Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Gente que busca trabajo y sobrevive en el intento

Cuando la oferta laboral no abunda y la comida falta en la mesa, los bahienses apelan al ingenio y la perseverancia.

Fotos: Emmanuel Briane - La Nueva.

Federico Moreno/ fmoreno@lanueva.com

La Real Academia Española define a la palabra changa como “ocupación transitoria, por lo común en tareas menores”. El problema en un país en el que tanta gente siempre convivió con la misma, es cuando no solo falta el trabajo, sino que también escasea la changa.

Miles de bahienses buscan empleo por las vías tradicionales –-dejando CV en cada lugar que puedan-- y por las redes sociales también, principalmente Facebook, donde numerosos grupos con decenas de miles de miembros sirven tanto para ofrecer como para pedir trabajo.

La realidad indica que desde hace meses –-años también-- mucha gente no logra conseguir un empleo estable, formal, por lo que “La Nueva.” quiso saber cómo subsisten ante esa situación, cómo perseveran en la búsqueda y cuáles son las ocupaciones transitorias más frecuentes en estos casos.

A continuación, el testimonio de cinco bahienses.

“Te pone mal sentir que vivís de arriba”

Jeanette tiene 32 años, su marido es futbolista semiprofesional y juntos tienen dos hijas de 6 y 1 año. “Él juega al fútbol, tiene 29 años, pero viste cómo es eso, depende de cómo te fue la última temporada, cómo le fue a tu equipo, de si te lesionás. Hasta julio le pagaban sueldo, nos daban casa y hasta nos pagaban los servicios, después tanto él como la mayoría de sus compañeros quedaron libres y ahora está jugando en la zona, pero se lesionó y allá te pagan por partido, y si no jugás no te pagan, así que está prácticamente desempleado”, comentó la joven.

“Yo últimamente tiro cúrriculums en todos lados, sobre todo en el rubro comercio, pero siempre buscan gente de hasta 28 años, y yo tengo 32. La verdad que ni pregunto por qué ese requisito tan exacto, porque cuando te dicen en la cara que es hasta 28 ya te sentís mal, no te dan ganas. Por la profesión de mi marido hemos vivido en otras ciudades, a veces con mejores sueldos, pero ahora estamos en Bahía hace tres años, que es cuando empecé a buscar trabajo, y no consigo nada desde ese entonces”, agregó.

Jeanette comentó que lo que les permite mantenerse es el hecho de estar viviendo en casa de su abuela, no tener que pagar ni alquiler, ni servicios ni la comida.

“Te pone mal sentir que vivís de arriba, pero bueno, la familia siempre lo banca a uno. Cuando no conseguía ningún trabajo empecé a vender sorrentinos, lo difundo solo a través de WhatsApp y la gente ayuda muchísimo, tomo pedidos durante dos semanas y después me interno tres días a cocinar. El otro día vendí 88 docenas, me quedaron 6 mil pesos limpios y con eso pago deudas contraídas cuando mi marido tenía un sueldo fijo”.

“Mi marido cuando puede hace changas de albañilería además de jugar al fútbol, pero ahora no hay nada, la gente ya no contrata a nadie, hace las cosas ella misma por cómo está la situación”, lamentó madre de familia.

“Estamos desempleados los dos”

Vanesa tiene 25 años, vive con su marido –también desocupado-- y con su hijo de 5 años. “Estuve laburando 7 meses de niñera, pero la chica se quedó sin trabajo y ya no me puede pagar mas. Esto se dio hace un mes. También he trabajado en hogares de ancianos, casas particulares haciendo limpieza por hora. Además soy madre, así que tengo experiencia para lo que sea”, comentó la joven.

“Mi marido también está sin laburo hace dos meses y medio, hace de todo en albañilería, siempre agarra lo que salga pero ahora está muy quieto todo. Yo busco siempre por Facebook, y casi siempre algo encuentro, él reparte currículums en las empresas constructoras, por todos lados. Siempre nos movemos por conseguir porque es la única forma”, añadió Vanesa.

