Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

San Borondón, aquella isla fugitiva del bello archipiélago canario

El sitio español tiene 7 islas que reciben 12 millones de turistas. En la comunidad autónoma del Atlántico la leyenda instaló una octava isla fantasma.
San Borondón, aquella isla fugitiva del bello archipiélago canario . Turismo. La Nueva. Bahía Blanca

Corina Canale

[email protected]

En el incierto límite entre la realidad y la fantasía, allí donde lo cierto y la leyenda se amalgaman, aparece la historia de San Borondón, la isla con forma de pez que aparece y desaparece envuelta por las brumas oceánicas.

Con la certeza del siglo XXI, diremos que el Archipiélago de las Canarias tiene siete islas de origen volcánico.

Cuatro de ellas, El Hierro, La Gomera, La Palma y Tenerife, constituyen parte de la provincia de Santa Cruz de Tenerife.

Y las otras tres, Fuerteventura, Gran Canaria y Lanzarote pertenecen a la provincia de Las Palmas.

Todas integran una de las regiones ultra-periféricas de la Unión Europea.

La leyenda, o no, de la octava isla, se remonta a la expedición que emprendió, en el año 516 d.C., el sacerdote irlandés San Brandán, en una frágil embarcación y con 14 monjes.

Durante siete años los religiosos llevaron el evangelio a tierras desconocidas, soñando con encontrar, en esos mares lejanos, el paraíso terrenal.

En sus escritos el monje dice haber llegado a una isla de arenas negras, donde el sol nunca se ponía y los árboles se doblaban por el peso de las frutas.

Contó haberla divisado cerca de El Hierro y que, al acercarse a ella, la bruma la envolvió y desapareció.

También relató encuentros con demonios del mar, que vomitaban fuego y haber bajado con sus hombres en un pequeño islote para oficiar misa.

Luego, al encender una fogata, lo que creían tierra firme comenzó a sacudirse, porque, en realidad, era el enorme lomo de una ballena.

El mito, o no, de la fantasmagórica isla llegó hasta el Medio Evo, donde los cartógrafos la situaban como parte del archipiélago y creían que era una porción de tierra errante desprendida del continente americano.

La “octava isla” también figura en los mapas de 1367 de los hermanos Domenico y Francesco Pizzigano, cartógrafos venecianos que algunos dicen eran padre e hijo, quienes las llamaron “Las Islas Afortunadas”.

Ellos decidieron ir más allá de los circuitos ya recorridos por el Mediterráneo y el Mar Negro, y adentrarse en rutas marinas desconocidas del océano Atlántico y los mares Báltico y Caspio.

Otro que en 1476 las incluyó en sus mapas fue el cartógrafo florentino Paolo dal Pozzo Toscanelli, atento lector de las aventuras del explorador Marco Polo.

Mientras tanto, el ingeniero militar italiano Leonardo Torriani las menciona en su libro “Descripción Histórica del Reino de las Islas Canarias”, obra que concretó cuando fue invitado a la corte del Rey Felipe II.

Tal confusión se había creado en torno de la isla fugitiva, que en 1479 cuando España y Portugal firmaron el Tratado de Alcacovas, que repartía los territorios de ultramar, la isla quedó para España, “quién tomaría posesión de ella cuando sea descubierta”.

La versión más difundida y aceptada es que la isla aparece y desparece cerca de El Hierro, la más pequeña de las siete islas del archipiélago canario.

Allí, en 2014, se inauguró la Central Hidroeólica de Gorona del Viento, que la está convirtiendo en la primera isla del mundo en abastecerse totalmente con energías renovables.

La isla El Hierro fue seleccionada para tal fin por la Comisión Europea y para la Unesco es Reserva de Biósfera desde 2000 y Geoparque desde 2014.

En su geografía se destacan campos de lava desérticos, bosque de pinares, pastizales y plantaciones de plátanos.

Se la conocía como “Isla Meridiano”, o “Isla del Meridiano Cero”, y se le atribuía al astrólogo y astrónomo greco-egipcio Claudio Ptolomeo haber situado allí el “Meridiano de Origen”, vigente hasta 1884, cuando los británicos impusieron el nuevo meridiano de Greenwich.

Ptolomeo impulsó la teoría de las esferas y otras que dominaron el pensamiento científico hasta el Siglo XVI.

El planeta no deja de girar y la isla, misteriosa y esquiva, se deja ver, pero no mucho.