Bahía Blanca | Martes, 30 de abril

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Qué pasa en Bahía con el mercado de trabajo que tiene más futuro y ocupación plena

La industria del software y servicios tecnológicos se convirtió en el tercer sector exportador del país. Las necesidades del mercado internacional son inmensas pero tanto a nivel nacional como en la ciudad hay límites que dificultan una mayor expansión. ¿El principal? La falta de mano de obra calificada.

Las empresas locales necesitan recursos humanos. (Fotos: Jano Rueda y Pablo Presti - La Nueva)

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   La industria del software y los servicios tecnológicos (SSI) viene generando ingresos anuales al país por unos 6.000 millones de dólares y ya se convirtió en el tercer sector exportador, detrás de los commodities y la industria automotriz. Pero con una ventaja: es imposible ponerle techo.

   Los SSI tienen una demanda internacional exponencial. Solo se trata de aprovechar las virtudes comparativas argentinas y, sobre todo, corregir los defectos.

   Bahía Blanca es una pequeña muestra de lo que sucede a escala nacional. Tiene un cierto número de empresas de base tecnológica, pero necesita darles mayor impulso para que crezcan y se creen otras. ¿Qué falta?

   “Estamos hablando de un sector que puede tener al mundo como cliente, pero necesita recursos humanos. Hoy si en Bahía pedís un ingeniero en Sistemas recibís apenas uno o dos currículums y varias empresas nos vamos a pelear para tenerlos. La buena noticia es que si se toman las decisiones correctas podemos conseguir eso y mucho más”, dice el ingeniero en Sistemas de Computación, Mauro Gesuitti.

   Dueño de una compañía de desarrollo de software y directivo del Polo Tecnológico, que nuclea a 27 firmas locales o con asiento en la ciudad, Gesuitti explica que al menos 10 ya están vendiendo al exterior y que, además, hay profesionales bahienses que trabajan desde sus casas u oficinas para empresas radicadas en el extranjero.

   El principal mercado es Estados Unidos, aunque no el único. Según Argencon, entidad nacional conformada por empresas prestadoras de servicios basados en el conocimiento, el 50% del software argentino que se exporta va a EE.UU., el 35% a países de América Latina (México, Chile, Perú, Colombia y otros) y el 15% al resto del mundo. La ventaja de la relación con cualquier país del continente es el huso horario compartido, lo cual permite interactuar en las franjas laborales naturales de cada país.

Mauro Gesuitti

   Gesuitti agrega que el sector de SSI tiene muy alta demanda laboral, con sueldos promedio por encima del resto de la economía. En Bahía es difícil encontrar gente que gane por debajo de los 40 mil pesos mensuales y, según los caminos que tome cada uno, el número puede ser mucho mayor.

   El punto débil, insiste, es la mano de obra. “Faltan perfiles relacionados con software: programador, project manager, tester, analistas funcionales que interpreten qué necesita el cliente para traducírselo al programador... tenemos un montón de áreas descubiertas. Es clave que las universidades e institutos terciarios desarrollen carreras de este tipo, como tecnicaturas de 2 o 3 años y hasta cursos de programación de 6 meses. Todo sirve y tiene salida laboral garantizada”.   

   ¿En qué rubros trabajan las empresas bahienses? En sistemas administrativos para compañías de Salud, Agro y Recursos Humanos, además de servicios contables y de facturación.

   “Los principales clientes de las empresas de software suelen ser los seguros o la banca. Esto tiene una explicación: para que una empresa contrate software a medida necesita una cierta escala, las más chicas suelen comprar productos ya existentes en el mercado”, dice Gesuitti.

   De todos modos, el abanico es muy amplio. Por ejemplo, también hay una empresa de videojuegos que produce para otros países y otra que diseña productos para estaciones de servicio.

El empuje de Amazon

   “La ley nacional de Economía del Conocimiento puede resultar un gran impulso para las empresas del rubro, pero necesitamos que la Provincia de Buenos Aires adhiera. Esto haría, entre otras cosas, que además de recibir beneficios en materia de Impuesto a las Ganancias podría haber otros en Ingresos Brutos. Lo mismo con los tributos municipales, se pueden hacer muchas cosas para promover el desarrollo del sector. Hoy lamentablemente no funciona así”, comenta Gesuitti.

   Remarca que la ciudad bonaerense con mayores incentivos para las empresas de base tecnológica es Tandil. El Polo Tecnológico bahiense nuclea a 27 empresas (hay alrededor de 15 más en la ciudad pero fuera del Polo), mientras que el tandilense reúne a más de 50, pese a que es una localidad con menos de la mitad de habitantes.

   “Y no solo se trata de otorgar beneficios fiscales sino también de un apoyo general, que se hable más del tema, ponerlo bien en agenda. Si a una empresa la mostrás, la promovés y le das oportunidades no le preocupa pagar impuestos, la complicación real es no crecer en la facturación”, afirma.

   Tanto él como otros referentes consideran que la probable llegada de Amazon a la zona franca serviría para expandir al sector.

   “Primero, porque otros gigantes se van a preguntar por qué eligieron Bahía y ahí verán las soluciones que ofrece la ciudad, por caso, en materia energética. Además Amazon va a traer un nuevo cable de fibra óptica, lo cual mejorará sustancialmente la conectividad en todo Bahía. Yo creo que un año después de instalados, algún otro gigante como Facebook o Google va a querer venir”, dice.

   “Por eso es decisivo preparar profesionales. Según entiendo, desde la Universidad del Sur están diseñando planes de estudio pensando en todo esto”.

   En el Polo Tecnológico hay una mayoría de compañías consideradas micro porque su facturación no supera los 3.500.000 pesos anuales, pero también cuentan al menos 6 las denominadas pequeñas (facturación anual hasta 21.000.000 pesos) y hay 2 firmas catalogadas como medianas Tramo 1 (facturación hasta 175.000.000 pesos) y 2 medianas Tramo 2 (hasta 250.000.000).

   Tomando al conjunto, la cartera de clientes va de tanques como Disney, Hewlett Packard y Epson a industrias radicadas en Bahía (Dow, Profertil, Glencore), así como estados municipales, hospitales, Ministerio de Defensa o el Club Olimpo.

La inestabilidad

   Otro punto flaco de Argentina es la inestabilidad económica. Cuando una empresa de nuestro país hace una cotización tiene que pensar en dos cosas: subir el precio para cubrirse de la inflación futura o pensar en el hoy y arriesgarse a perder rentabilidad en el mediano plazo.

   “Hay empresas del exterior que dejaron de mirar a nuestro mercado porque se encontraron con que había gente que les pedía actualizar el valor de la tarifa o que se desinteresaba porque perdía rentabilidad y les trabajaba mal. Para ellos un precio de hoy tiene que ser el mismo dentro de 5 años. Los saltos en la economía no nos ayudan”, admite.