Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Provincia Nueva, un proyecto que requiere un tratamiento de carácter urgente

“Este modelo no es sustentable”, dijo Tomás Loewy. Se trata de otra vuelta de tuerca a la propuesta que propiciara el fundador de este medio, Enrique Julio, en 1898.

El puerto de Bahía Blanca, ¿eje de una Provincia Nueva? / Fotos: Pablo Presti-La Nueva. y Archivo LN.

Guillermo D. Rueda
grueda@lanueva.com

   “La provincia de Buenos Aires es inviable”. (Creencia popular que, con cada vez mayor insistencia, se coincide en diferentes ámbitos políticos, sociales, productivos y económicos).

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   “¿Cuándo es el momento oportuno para impulsar un proyecto? En el momento en que se toma conciencia de que algo está mal. A partir de entonces hay que intentar corregir esa disfuncionalidad, aunque la realidad indica que el diseño de la provincia de Buenos Aires está mal desde su mismo origen”.

  Lo dijo Eduardo Mata, uno de los referentes del proyecto Provincia Nueva que, tras haber sido reinstalado en el primer año de este siglo, fue perdiendo interés en los actores que, con poder de decisión, podrían haber incidido para un avance y una formalización de la propuesta.

Eduardo Mata.

   “La necesidad de instalar esta cuestión no pasa por darle una provincia a Bahía Blanca, sino que nos preocupan en este momento los problemas estructurales de la Argentina”, dijo Víctor San Román, otro de los impulsores.

   “Hemos encontrado que esta distorsión poblacional y territorial que existe en la provincia, con una capital al lado de Buenos Aires, hace compleja la vida, las condiciones económicas y el progreso y el desarrollo no solo del territorio bonaerense, sino que, además, es una de las causas que postergan al país”, agregó.

   “Esto es recurrente, porque acá no estamos hablando de este gobierno, ni del anterior, ni del anterior; es un problema que viene de medio siglo, o más, donde Argentina llegó a ser uno de los principales países del mundo y ahora estamos lejos de todo”, sostuvo.

   San Román indicó que es preocupante que los pueblos de la región estén desapareciendo, ya que solo queda gente mayor y no haya proyectos alternativos para transformarlos. Y que el campo se queda sin gente.

Víctor San Román. 

   “La estructura actual de la provincia, donde la preocupación fundamental está centralizada en los problemas del conurbano, que son gigantescos, no permite resolver los problemas de nuestra región”, aseguró San Román.

   Para Tomás Loewy, del mismo grupo de trabajo de Provincia Nueva, siempre es oportuno hablar de temas sistémicos del país. “Hoy podría decirse, como una metáfora respecto de la disparada del (valor del) dólar, que nunca hemos tratado temas estructurales. El problema más grave que tenemos es coyuntural; no podemos salir de ahí. Por eso insisto en que instalar temas estructurales es lo que nos debemos como país”, explicó.

   “Crear una provincia nueva en Buenos Aires puede ser una buena excusa para disparar un dispositivo que ponga en agenda temas importantes y convocantes y que tienen que confluir en un proyecto de país. La acción local sólo puede ser el disparador y está claro decir que, sin proyecto, no hay futuro”, sostuvo Loewy.

   Para Mata, “nacimos como país, y Bahía Blanca como ciudad”, en una coyuntura internacional donde el imperio español estaba declinante y el imperio británico crecía. 

   “En esa circunstancia, Argentina tuvo un nacimiento cruento y convulsivo, y terminó un proceso de construcción con guerras entre unitarios y federales. Así, el proceso de capitalización de la ciudad de Buenos Aires fue diseñado en función de un modelo agroexportador de materias primas. En los papeles terminó siendo federal, pero en la realidad fue unitario y con un fuerte centralismo porteño. En el medio hubo quienes vieron ese fenómeno y trataron de hacer el proceso contrario, pero se fracasó en el intento”, recordó Mata.

Tomás Loewy.

   “El proyecto de provincialización del sudoeste bonaerense más importante, en esa coyuntura, fue en 1880. Cuando se trabajó en la ley de capitalización de Buenos Aires, se buscó una capital para la provincia, y Bahía Blanca, por la forma en que había crecido y cómo se iba conformando en torno a un centro económico fuerte y con una población pujante, era la candidata. Sin embargo, en esos años el centralismo porteño logró vencer la tensión logrando que, por impulso de Dardo Rocha, la capital fuera La Plata”, manifestó.

   —¿Cuáles son los puntos salientes que justifican la creación de una Provincia Nueva?

