Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Saavedra: en la ermita Nuestra Señora de Luján de la Sierra se vivió la pasión de Jesús

El clima se adhirió a la tradicional representación.

La representación de Jesús, en la cruz, con los ladrones. / Fotos: Agencia Saavedra.

   Con la incorporación del joven Alejo Aguirre en la figura central de Jesús, se revivió este viernes —en la Ermita Nuestra Señora de Luján de la Sierra de Saavedra— la 22° edición del Vía Crucis Viviente.

   La interpretación de la pasión, muerte y gloriosa resurrección del Salvador inició a las 20.15, tras una breve presentación recordando al impulsor de esta iniciativa, el extinto capellán, monseñor Luis Carlos Montero.

   Jesús ingresó, tal como lo marca la escritura, montado en un burro que cedió en la ocasión el Haras Nahuel, de Julio Conter, en Goyena, contando con la colaboración de Eduardo Aguirre y Luis Fernández.

   Los doce apóstoles que acompañaron a Jesús en la última cena montada en el tradicional altar de piedra del santuario fueron Pablo García; Alfredo Oscar Berardo (Pedro); Alberto José Jaled (Santiago); Nelson Agosta (Juan) y José Arturo Cabral; Carlos Dailoff; Osmar Peralta; Gustavo Aguirre; Juan Carlos Moglie; Francisco Meli; Hugo Agosta y Héctor Placánica.

   Se rememoró el lavatorio de pies, la institución de la eucaristía y el sacerdocio.

   Las distintas secuencias fueron seguidas por cinco relatores: Ariel Cutini, quien tomó la voz de Jesús; Ailén Bigurrarena; Carlos Mansilla; Telma Cassano y Silvio Ikes.

Los relatores de la presentación.

   Luego se compartió la traición de Judas, la salida de Jesús y sus díscipulos al monte de los Olivos, el apresamiento de Jesucristo, la actuación de los soldados encabezados por el centurión romano (Diego Graff), el juzgamiento y posterior condena a muerte donde Carlos Bittner tomó el rol de Poncio Pilato y el criminal libre Jesús Barrabás (Carlos Goñi).

Jesús en el pretorio de Pilato. 

  Allí se apreció el sufrimiento del Mesías con la cruz a cuestas, la presencia de la Virgen María encarnada por Sandra Herrero; el Cirineo que ayuda a llevar la cruz por medio de Eusebio Quiróz; las mujeres llorando; la Verónica (Alicia Biasoli de Castelli) que seca el rostro sufriente de Jesús y donde sus rasgos quedan estampados en el lienzo y las caídas hasta llegar a la crucifixión.

Los azotes a Jesús.

   Durante la hora y veinte minutos que insumió la representación las distintas escenas estuvieron acompañadas por un coro en vivo coordinado por la joven Corel Bigurrarena y asistida por Horacio Bonetti, Gerónimo González, Alejandra Gil, Nicolás Rodríguez, Emanuel Goñi, Luján González y Juana Garmendia.

   Al bajar a Jesús de la cruz, el coro interpretó la canción La esclava, donde la Virgen María sostiene a su hijo muerto junto al apóstol Juan.

Jesús, muerto, descansa en el regazo de su madre María.

   Las últimas escenas fueron el sepulcro donde descansó Jesús, la presencia de los ángeles a cargo de María Luz Reser, Ailén Castro y Azul Arné, las mujeres que iban a ungir a Jesús con el perfume según la tradición judía: María Magdalena (Constanza Filócomo); María; la madre de Santiago (Ana Mariel Bonetti) y Salomé (Marta Simonetti).

   También se apreció el diálogo de estas mujeres con Pedro y Juan, anunciando la resurrección de Jesús y su presencia con el cuerpo glorioso en el cerro elevado, marcando lo que había señalado que, al tercer día, resucitaría de entre los muertos.

Los representantes del coro en vivo.

   Mientras el coro cantaba: “Gloria a Dios y paz a los hombres que ama el Señor".

   La escena final marcó el descenso de Jesús junto a los ángeles y a todos los que realizaron la representación del Vía Crucis ante el aplauso de todos.

   La coordinación estuvo a cargo de Mónica Uñates de Garmendia, con la asistencia de Bautista Alvarez y el apoyo de los Misioneros de la Ermita, quienes al concluir ofrecieron un servicio de cantina.