“De mil amores”, con Amelita Baltar
La cantante Amelita Baltar , quien regresa de una gira por Japón, presenta este fin de semana su espectáculo "De mil amores" en Café Vinilo (Gorriti 3780, Buenos Aires), en el que, decidida a mostrar "una Amelita total", interpreta un repertorio que contempla piezas folklóricas, tangos clásicos y boleros.
Con 75 años de edad y una vitalidad arrolladora, Amelita disfruta de un gran momento y, regocijada por el cariño que recibió en Tokio donde fue ovacionada por más de 2.000 personas, decidió encarar sus conciertos en el reducto del barrio porteño de Palermo --uno el domingo pasado y otro el domingo próximo a las 21--, dándole menos espacio a la obra de Astor Piazzolla.
Dijo basta
"Le estoy dando plata a Piazzolla desde hace años y dije basta", disparó en charla la intérprete que trabajó con el genial compositor y bandoneonista a lo largo de siete años y que también fue su pareja.
Si bien no deja de ser "un recital de tango", Amelita contó que en "De mil amores" interpreta las canciones que "cantamos con mis amigas cuando vienen a casa, boleros y folklore que mamé de chiquita --entre sus referentes nombró al gran "Cuchi" Leguizamón y a Los Chalchaleros--, además de tangos bien tradicionales como En esta tarde gris y Fuimos".
Clásico, popular y un pase didáctico
"Quería que fuese la Amelita total la que cante. Así me conoció Piazzolla en el 68', cantando folklore, le gustó mi modo de decir y me llamó", recordó la intérprete que enseguida se sumó al trabajo que Astor estaba haciendo junto Horacio Ferrer, operita María de Buenos Aires, estrenada ese mismo año.
"Yo me pasé 45 años sin cantar la operita, la viuda no quería que yo la cantara. Sin embargo la hizo cuanta mina que cantara tango. Ahora la quiero volver a hacer", indicó Amelita, quien también saltó a la popularidad con Balada para un loco (1969).
En estas presentaciones íntimas a las que define como "café concert", Baltar está acompañada por el pianista Aldo Saralegui.
"Allí me doy el gusto de hacer tangos y hago un enganchadito de folklore con Piazzolla y Atuahualapa Yupanqui, y otro de boleros que dura 10 minutos", acotó.
"A la gente le pasa algo conmigo --continuó--. El cantante de tango se para y canta; yo camino, me muevo porque lo necesito. La actriz que siempre quise ser y que la vida no me llevó a ser, se fue metiendo dentro de la canción. Cada vez que canto sale un andar por el escenario, soy una cantante de tango diferente" .
La voz en regla
Con 53 años de recorrido y luego de haber pasado unos días soñados" en Tokio y de un paseo por París, Amelita aclaró: "No me agrando, disfruto de la vida porque yo soy así, no tengo cirujías, y con mis 75 pirulos me pongo bikini, camino mucho, no paro, y tengo la voz en regla", explicó.
En relación al cariño que recibe de los jóvenes, la artista sostuvo que está ligado a que "tengo mi alma rockera, de hecho en el disco Nuevos Rumbos, junto a Fito Páez, Pedro Aznar y Luis Salinas, entre otros", evocó.
Con programa de radio
Actualmente conduce su programa en la FM 2 x 4 "El Nuevo Rumbo" todos los jueves. Incursiona en el tango electrónico y acaba de editarse su último disco, Amelita Baltar canta Vinicius y Piazzolla, donde incursiona en la bossa nova.
A mediados de 2016 saldrá al mercado CD y DVD grabado en vivo en el Teatro Solís de Montevideo junto a la Orquesta Filarmónica de esa la capital provincial.
Se sintió Carlos Gardel
Como les sucede a muchos artistas, Amelita no es ajena al famoso dicho que dice "nadie es profeta en su tierra", ya que admitió en el exterior se siente más reconocida que en su país: "En Japón me sentí Carlitos Gardel, hasta hice una charla en la sociedad cervantina sobre mi vida, en Medellín me ovacionaron y me decían 'maestra' todo el tiempo', son cosas que dan alegría, placer, volvés con el espíritu bárbaro", concluyó Amelita.
Un talento inigualable
Desde sus comienzos como cantante folklórica, Amelita Baltar se destacó por su voz y el talento dramático que se manifiesta en sus interpretaciones.
Su primer disco como solista en 1968, la lleva a obtener el premio revelación en el "Festival nacional del disco".
En ese mismo año es escuchada por Astor Piazzolla quien la invita a protagonizar su operita María de Buenos Aires. Fue el comienzo de una larga y fructífera unión.