“Algo que dé de comer”

Alexander tiene 28 años, vive en pareja y tiene dos hijas con su exmujer. “Estoy buscando trabajo hace tres meses, dejé CV en varios lados y nadie te llama, hoy vivo de changuitas por mi cuenta, pregunto casa por casa si quieren que les corte el pasto. Antes tenía una verdulería chiquita, un emprendimiento personal, pero la gente no tenía plata para comprar y tuve que cerrar”, lamentó el joven.

Sobre su experiencia laboral, contó que ha trabajado como plomero gasista durante tres años, que tiene “bastante experiencia en obras”, trabajó colocando pisos y que “busco por lo menos algo que me dé de comer, tengo dos hijas con mi ex y les paso plata cuando puedo. Tengo buen trato con ella, por suerte entiende que no siempre le puedo pasar plata”.

Sobre sus estudios, contó que el año pasado intentó retomar la secundaria en la nocturna, pero “surgió un trabajo en Monte de toda la temporada y tuve que dejar”.

“Puse avisos en el diario, fui dejando CV en algunas empresas, también en consultoras, pero no sale nada. Mi novia también está desocupada, estaba trabajando en el Penna pero pidió carpeta médica y la echaron. Con lo que hacemos en el día, unos 300 pesos ponele, comemos hoy y mañana. Estamos viviendo el día a día, la gente ayuda”, analizó Alexander.

“Directamente no me llaman”

Nehuén tiene 21 años, vive con su madre y su último trabajo fue en diciembre. “A fines de 2018 agarré en mensajería, ya no ganaba mucho. Pero en enero no había ningún mandado y no laburé más. Desde principio de año estoy buscando, me llamaron una vez del comedor universitario pero quedó en la nada, y de los otros lugares donde dejé el currículum directamente no me han llamado”, explicó el joven.

Sobre su formación, contó que terminó el secundario, “tengo algunos cursos hechos, actualmente estudio inglés y también hago un curso de frutas y hortalizas. Había empezado a estudiar Gestión Ambiental en Tres Arroyos –-donde vive su padre-- pero tuve que dejar. Allá también trabajé en una fotocopiadora en atención al público”.

“Me ofrezco para mozo, pese a no tener mucha experiencia, y para todo lo que sea atención al público”, cerró el joven.

“Me llaman, pero solo para verme la cara”

Marcelo tiene 43 años, vive con su mujer y no tiene hijos a cargo. “Hasta hace un año estaba haciendo trabajos de jardinería con un hombre en Patagonia y Palihue, pero no me podía pagar más y cuando logré comprar mis propias máquinas me abrí por mi cuenta. La verdad es que no me fue bien”, comentó.

“La cosa está complicada hace un tiempo ya, por eso publico mis avisos en los grupos de Facebook, el tema es que con mi edad no puedo entrar en ninguna empresa, toman gente de menos de 30 años. También, los días de lluvia, que no me permiten hacer jardinería, aprovecho que tengo moto y trabajo de cadete. Todas las semanas ‘puchereo’ con lo que se pueda, con mi mujer alquilamos y la verdad es que se nos re complica”, agregó.

Sobre su experiencia, el hombre explicó que trabajó en la Municipalidad, en el área de parques y espacios verdes, y como cadete en farmacias. “Hoy tiro currículums en todos lados, empresas de limpieza, cooperativas de trabajo, en la Muni mil quinientas veces, me han llamado pero solo para verme la cara, nunca tienen trabajo”, acotó.

Uno de cada cuatro bahienses es pobre

El último informe publicado por el Indec mostró que los 25.000 nuevos bahienses que cayeron en la pobreza hicieron que el número total de los mismos alcance las 75.000 personas, es decir el 24,1 % de la población.

Distintos informes replicados por este diario a lo largo de 2019 explicaban que en nuestra ciudad, siempre dependiente de la situación comercial, y con menor empleo público que otras como Neuquén, San Juan o San Luis, la recesión se nota con mayor intensidad.

Otra cifra que sirve para entender el fenómeno local, es que el 30 % de los desempleados llevan más de un año sin encontrarlo.