Cristian Zapata: “Todavía miro los videos, las fotos y me emociono”
El bahiense, que fue campeón Mundial de Tiro de Precisión en 2013 en nuestra ciudad, se vino desde Chaco, donde reside, para pasar la Navidad con su mamá Mirta. Y de paso jugó un octogonal invitado por el club Almafuerte.
Por Javier Oscar Schwab / [email protected]
(Nota publicada en la edición impresa)
En su vida como deportista siempre se llenó de buenos recuerdos, y también de nostalgia. Para Cristian Zapata venir a su querida Bahía Blanca es como introducirse emocionalmente en un pasado repleto de felicidad.
Su infancia en el barrio Noroeste, sus primeros pasos corriendo detrás de los pantalones de papá Roque en el club El Danubio, los inicios en las bochas de la mano de la familia Catini, los primeros clubes anidados a su historia como deportista (Colón, Catamarca y Almafuerte) y su talento para ponerse la casaca del seleccionado argentino y tocar el cielo con las manos.
“Todavía miro los videos, las fotos y me emociono, porque es algo que nunca más voy a volver a vivir”, dijo Cristian Zapata, recordando aquella tarde de noviembre de 2013, cuando se coronó campeón del mundo en Tiro de Precisión (Zerbín), en el predio de la Corporación.
El campeón del mundo los puso a todos de rodilla.
--Te arrodillaste tras el tiro que falló el esloveno Davor Janzic, que era el campeón.
--Primero se acercó Diego López, con su camarita. Luego mi papá (Roque) y más atrás el “Gurí” (Hipólito) Hernández. Me largué a llorar y me llevaron en andas.
--El estadio explotaba.
--La gente de Bahía acompañó. Las tribunas llenas, los gritos después de cada acierto... La gente iba con los chicos, con criaturas; se juntaron hinchas de todos los clubes.
--La clasificación fue complicada.
--Quedé afuera y pasó algo insólito. El técnico (José Gáspari) me pasa la mano por la cabeza: “Quedate tranquilo que el que va a tener problemas voy a ser yo...”. No tenía el consenso en toda la dirigencia. De los 16 había 14 clasificados. Yo compartía puntaje con un alemán, ambos con 13 puntos, y entramos por la ventana.
--Ahí te liberaste.
--Totalmente. Quedé sexto en la ronda de 16 y luego tercero en cuartos. En la final hice 21 puntos, dos más que el esloveno.
--¿Qué pensaste en el último bochazo al chico?
--Estando en el predio, antes de la final, se acercó el querido "Negro" Prusingue. Gáspari no lo dejaba pasar, pero yo lo autoricé. Y me dijo: “Esto es fácil, te va a tocar tirar un bochazo para ganar y vos tenés que pensar qué fue lo mejor que te pasó en tu vida”. Cuando llegó el momento me acordé. Pensé en el nacimiento de Luiz Otávio, mi hijo.
--¿Te agrandaste?
--No se me iba a escapar. El estadio explotó, y eso que si el esloveno pegaba era bicampeón. Lo miré, pero arrancó de costado y el tiro le salió torcido. Después, la locura...
Si, la locura. Y el sueño cumplido.
Medalla y camiseta, en el museo de la Difunta Correa
Orgulloso. De su hijo, Luiz Otávio, quien vive en San Pablo. "Lo visito para las fechas especiales y tengo buena relación con mi ex mujer (Adriana). Cuando voy jugamos a las bochas. Lo llevo al club Los Mininos. Tiene 9 años y es un excelente alumno".
El gesto. “De mi hijo, que para su cumple (20 de octubre) le pidió a los invitados que llevaran de regalo una canasta de comestibles para donar a la iglesia del barrio San Bernardo. Juntó 60 cajas y lo felicité por esa acción".
Devoto. "De la Difunta Correa. Hicieron un cuadro en el Museo donde está la camiseta y la medalla del Mundial 2013, además de una foto de mi hijo y la frase: 'Fuerza Argentina, Zapata campeón. Te amo papá'. Junto a los guantes de Monzón y de Nicolino Loche".
Navidad con mamá. "El motivo de mi visita es pasar la Navidad con mi mamá (Mirta) después de tanto tiempo que no lo hacía. También pienso darme una vuelta por Tornquist, para verlo a Roque, y reencontrarme con mis hermanos: Roberto, Diego y Alan".