Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Cuando una mujer dice NO es NO

   Las mujeres estamos peleando por nuestra dignidad desde hace muchos años, aunque no siempre hemos sido escuchadas sin juzgar.

   Pero ya basta!!! Decimos todas. Estamos decididas a pelear por nuestra dignidad, como lo canta Lila Downs

   Esta columna se llama sexualidades porque nuestro interés es abordar el tema de la sexualidad humana desde sus distintas dimensiones. La biológica, la psicológica, la espiritual, la cultural, la social, la antropológica, etc.

   Si bien, los temas que más atraen en esta columna están vinculados en su mayoría a un perfil más sexo genital, nuestra idea es informar, compartir temas actuales, algunos gustan otros no, otros enojan, molestan, pero desde este espacio queremos compartir temas que nos atraviesan a todas y a todos, porque todas y todos somos seres sexuados desde el momento de la concepción y hasta el último día de nuestras vidas. Y en temas de sexualidad todas las personas estamos involucradas.

   En los últimos días y desde hace ya bastante tiempo estamos escuchando en los medios, viendo y viviendo cosas realmente terribles respecto del maltrato y la violencia en contra de las mujeres.

   Muchas de las que callaron se están animando a hablar y las que no hablaron están siendo apoyadas y animadas para hacerlo. Solo una mujer que ha sufrido algún tipo de abuso sexual, sabe lo que se siente, no solo en el cuerpo sino en alma.

   Y en rigor de verdad, el número de mujeres abusadas es altísimo, razón por la cual entre todas estamos luchando por nuestra dignidad. Y muchos varones también nos están acompañando, sosteniendo y hasta llorando junto con nosotras.

   Cuando dicen irrespetuosamente “porque no hablaron antes”, es porque no saben todo el sufrimiento, el miedo y la vergüenza que una mujer siente después de un hecho tan aberrante.

   El miedo a que no nos crean, a que nos culpen, nos acusen de haberlo provocado, el miedo a perder el trabajo, a que nos señalen con el dedo, el miedo al qué dirán, el miedo a ser juzgadas. El miedo…..

   Muchas mujeres han callado y callan por temor, por vergüenza, porque denunciar es exponerse a que se las juzgue con las preguntas que ya estamos acostumbradas a escuchar.

   ¿Y…vos que tenias puesto? ¿Pero estas segura que no lo provocaste?

   Y preguntas y más preguntas que acusan sin piedad a la víctima, revictimizándola una y mil veces después del abuso.

   El “MIRÁ COMO ME PONES” de Juan Darthés, es una acusación. Pero no es el único. Hubo y hay muchos Juan Darthes dando vueltas por la sociedad, hay muchos como él acusando y acosando a las mujeres, como si fueran las culpables de que ellos no puedan contener sus impulsos salvajes de querer perpetrar un cuerpo que no les pertenece.

   La ideología patriarcal ha situado a la mujer en una condición de inferioridad, quitándole su condición de sujeto, cosificándola, colocándola en lugar de objeto. Un objeto que supuso era de su propiedad, algo de lo cual él puede disponer a voluntad.

   El cuerpo cosificado de la mujer fue convertido por algunos hombres como simplemente una cola a la cual pueden tocar sin permiso, a la que pueden apoyar con su pene sin que nadie se lo haya pedido o agarrar los pechos.

   Generaciones de mujeres han soportado y soportan relaciones sexuales terribles, han mordido la almohada mientras eran o son en la actualidad penetradas sin desearlo, tanto por vía vaginal como por vía anal, soportando no solo el dolor físico sino también el dolor emocional de ser obligadas a realizar prácticas sexuales que no disfrutan, no pidieron, ni desean.

   Duele escucharlas cuando se atreven a contar los que les pasó o lo que les pasa.

   Duele sentir que a veces el cuerpo no alcanza para abrazarlas, ni alcanzan las lágrimas para llorar con ellas.

   Desde esta columna decimos basta, “No sufran en silencio los abusos” como lo reza el himno “Grito de mujer”, gritemos, denunciemos, hablemos, visibilicemos, desnaturalicemos y acompañemos para que esto termine de una vez.

   Sigamos luchando por nuestra dignidad.