   —VSR: Hay que hablar de democracia participativa. Este esquema territorial produce un distanciamiento entre los ciudadanos y sus dirigentes. Nadie puede controlar nada. Qué podemos controlar nosotros desde acá sobre lo que sucede en el conurbano. Y qué puede controlar alguien del conurbano sobre lo que sucede en Patagones, por ejemplo. Acá pasaron 20 años sin llover con la consiguiendo pérdidas de cosechas. Y me atrevería a decir que nadie del conurbano conoce ese fenómeno.

   “La necesidad de una división de la provincia en unidades territoriales más homogéneas es un condicionante para instalar el concepto de democracia participativa, para que el ciudadano tenga más injerencia respecto de lo que pasa en su territorio.

Patagones, tan bonaerense como Lomas de Zamora.

   “Hoy eso no es posible en la principal provincia argentina. Y esto distorsiona el sistema de la democracia representativa a nivel nacional, porque el distanciamiento entre representados y representantes genera una cultura que, luego, se desplaza al resto de las provincias. Un cambio en este sentido sería el punto de partida para reestablecer un cambio cultural y político”.

   —TL: Es interesante como para comenzar a abordar los problemas de la provincia de Buenos Aires, que es el principal problema de Argentina. “En el censo de 2010 se determinó que, de los siete distritos que perdieron población (NdR: la provincia posee 135), seis son de la Sexta Sección, en pleno SOB. Sucede porque perdemos población de las pymes agropecuarias, ya que se han transformado en inviables a través del avance del modelo agroindustrial.

   “Hacer una provincia en el SOB no serviría si sólo es una provincia más. Debería ser una provincia con el principal recurso orientado hacia lo agropecuario, y tendría que acceder a una sustentabilidad operativa, es decir, transformar las pymes agropecuarias en sujetos y objeto de desarrollo local. Incluso, tenemos un proyecto presentado en el Consejo Regional del Plan de Desarrollo del Sudoeste Bonaerense”.

  —EM: La motivación principal tiene que ver con el desarrollo local basado en una identidad a construir, con sustento en la característica de nuestro origen de pujanza y progresismo. Y eso está asociado a la vocación emprendedora de los habitantes de esta región.

   “La creación de una provincia nueva, con constitución propia, podría sentar las bases normativas para generar un microclima favorable para el desarrollo emprendedor. Y en la búsqueda de esa identidad habrá un proceso sinérgico que servirá tanto para modificar o cambiar una tendencia histórica y unitaria como para desarrollarnos más o mejor económica y territorialmente.

   —Los proyectos se debaten entre lo urgente y lo importante. ¿En qué instancia está Provincia Nueva?

  —EM: Uno siempre se fija en lo urgente y va dejando atrás lo importante, pero conforme va pasando el tiempo lo importante se vuelve más urgente. Ya hemos visto el proceso histórico y comprobamos que nuestro país así no es sustentable. Ya sea desde el punto de vista social, económico, político y productivo vivimos en un permanente estado de inestabilidad, cuyo origen hay que encontrarlo en una cuestión estructural.

Lomas de Zamora, en el Gran Buenos Aires.

   “En la asamblea constituyente de 1994 se puso de relieve el rol de las regiones. El SOB forma parte de la región norpatagónica y, en este momento, está perdiendo esas ventajas por no serlo. Con nuestro polo tecnológico, con la innovación de la UNS y de la UTN, y el parque industrial, tendríamos una potencialidad para desarrollarnos y hacer acuerdos internacionales como, hoy, pueden hacerlo provincias como Córdoba y Santa Fe, por ejemplo”.

   —TL: Estamos en un círculo perverso, ya que en la medida que solamente ataquemos lo urgente cada vez más vamos a tener más urgencias, ya que en el transfondo de esto hay un batalla cultural importante, que es tener concepciones espacio temporales, que no abundan; siempre es el aquí y el ahora.

  “Hay que empezar a analizar los temas no solo desde el presupuesto del poder y de las ideologías, sino de las ideas. Y Provincia Nueva es una idea; vale decir entonces: las ideas estructurales siempre tienen resistencia porque el status quo usufructúa los beneficios existentes”.

   “Es importante también citar la integración del SOB a su región natural para no estar supeditado al conurbano o a La Plata, porque se distorsionan todos los objetivos de una zona. Si el SOB fuera una Provincia Nueva podría integrarse más con La Pampa o Río Negro y no tanto con La Pampa húmeda”.

“Pensar globalmente y actuar localmente”

 

   “Hay que pensar globalmente y actuar localmente. Los problemas más graves que tenemos son mundiales. Hoy, la encrucijada ecológica y la polarización social nos está llevando a una condición de supervivencia muy fragmentaria y peligrosa en cuestión de décadas”, dijo Loewy.

