Bahía Blanca | Martes, 22 de julio

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La foto póstuma de Sarmiento: una escenografía y mejor luz

Mario Minervino / [email protected]

 

Domingo Faustino Sarmiento murió en las primeras horas del 11 de septiembre de 1888.

Pasaron 55 años hasta que en 1943 nuestro país tomó ese día para celebrar el Día del Maestro.

Sarmiento estaba entonces en Asunción del Paraguay, donde había llegado unos meses antes buscando un clima favorable para su salud.

Uno de los hechos singulares que rodeó su muerte fue la costumbre, heredada de Europa, de fotografiar a los fallecidos.

Apenas hubo luz natural suficiente llegó al lugar el fotógrafo español Manuel de San Martín, con el encargo de obtener las últimas imágenes del sanjuanino.

Estaba presente en ese momento el médico personal de Sarmiento, Alejandro Candelón, quien dejó testimonio escrito de aquella circunstancia.

San Martín sacó una foto de Sarmiento en su lecho pero, revelada, mostró que no era lo suficientemente nítida.

Por eso planteó la necesidad de trasladar el cuerpo a otra habitación. Luego de algunos cabildeos finalmente fue ubicado en el sillón que usaba cada día para leer.

No fue un trabajo simple. Había rigidez cadavérica. Por eso se tapó el cuerpo con largas mantas. Por último se preparó una escenografía que se consideró favorable: un libro en una mano, un abanico en la otra, y hasta una una escupidera en el piso. Como si la muerte lo hubiese sorprendido en plena lectura, en un momento natural de sus días.

La fotografía no se conoció de inmediato porque las publicaciones de época no tenían la tecnología suficiente para colocar fotos. Recién la hizo pública la revista Caras y Caretas, en su edición 49 del 9 de septiembre de 1899.