Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

¿Sus límites siempre fueron los mismos?

A mediados del siglo XIX se le asignó su primera superficie delimitada, la cual luego creció de manera exponencial para terminar sensiblemente reducida.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   A 190 años de la fundación de nuestra ciudad, el partido del cual es cabecera ha sufrido una importante mutilación en el tiempo. A pesar de ser la ciudad más importante del sur bonaerense, una de las tres más pobladas (sin considerar las del conurbano), su extensión es reducida --2.254 km2-- y representa el 20% de su superficie primera.

El inicio

   Establecido en 1828 el fuerte --la Fortaleza Protectora Argentina, según la bautizó el coronel Ramón Estomba--, Bahía Blanca podía aspirar a todo el territorio circundante, como bastión que era del sur bonaerense, establecida en pleno “desierto”, a pocas leguas de una bahía llamada a alojar a un trascendente puerto de ultramar, puerta al mundo.

   En la década de 1860 se le asignó una superficie paupérrima, midiendo 25 kilómetros a cada uno de los puntos cardinales, para establecer un área de 625 km2. 

   Cuando varios años después, en 1885, se establecieron los límites del todavía inexistente partido, esa superficie se multiplicó de manera trascendente, alcanzando los 11.200 km2, área limitada por el Arroyo Sauce Grande, el mar, el Río Colorado y, en los otros costados, “lo existente”, materializado parte de ese límite por el Arroyo Sauce Chico. 

   Esta posesión duró menos de un año, cuando comenzó una historia de quite de tierras que tendría su punto final en 1945, y que dejaría reducida al 20% aquella extensión original.

Generosidad partidaria

   En 1886, el pueblo de Bahía Blanca crecía de manera considerable, a partir de al menos tres situaciones: la extensión de la línea ferroviaria desde Azul; la construcción de un puerto por parte de la empresa británica del Ferrocarril del Sud y la paulatina llegada de inmigrantes. 

   También habían dejado de ser una preocupación la constante amenaza de la tribus aborígenes, luego de completada la denominada Campaña al Desierto, aprobada por el Congreso Nacional y llevada a cabo, entre 1878 y 1879, por el general Julio Argentino Roca.

   Ese año, 1886, el gobierno provincial decidió la creación de varios partidos en la provincia, muchos de ellos a partir de las tierras hasta entonces asignadas a Bahía Blanca. Los partidos de Villarino, Puan y Guaminí, por caso, se asentaron en tierras bahienses. 

   El partido de Bahía Blanca quedó entonces reducido a 5.757 km2 o, expresado en unidades de la época, a 247 leguas cuadradas. 

   Sus límites eran el mar, los cauces del Sauce Grande y Chico y los partidos de Coronel Suárez, Coronel Pringles y Tres Arroyos. 

   Lo curioso es que cada uno de esos noveles partidos terminó siendo más extenso que el nuestro: Villarino con 373 leguas cuadradas, Puan con 351 y Guaminí con 421.

Las sierras 

   El siguiente desprendimiento de tierras se generó a poco de comenzado el siglo XX, con la creación del partido de las Sierras (rebautizado en 1910 como partido de Tornquist). 

   Una vez más Bahía Blanca debió resignar superficie a favor de esa generación, quedando reducido en un 50%. 

   La última cesión de tierras, la que más oposición generó por parte de las autoridades locales, data de 1945, cuando el gobierno provincial decidió la creación del partido de Coronel Rosales, con Punta Alta como principal localidad. 

   Se le quitaron entonces 1.640 km2, es decir el 42% de su posesión territorial.

   La protesta local por esta decisión se hizo escuchar de inmediato, sobre todo por los nuevos límites. Representantes de las fuerzas vivas se entrevistaron con el interventor federal, Atilio Bramuglia, para expresarle su descontento. 

   Como resultado de esa reunió se declararon “provisorios” los mismos.

   El vecindario puntaltense no se quedó quieto: protestó enérgicamente, y una comitiva se dirigió a La Plata para plantear su postura con el Interventor.

   Como resultado, se estipuló que el 12 de mayo Coronel Rosales tendría sus propias autoridades y que los límites adquirían carácter definitivo.

   Representantes de Bahía Blanca impugnaron esa decisión, sobre todo en lo concerniente a Bajo Hondo y Calderón, zonas de intensa actividad agropecuaria. “Aceptamos la autonomía de Punta Alta, pero creemos que no puede pretender un solo metro más de tierra fuera de su zona urbana, suburbios y villas adyacentes, pues de otra manera aspiraría a algo que pertenece a Bahía Blanca”, se dijo.

   Con el nuevo partido creado, el abogado Carlos Cisneros, en representación de la Comisión Pro Integridad del Territorio Municipal de Bahía Blanca, presentó a la Corte Suprema una demanda de inconstitucionalidad de los decretos de creación, límites, jurisdicción y designación de autoridades. Poco tiempo después la Corte se expidió a favor de Punta Alta.

Final

   No deja de ser llamativa la reducida superficie del partido de Bahía Blanca, el tercero en población del interior --sin considerar el conurbano-- pero ocupa el puesto 51 por su extensión territorial (sobre 135 municipios).

   Sus 2.247 km2 representan el 0,73% de la superficie provincial, con el 1,93% de su población. Claro que hay partidos más reducidos y, si se quiere, ajustados. Lanús, por caso, tiene 459 mil habitantes en 33 km2, o La Matanza, donde viven 1.775.000 en apenas 325 km2.