Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Viene el padre "Pepe" Di Paola a inaugurar el Hogar Casa Luján

El referente de los curas villeros de Buenos Aires acompañará al padre Javier Di Benedetto en la apertura del Hogar de Cristo “Casa Luján”, en Moreno 220.

Fotos: Pablo Presti-LaNueva.

Laura Gregorietti / [email protected]

   Se llama Javier, pero en el "ambiente" lo conocen como "Java". Entra al Hogar Casa Luján, también llamado "Calle Belén" y todos lo saludan. Lo esperan para almorzar.

   El hogar, ubicado en Moreno 220,  tendrá su inauguración oficial el martes que viene, a las 16, con la presencia del arzobispo Fray Carlos Azpiroz Costa y el cura villero Pepe Di Paola, quienes oficiarán una misa en el lugar. Previamente, a las 10, en el Centro Histórico Cultural de la UNS (Rondeau 29) el Padre Pepe con el equipo de Pastoral de Drogadependencia brindarán una charla abierta donde se referirán al abordaje comunitario de las adicciones, desde la experiencia de hogares de las Villas.

   En los Hogares del Cristo la consigna de trabajo, la que los motiva a trabajar por el otro, partió del hoy Papa Francisco, por entonces Cardenal en Buenos Aires, cuando lavaba pies en el Jueves Santo.

   "El les decía a los curitas villeros y voluntarios de los Hogares de Cristo que 'reciban la vida como viene'. Sin preguntas ni cuestionamientos. Y eso hacemos acá, recibimos a los chicos con un plato de comida en la mesa, un 'cómo estás', un abrazo y un 'sentíte parte'. Las puertas de este lugar siempre están abiertas", destacó el padre Javier Di Benedetto, de 34 años, nacido en Avellaneda y bahiense por adopción desde los 6.

   El padre Javier contó que el vínculo principal, lo armaron con los chicos que limpian vidrios, cuidan coches o venden diferentes artículos por la Plaza Rivadavia.

   "Allí confluyen pibes de todos los barrios. Nos juntábamos a tomar mate y de a poco, se fueron acercando, cada uno con su problemática y sus vivencias, que no son pocas. Yo como sacerdote trabajo de manera específica  en drogadependencia y adicciones y nuestros referentes en la Pastoral, que es nacional, son los 'curas villeros' como el Padre Pepe y los que trabajan en las villas 1-11-14 del Bajo Flores o la 31, de Retiro, las más complicadas".

   "Y con el tiempo y el frío del invierno se hizo más notoria la necesidad de contar con un espacio físico. Acá tenemos el almuerzo, como lugar de encuentro, los chicos cocinan,la nutricionista les enseña a cocinar, tienen huerta, taller de alfarería, de música y guitarra y profesionales a su disposición que trabajan con ellos. Y con los chicos que se acercan y están en una etapa complicada con el tema droga, los que se acuestan y se levantan con la sola idea de drogarse, son derivados a centros más complejos de internación en Buenos Aires o al sur, porque aquí no contamos con un lugar específico para su atención. Esto, como dispositivo de dia, queda corto".
Javier enfoca su mirada y explica que lo reconforta que la gente no lo reconozca como un "cura", que su vida como sacerdote se ve "redimensionada" con todo lo que le toca vivir con los chicos y los estragos que les  causa la droga.

   "Me da alegría poder ayudarlos, pero es una felicidad rara, porque tener que atender a nuestros pibes que están tan rotos, es muy triste. Y es algo que crece, esta rotura social crece y se ensaña con los más vulnerables, que cada vez tienen menos oportunidades. Y no es que uno está a favor o en contra de un gobierno o de otro, notamos una fragmentación social que va en picada y si bien es verdad que ciertas políticas públicas no ayudan, hay una constante que marca esa enorme caída en los últimos años", cerró.

El padre bahiense por adopción

Su vida. El padre Javier Di Benedetto tiene 34 años, nació en Avellaneda y llegó a Bahía a los 6 años. El primario lo cursó en la Escuela Nº4 y el secundario, en el Ex Nacional. Cursó en la UNS y en el Conservatorio la carrera de Educador Musical, que le gustaría en algún momento terminar.  Durante 8 años estudió en el seminario de Mercedes. 
Carhué. El primer destino del padre Javier fue en Carhué, en el centro de recuperación Fazenda. Luego recaló en la Catedral y Santa Lucía, en nuestra ciudad.