te presenta cada categoría. Soy un convencido de que cuanto más arriba dirigís, más preciso es el fútbol y más simple se hace. En un partido de Liga, tal vez cobraba 45 faltas y ahora pito 22 o 25, y entre ellas por ahí tengo una situación extremadamente relevante debido a la exposición sangrienta que a veces tenemos.

   “Y estamos a obligados a que esa determinación sea acertada; de nada sirve dirigir 89 minutos bien y que te equivoques en la última acción del partido. En ese caso el arbitraje será malo, algo que en categorías de menor exposición no se “sufre”. No nos gusta equivocarnos, porque todos los días entrenás y te capacitás para mejorar y achicar el margen de error. Salgo a la cancha a ser lo más justo posible, y eso me permite dormir tranquilo”.

   —¿En este país se defenestran a los árbitros más que en otros países?

   —Probablemente sí. El fútbol argentino es muy importante para los ojos del mundo. Existen cuestiones que exceden mis conocimientos, y nosotros, al tomar decisiones, quedamos en el medio. Si le das lugar a la crítica, estás permitiendo que te lastimen y te maltraten. Por eso no miro, no escucho ni leo nada. Elijo la critica que me suma, la opinión que sirve, con conocimiento y fundamentos.

   —¿Te molesta que se hable de “arreglos” y corrupción en el arbitraje?

   —Como en todos los ámbitos de la vida, en el arbitraje hay gente buena y mala, correctos e incorrectos. Me molesta que se hable por hablar, sin pruebas ni conocimientos.

   —¿Te quisieron sobornar alguna vez?

   —Jamás. En esta profesión todos sabemos quien es quien y los que están acostumbrados a ese tipo de artimañas también saben quien es quien. Cuando no das lugar a que situaciones de este tipo sucedan, no termina pasando nada.

   “Soy de una sola manera, y me esmero para enseñarle a mis hijas (Amanda y Elena) a que sean honestas con el ejemplo. Eso no tiene precio; los valores que me enseñaron mis padres y mis abuelos no se negocian. No conozco otra manera de ser”.

   —¿Por qué crees que llegaste a donde llegaste?

   —No hay ningún Messi en el arbitraje, no siento ser muy diferente en lo técnico al resto de mis compañeros. La manera de entender el fútbol es clave y la diferencia la marca los detalles. Pasa por cuestiones psicológicas más que por la física y las arbitrales. Es un tema muy amplio para hablar.

   “Tener la fortaleza mental necesaria a la hora de sobreponerse a las presiones extremas, superar los cuestionamientos internos por ser parte de un deporte de elite y poder desarrollar con libertad nuestro trabajo, eso es clave. Cada árbitro tiene su estilo, aunque son los detalles los que terminan estableciendo las diferencias”.

   “Para el éxito es clave tu voluntad y el acompañamiento de tu grupo de trabajo. Además del 'Profe' Federico Marfil, tengo que estar al pie de la letra con la nutricionista y el psicólogo. También me ayudan hacer yoga con mi mamá (Mónica) y las visitas al masajista. Me manejo como cualquier deportista profesional”.

   —¿Se puede ser árbitro de elite sin haber jugado antes al fútbol?

   —No sé si jugar, hay que saberlo entender e interpretar. Tengo poca trayectoria, llegué hasta Reserva (de Libertad), así que la historia va a decir que fui mejor árbitro que jugador... (risas). Lo mismo pasa con los entrenadores, los periodistas y los dirigentes, la clave está en entender el juego.

   —¿Cómo te llevás con el trato muchas veces asesino de ciertos periodistas de Buenos Aires?

   —Me llevo bien con todo el mundo porque voy a dirigir y me vuelvo a mi casa. En la cancha el trato es cordial, atiendo a todos por igual. No hago looby ni me junto con nadie, por eso me llevo bien con todos.

 

Las últimas, al pasar...

 

   La cancha más linda. “Por las perspectivas, porque siempre me ha ido bien, las dos de Rosario (Central y Newell's) y el estadio Único de La Plata”.

   El error del año. “El 19 de febrero dirigí un partido clave por la permanencia entre San Martín de Tucumán y Belgrano, y no expulsé a un jugador del 'Santo' (Adrián Arregui) por una patada a Lértora a la altura del pecho. Amonesté, pero después la vi por TV y era roja clara”.

   El partido con Diego. Por la fecha 15 de la Superliga, Tello fue cuarto árbitro en el empate 1-1 entre Banfield y Gimnasia, donde el juez principal Fernando Espinoza cobró un penal inexistente para el Taladro y en esa acción expulsó al arquero del “Lobo” Nelson Insfrán.

“Me gritó: ehhh cuarto, cuarto, pidiéndome que actúe, pero le explique que hay momentos en que podemos asistir al árbitro y otros que no, que el árbitro es el líder del equipo”, señaló “Facu”.

“Hubiese querido tener otro diálogo, que la primera experiencia fuese de otra manera, pero buehh... Lo miré un montón de veces, esperaba tener una foto, pero el contexto del partido fue imposible. Ya voy a tener la chance de verlo otra vez”.

“Nos saludamos previo al partido, fue muy cordial y respetuoso. Es una sensación especial tenerlo cerca. Mientras se juega el partido, Diego es un partido aparte; todos están pendientes de él”.

   Lo que viene. El 12 de enero se debe presentar en la ciudad de Armenia, Colombia, para realizar una pretemporada con vistas al Preolímpico Sub 23 que se desarrollará entre el 18 de ese mes y el 9 de febrero, en Bucaramanga y Pereira de aquel país.