   “Si la Argentina pudiera participar como un país positivo en cuanto a la viabilidad global deberían instalarse tres políticas: ordenamiento territorial, multifuncionalidad agrícola y educación ambiental”, agregó.

   “Si estas tres políticas de Estado se pusieran en marcha, el tema de Provincia Nueva para el SOB sería tomado como algo elemental y el principio de algo de sentido común”, comentó Loewy.

   “La aceleración del cambio tecnológico que se está dando en el mundo es otra de las razones del proyecto. Una cosa era el mundo estático de antes, pero hoy las estructuras políticas tienen que estar preparadas para adecuarse a esa renovación”, añadió San Román.

   “Vengo del conurbano y las familias que visité no pueden salir a la calle luego de las seis de la tarde. Es decir, nosotros tenemos nuestras problemáticas, pero no son las del conurbano. Esta estructura actual, que no puede resolver los problemas de hoy, menos lo podrá hacer en un mundo más vertiginoso y en constante transformación”, insistió San Román.

¿Uno, dos o tres? ¿Cuántos territorios?

   “Provincia Nueva debería estar dentro de un proyecto nacional”, dijo Loewy.

   “Tomo ideas de Félix Luna, quien dijo que la Capital Federal debería trasladarse al interior y que el conurbano tendría que integrarse a la ciudad de Buenos Aires, ya que una administración en conjunto las hará eficientes. Y el resto de la provincia debería dividirse en dos o tres nuevas”, explicó.

   “El proyecto debería implicar tres provincias por la sencilla razón de que el proceso normativo para llevarla a cabo requiere de dos tercios de las dos cámaras del Congreso bonaerense. Es decir, se necesita un enorme consenso para que, luego, la provincia de hoy ceda territorio para ser destinado a nuevas tierras”, dijo Mata.

   En la eventual presentación de un proyecto de ley, diputados y senadores deberán coincidir en el otorgamiento de una parte del territorio (o todo), para la creación de una o más provincias. Esto está contemplado en la Constitución bonaerense. Posteriormente, llegaría al Congreso de la Nación que, por mayoría simple, deberá decidir la cuestión en forma definitiva.

   “Veo conveniente crear dos nuevas provincias”, sostuvo San Román. “La del conurbano que rodea a la Capital Federal, correspondiendo a secciones Primera y Tercera, con La Plata, que es la Octava. Aquí están los dos tercios de la población. La del interior la conformarían las secciones 2º, 4º, 5º, 6º y 7º. Es una inmensa llanura destinada a la agricultura y a la ganadería, solo interrumpida por dos cordones de sierras (Tandilia y Ventania) y un polo petroquímico y puerto de aguas profundas en Bahía Blanca, entre otras alternativas de un extenso litoral marítimo”, dijo.

Las agendas y los intereses

   “Existen intereses concretos para que las cosas no cambien. Por eso el tema se pone —en algún momento— en la agenda, pero con el tiempo esas fuerzas lo terminan diluyendo. Si la población comprendiera la problemática que se plantea y tomara partido en ella, los dirigentes tendrían que seguirla. Aquí, el caballo delante del carro vendría a ser el ciudadano”, dijo Víctor Miguel San Román, bonaerense de Coronel Dorrego, escribano y abogado, 77 años, e intendente de Coronel Dorrego entre 1976 y 1979, entre múltiples actividades institucionales y docentes en sectores privados y públicos, además del posgrado en Maestría en Políticas y Estrategias de la UNS.

San Román (izq.), Loewy y Mata, con el fondo de Bahía Blanca.

   “La implementación implica el desafío de repensar el país en términos de un desarrollo que supere las actuales inercias políticas y económicas. Esto explica, en parte, la latencia secular de esta idea. La provincia de Buenos Aires concentra, más que otras, las aristas críticas que convocan a una agenda nacional con visión de futuro. El sudoeste bonaerense es la respuesta a una de ellas", aseguró Tomás Loewy, bonaerense de Colonia Lapin (Adolfo Alsina), 73 años, ingeniero agrónomo del INTA Bordenave (1973-2011) e investigador en desarrollo rural y en sociología.

   “No hay que descartar a la ley de Desarrollo del Sudoeste Bonaerense, que se implementó en el año 2007. En su artículo Nº 3 dice que la región del SOB, por sus condiciones edafoclimáticas, es diferente al norte provincial. La ley se refiere a una zona semiárida, de transición entre la Pampa Húmeda y la Patagonia, que requiere una atención particularizada por parte del Estado. Este es otro punto para trabajar”, sostuvo Eduardo Darío Mata, bonaerense nacido en Puerto Belgrano (Coronel Rosales), 55 años, ingeniero electrónico y un posgrado en Maestría en Políticas y Estrategias (en curso) en la UNS, entre numerosas capacitaciones.