Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Tom Hanks recrea con “Sully” la hazaña de un piloto en un río helado

El 15 de enero de 2009, Chesley Sullenberger salvó 155 vidas al ameriza un Airbus 320 sobre aguas heladas sin que se registraran daños personales. Una acción que muchos llamaron “el milagro del Hudson”.
Foto: "Sully"

El 15 de enero de 2009 el mundo presenció el “milagro del Hudson”, cuando el Capitán “Sully” Sullenberger realizó un aterrizaje forzoso sobre las frías aguas del río Hudson, hecho que lo convirtió en el héroe y salvador de los 155 pasajeros y tripulantes del avión a su mando.

Sin embargo, a pesar de sus maravillosas habilidades y el interés de los medios de comunicación y el público en general por su aclamada hazaña, "el milagro del Hudson" provocó una intensa investigación oficial que estuvo a punto de acabar con la carrera del piloto. Para recrear al héroe y las tensiones que padeció, Hanks se dejó dirigir por primera vez por Clint Eastwood en Sully: hazaña en el Hudson.

Entre ambos han creado una película intensa, real, donde, como siempre, Hanks termina convertido en un héroe ordinario rodeado de circunstancias extraordinarias.

En Los Ángeles, Hanks habló sobre Sully, Clint Eastwood y la idea del héroe americano.

-¿Fue estresante rodar la escena del amerizaje?

-La grabamos durante semanas desde diferentes ángulos. Hubo uno o dos momentos en los que me pareció estar viviendo el amerizaje. Fue tan real que llegó a darme miedo. Así de espectacular fue la ficción de Eastwood (ríe). En ningún momento sentí que podría perder la vida pero nuestra reputación profesional estaba en juego. Hemos puesto todo de nuestra parte para conseguir que esas secuencias sean lo más verídicas posible.

-Aprendió a pilotar aviones para interpretar al personaje…

-Soy un profesional, imitar a los demás es lo que hago para ganarme el pan. Si fuera plomero sabría instalar las canillas del baño, sin embargo soy actor. He aprendido a copiar cada detalle de los personajes reales que interpreto y solo hay una forma de hacerlo, arremangarse la camisa y disfrutar con el trabajo. De todas formas, no se trata de hacer una parodia de Sully, sino conseguir que el público entienda lo que vivió durante aquella experiencia; he intentado poner de mi parte, añadir aquí y allí.

-¿Qué fue lo que más le sorprendió?

-El procedimiento de cómo deben comportarse los pilotos. Cuando el avión cierra la puerta los pilotos no tienen permitido mantener ningún otro tipo de conversación que no sea sobre el vuelo hasta que alcanzan la altitud de crucero. No pueden decir "qué has comido hoy" ni si su bife estaba o no rico. La Federación Aeronáutica de Estados Unidos no lo permite. Ellos solo pueden contestar a la torre sobre el vuelo. Nosotros hemos añadido una frase que está prohibida, "qué día más bonito sobre el río Hudson", y la repercusión que esa frase ficticia ha tenido entre los pilotos me ha sorprendido.

-¿Por qué no pueden hablar?

-No pueden hablar hasta que alcanzan la altitud de crucero, normalmente 35.000 pies. Creo que es porque el despegue es un momento crítico

-Sully representa el heroísmo americano. ¿Cómo entiende usted el concepto del héroe?

-Soy un espectador del heroísmo. Para mí un héroe es alguien que se arriesga por los demás. Es una palabra que se utiliza con demasiada frecuencia cuando alguien consigue algo, y conseguir algo no siempre es sinónimo de heroísmo. Hay gente que hace lo correcto y eso no es ser un héroe; uno no debe ganar trofeos por hacer las cosas bien. Un tipo como Sully, que cada día transporta en cuatro viajes a 155 personas de North Carolina a Charlotte, es responsable. Su rutina es volar en el cielo con profesionalidad, pero son sus acciones ese día las que lo convierten en un héroe.

-Tuvo la oportunidad de entrevistar a Sully…

-Es un tipo que intimida. Tuve la fortuna de conocerlo en un evento en 2009. Después de una fiesta en Hollywood alguien me preguntó si estaría dispuesto a conocer a Sully. Me lo presentaron -a él y a su mujer, Laurie- y me pareció una combinación entre Elvis y John Wayne. Es un tipo alto, de pelo blanco, que camina con mucha personalidad. Durante un tiempo estuvimos escribiéndonos emails sobre la logística del personaje, porque para bien o para mal me ha tocado interpretarlo. Me ayudó mucho y me explicó los fallos que tenía el guion. También me manifestó sus dudas y yo traté de concebir el personaje desde su perspectiva. Lo que más me sorprendió fue al explicarme el amerizaje; cómo instintivamente supo lo que debía hacer. He bromeado antes al decir que yo soy un actor profesional y conozco mi trabajo; creo que él sabía el reto al que se enfrentaba y qué tenía que hacer para salir airoso del peligro.

-¿Limita la imaginación de un actor interpretar a una persona real?

-Hay algo realmente interesante en interpretar a una persona real porque puedes conocerla y decirle que vas a contar algo que tal vez nunca dijo pero que vas a intentar hacerlo de la forma más auténtica posible. Yo me enfrenté al papel de Sully sin una idea preconcebida, consciente de representar a un tipo que es un gran piloto. Un héroe ordinario que se ve rodeado de circunstancias extraordinarias y salva la vida de muchas personas.