Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Mónica Cid: "Micaela era una luchadora y pienso seguir sus pasos"

A un año de la desaparición, así la describieron su madre, la mejor amiga y dos mujeres que la conocieron.
Fotos: Facundo Morales-LN.

Por Claudio Rodríguez Kiser / crodriguez@lanueva.com

   “Era una nena muy alegre, muy feliz. Siempre fue tremenda. Tenía esas ideas locas como disfrazarse, imitar o pintarse. Ella era feliz, muy feliz. Tengo el recuerdo que era mimosa, de tocarte el pelo o tratar de darte el beso como sea, era pegajosa. Siempre decía que yo era igual a ella. No sé si lo hacíamos para llamar la atención o porque estábamos solas, pero continuamente nos molestábamos con cariño”.

   Mónica Cid observa una de las tantas fotos de su hija Micaela Ortega esparcidas sobre la mesa y ese recuerdo, tierno y dulce, mitiga aunque sea solo por un instante el inexplicable dolor que le provoca su muerte.

   Hace un año, “Mica” salió de su casa de Belisario Roldán al 2200 para no regresar. Cayó en la trampa de un desconocido que la engañó y asesinó.

   Reunidas alrededor de una mesa, su madre, su mejor amiga y dos mujeres que la conocieron, encontraron la forma de recordarla y transmitir su esencia.

   “Lo que más me duele es que si yo me hubiera tirado a morirme, como necesito, la muerte de `Mica´ queda como una más. Todos estos cambios que se están produciendo son gracias a ella, a que estoy de pie y a toda la gente que me sigue. Pero no es justo. Esto va a cambiar de alguna u otra manera. Micaela era una luchadora y pienso seguir sus pasos. Me enseñó hasta el mismo momento antes de su muerte. Se defendió hasta el final. Algo vamos a lograr”, asegura Mónica.

   Mira una de las fotos y asegura que cuando estaban en casa “cada una en su mundo. Ella con la música muy alta y yo con ataques de viejazos para que la bajara y pudiéramos charlar. Estaba descubriendo un nuevo mundo y yo intentaba ser la madre compinche, aunque a la vez le marcaba ciertas cosas que no estaban bien. Peleábamos desde la mañana a la noche, por cómo se quería peinarse o por su manera de hablar, aunque entendí que era parte de su adolescencia”.

   Ornella Salerno, que era su mejor amiga, dice que “era muy alegre y en la escuela estaba siempre riéndose”.

   “Nos acompañaba siempre en todo. Con ella fuimos a la escuela juntas desde primer grado, aunque nos hicimos amigas en sexto. De primero a quinto no nos llevábamos muy bien. Ella era muy bruta y como yo tenía problemas de artritis me daba miedo y me alejaba. Cuando crecimos un poco nos fuimos pareciendo más, en sexto nos hicimos amigas y después del viaje de egresados a Sierra de la Ventana fuimos mejores amigas”.

   Guadalupe Albacete, madre de Ornella, explica que “Micaela era de abrazar, de besar o hacer upa, y por eso ella (por su hija) tenía miedo al principio. Ellas se juntaban muchas veces a hacer las tareas y casi siempre venía los viernes a comer un asado que hacía mi marido. Después los sábados nos turnábamos para llevarlas a comer hamburguesas”.

   Mónica interrumpe y comenta que su hija “quería ser veterinaria o maestra de escuela especial. Tenía adoración por los animales y los niños con dificultades. Tenía un don para servir”.

   Precisamente, Guadalupe recuerda que “cuando mi hija estaba operada y en sillas de ruedas, se peleaba por llevarla y era quien tenía siempre la voluntad de ayudar. Algo que era trágico lo convertía en alegría, porque además era de hacer bromas y tenía la capacidad de improvisar un chiste. Todo lo hacía con entusiasmo y era muy expresiva”.

   A Ornella le vino a la mente el viaje de egresados en Sierra de la Ventana.

   "Nos tocaron habitaciones separadas, pero estábamos todo el tiempo juntas. Cuando comenzamos primer año, los profesores nos retaban seguido porque hablábamos mucho y nos reíamos toda la clase”.

   Silvia Mitoire, que pertenece al Club Danubio, explica que “Mica” llegó en 2010 a la entidad y que la destacaba “su desparpajo y simpatía”.

   “Siempre estaba con una sonrisa en la cara, saludaba a todas las mamás de patín con un beso. En su grupo se destacaba, era la más revoltosa, pero a la vez dulce y cariñosa”, finaliza.

Una chica con carácter

   Micaela iba a ser Paloma, aunque su mamá recuerda que antes de que naciera decidieron dejar de lado ese nombre porque “temíamos que la carguen cuando sea grande”.

   “Por eso, con el papá (Claudio) decidimos cambiarlo. Aldana es porque así se iba a llamar mi hijo mayor en caso de ser nena”.

   Admite que era “una lucha constante” lograr que se durmiera temprano y levantarla al otro día para ir a la escuela.

   “Los fines de semana lo planeábamos para ella. Ese vacío que hoy tengo es porque me di cuenta que no tenía vida. Mi mundo giraba alrededor suyo”.

   Mónica confiesa que su hija "escuchaba música muy rara, que iba desde rock nacional hasta una cumbia pesada. Éramos dos polos opuestos. Se identificaba más con la música de mi hijo mayor, no con la mía".

   Recuerda que a "Mica" le gustaba vestirse bien, con ropa de última moda, "aunque teníamos que ceder ciertas cosas cada una un poco.

   "Ni usaba la calza súper ajustada ni el jeans tipo bolsa que yo pedía. Ella igual tenía su carácter y si no le gustaba no se lo ponía”.

Las palabras de su amiga

   Ornella entregó a La Nueva. un poema que escribió y un video que realizó para recordar a Micaela.

   “Siento que muero al pensar que ya no podré verte ni abrazarte. Fuiste una de las personas más importantes en mi vida y perderte me lastimó y mucho. Hubo un antes y un después de que desapareciste; a pesar de que tuve otras dificultades en mi vida, tu ausencia me hizo tener miedo de la vida. Nunca te voy a olvidar, te lo prometo. Siempre tendrás mi amistad, así estés en el cielo.

   Nunca entenderé por qué partiste de esta vida tan joven, por qué alguien de creyó con el derecho de arrebatarte la vida, recién empezábamos a vivir. Desde que te has ido siento un dolor grande en el pecho y muchas ganas de llorar. Solo pido que algún día podamos volver a estar juntas, y que tu ausencia no sea en vano.

   Sabré que detrás de una estrella estarás tú para cuidarme, como lo hiciste siempre.

   Para mi eres lo más grande que tuve en la vida, no sabes cuánto te necesito a mi lado.

   Me siento decepcionada de la vida porque me quitó a una de las personas que más he querido. Ojalá estuvieras acá para darte ese último abrazo que nunca te di".

   Y sé que nunca voy a olvidar tu voz aunque pierda la memoria, te amo donde sea que estés”.