“El hilo rojo”, fuera de los parecidos
Por María Inés Di Cicco / [email protected]
Cuentan antiguas leyendas orientales que el dios de la Luna ata con un hilo rojo a las personas que están destinadas a amarse. No importa dónde estén los predestinados, ni el tiempo o el lugar en que el encuentro sucederá. Este cordón mágico estirará o enredará, pero nunca se romperá.
Paralelismos posibles aparte --dado el romance que unió a los actores María Eugenia Suárez y Benjamín Vicuña durante el rodaje-, El hilo rojo, escrito y dirigido por Daniela Goggi (Abzurdah) es de la clase de historias que pueden disfrutar los amantes del romanticismo a ultranza.
Si se trata del cinéfilo que se embebió de los vaivenes de Enamorándose (Ulu Grosbard, 1984) o con Los puentes de Madison (Clint Eastwood, 1995), encontrará en esta nueva historia la fórmula para acelerar los latidos en 90 minutos de sesión. Si es un público más joven, quizás no sea el mejor plan para un chico, aunque "su chica" estará feliz de que la acompañe.
Aquí se cuenta con una mujer y un hombre jóvenes, enamorados a primera vista y beso en un vuelo de aerolínea, y separada por las circunstancias cuando el flasheo prometía avanzar.
El reencuentro entre ambos se da siete años más tarde, y para entonces Abril y Manuel transitan vidas por separado. En ambos casos son felices y tienen parejas exitosas y admiradas, dentro y fuera del hogar.
Pero aquellos que no pudieron ser, parecen estar unidos por el hilo rojo de la leyenda y sin importar cuánto tironeen de él, la atracción será inevitable.
Clishés, en este cuento los hay. Son excepcionales losdramas románticos que han prescindido de ellos. Y algunas situaciones parecen enlazadas a la fuerza, incluso aquella que justifica el título.
Pero en términos generales, El hilo rojo es una película bien lograda, con una cámara que logra capturar la pasión entre los personajes que --nobleza obliga a admitir-- cuesta mucho desprender de la realidad que vivieron quienes los interpretan. Y dado que la historia abarca mucho más que erotismo, y los conflictos y las consecuentes angustias asaltan a quienes los viven, estos también aparecen plasmados con fidelidad.
Y en esto hay que destacar las labores del actor español Hugo Silva y la local Guillermina Valdés, como los terceros implicados.